3 Características de las personas emocionalmente inteligentes

Actualmente sabemos que hay personas emocionalmente inteligentes.Existen muchos tipos de inteligencia: lingüística, musical, lógico-matemática, espacial, corporal, etc. Sin embargo, tendemos a creer que la única que cuenta es la que tiene que ver con el "cociente intelectual", lo que mide sólo la capacidad de aprendizaje en algunas áreas específicas. Afortunadamente, esto está siendo reconsiderado y, hoy en día, otros tipos de inteligencia, como la emocional, están ganando terreno.La inteligencia emocional se define como la capacidad de administrar y tramitar nuestras emociones con una finalidad adaptativa.

Es decir, lo fundamental en este tipo de inteligencia consiste en saber gestionar, identificar o transmitir emociones de forma que los desafíos, cómo tomar decisiones o manipularse a nivel social, sean más simples. "El gran descubrimiento de mi generación es que los seres humanos pueden cambiar sus vidas al cambiar sus actitudes mentales."-William James-

La inteligencia emocional no está determinada por nuestra genética. Por el contrario, es sensible a la experiencia y es susceptible a modificaciones a lo largo del tiempo. Esto quiere decir que podemos aprender a ser más inteligentes emocionalmente como una gran manera de mejorar nuestras vidas. Aunque las características de la inteligencia emocional son muchas, aquí vamos a concentrarnos en tres que consideramos las más relevantes.

Trazos de las personas emocionalmente inteligentes Autoconocimiento

El autoconocimiento es la identificación de los deseos, de las aversiones y de aquello que compone nuestro mundo subjetivo. Es uno de los rasgos propios de las personas emocionalmente inteligentes y sanas mentalmente. Esto ocurre porque

este conocimiento interior les confiere una gran ventaja

a la hora de, por ejemplo, predecir su propio comportamiento ante determinadas situaciones. Esta característica implica un proceso profundo de reflexión sobre nuestras potencialidades y nuestras limitaciones. Esto generalmente involucra diferentes ingredientes, tales como la introspección, la auto-observación, la memoria autobiográfica, la autopercepción, la autoacetación y la exploración. Esta capacidad nos da el conocimiento necesario para diferenciarnos de los demás individuos y del medio.

Una persona actúa emocionalmente de forma inteligente cuando es capaz de reconocer sus puntos fuertes y puntos débiles. Esta condición le permite comportarse de una forma asertiva en las diferentes situaciones. Además, podemos decir que es un atributo que es posible perfeccionar con el paso del tiempo. Estudios recientes demuestran que no es correcto decir que todas las capacidades mentales evolucionen de la misma forma con el paso de los años. La verdad es que ocurre una caída en la velocidad de procesamiento de información. Pero, en compensación, otras funciones se potencian y evolucionan con el paso de los años. Es el caso de la inteligencia emocional: ella se ralentiza con el paso del tiempo, pero al mismo tiempo se vuelve más profunda y aguda.

Apertura al cambio

La inteligencia emocional estimula la capacidad de enfrentar con la mente abierta todo aquello que significa una mejora para nuestra vida en la dirección que deseamos. Todo está en transformación permanente. La vida es como un catálogo de oportunidades.

Por eso es importante identificar nuestras necesidades, asumirlas y enriquecernos con la experiencia. Una persona emocionalmente inteligente sabe que

cambiar por cambiar no tiene mucho sentido. En vez de eso, cuando hay razones de peso para cambiar, ella cambia, porque esto marca la diferencia entre continuar igual y estar mejor. Las personas emocionalmente inteligentes no sienten miedo del cambio.

Ellas tienen conciencia de la importancia de ser flexibles ante la diversidad de situaciones que se presentan en el día a día ya las que deben adaptarse. Ellas asimilan los cambios y las ven como una oportunidad para alcanzar los objetivos y ser más felices. Un alto nivel de inteligencia emocional en este aspecto nos permite un mejor desempeño en el campo profesional, personal y social. Nos hace más fuertes ante las críticas negativas

y también más capaces de tolerar eficazmente altas dosis de estrés. Cuando logramos dominar este aspecto, evolucionamos significativamente.Vocabulario emocionalmente amplio

La ventaja de esta competencia es que quien la desarrolla cuenta con la capacidad para definir sus emociones con claridad y precisión. Esto impide que entremos en estados de confusión y estancamiento que anularían nuestro criterio y serían como obstáculos a nuestra manera de desarrollarnos. Muchos conflictos surgen por falta de precisión a la hora de definir nuestros sentimientos, algo que causa malentendidos.Muchas personas definen su estado emocional con un "me siento mal", lo que resulta muy ambiguo. ¿Qué tipo de malestar es ese? Quien aplica la inteligencia emocional especifica la razón de su malestar, incluso con innumerables sinónimos: me siento aburrido, ansioso, frustrado, enojado, cansado, etc. Las personas emocionalmente inteligentes no ocultan sus emociones, las reconocen y tienen la capacidad de comprender las de los demás. Ellas diferencian el significado de cada emoción y el contexto en que se produce. Son capaces de controlar la magnitud de sus emociones y las expresan correctamente: no son esclavos de sus emociones. Por el contrario, ellas usan a su favor la energía que hay en ellas.