Mi abuelo era un hombre valiente, de alma humilde y mirada travieso. En su piel era posible contar años de trabajo, sin embargo, su mano siempre me pareció suave cuando me acompañaba hasta la escuela. Son muchos los recuerdos que duermen en el refugio de mi corazón, en especial sus sabios consejos. Aquellos que evoco todos los días.
Nuestras generaciones pueden haber sido muy distintas.Es posible que aquellos años en que nuestros abuelos construyeron los cimientos de sus vidas hayan tenido otros vientos y otras voces ajenas a las nuestras. Nuestro regalo marca estímulos diferentes y nuevas modas para ellos. Sin embargo, las esencias siguen siendo las mismas. De ahí que su legado de sabiduría susurrada a través de largos paseos al lado de una taza de chocolate caliente sigue siendo igualmente valioso.
"Dígame lo que haces y te diré quién eran tus abuelos." -Alejandro Jodorowsky-
Los abuelos moldean este ancla emocional y significativa a la que siempre es bueno reanudar. Sabemos que nuestras madres y nuestros padres son todo un "arsenal" en términos de consejos y directrices que siempre agradecemos. Sin embargo,evocar aquellas conversaciones del pasado con nuestros abuelos es como abrir una puerta de aire tranquilo hacia donde siempre nos gusta regresar. Porque somos unos nostálgicos irremediables. Tal vez sea porque ellos no tenían la obligación explícita de "educar", de poner reglas. Los abuelos acompañan y estimulan estos descubrimientos relajados que en la mente de un niño son siempre tan receptivos. Todo esto explica por qué, incluso viendo el mundo a través de los vidrios de un adulto, colocamos el espejo retrovisor orientado hacia las raíces de nuestra infancia.
A continuación proponemos que usted reflexione sobre una serie de consejos que muchos de nuestros abuelos nos transmitieron en algún momento.1. Usted no es mejor que nadie, y nadie es mejor que usted
Uno de estos sabios consejos que nuestros abuelos nos dejaron es el tener la mentalidad y el corazón humildes.
Ellos fueron los mediadores de muchas de nuestras peleas entre hermanos. Apagaron nuestras tensiones cuando nos molestamos con otros niños y, con voz paciente, nos alentamos a bajar nuestro ego en estos años en que todo nos parecía injusto.
Su voz paciente y sus palabras oportunas transformaban siempre las molestias en carcajadas.Sólo entonces descubríamos que nos quedábamos irritados por nada, y que la ira se iba casi como un pase de magia cuando enfocamos nuestra atención en otra cosa.
- Nuestros abuelos nos enseñaron que las peleas no resuelven los conflictos.Que creer ser más que alguien es ser menos que nadie.Ellos nos hicieron ver también que nadie es mejor que nosotros y que las injusticias empiezan siempre cuando dejamos la humildad de lado para permitir que el viento del egoísmo sople en nuestra dirección.
- 2. Usted heredará la Tierra: cuida de ella.Fueron muchas las tardes en que, guiados por las manos de nuestros abuelos, descubrimos por primera vez los ciclos de la Tierra.
- Pasamos por caminos cubiertos por hojas en el otoño y nos adentramos en aquellos bosques donde el rocío matinal cambiaba el paisaje durante el invierno. Comprendemos que entre la plantación y la cosecha es necesaria lluvia, fertilizante y paciencia. Que los árboles viven más que los hombres y que aún así las cortamos, lejos de venerar como dioses.
Nuestros abuelos nos enseñaron a amar a los animales, a mirarlos sin alterar su ambiente natural y comprender que éste es un mundo que no nos pertenece. La Tierra es sólo un lugar de paso que tenemos que respetar como seres vivos que somos. 3. Los libros son un refugio maravilloso
Nadie llega a adorar la lectura por imposición ajena.Leemos un libro por curiosidad, por placer, por imitación.
Un consejo valioso que nuestros abuelos nos transmitieron es el de divertirnos en un océano de letras. El de soñar con los ojos abiertos sumidos en las páginas de un libro.
Ellos nos animaron a dar la vuelta al mundo en 80 días, a conquistar islas misteriosas y nos exaltar como héroes de reinos olvidados en globos y submarinos. Los libros fueron el legado que descubrimos como quien deja una golosina sobre la mesa.Nos ofrecieron un refugio donde los adultos no incomodaban
y en el que nos transformamos en guardianes de un mundo privado donde podemos ser siempre el Peter Pan.
4. Después de llorar, el mundo brilla mucho másTal vez usted nunca venga a encontrar mayor complicidad con otra persona para ser tú mismo que con tu abuelo.Mientras nuestros padres nos alentamos a ser adultos y nos establecemos lo más rápido posible, anhelamos un cuello donde pudiéramos desahogarnos sobre nuestros miedos, ansiedades y frustraciones. Los adultos nos hicieron creer durante mucho tiempo que llorar es cosa de niños débiles, mientras nosotros, sintiendo aún muchos niños, continuamos la rabia y las lágrimas por miedo a ser castigados. De ser provocados.
Sin embargo, siempre podíamos contar con el mejor consuelo de nuestros abuelos. Aquel mensaje de "no es nada, ahora usted verá cómo el mundo va a brillar más" siempre ayudaba. Sabíamos que podíamos hacer eso, que podríamos llorar sin que nadie nos juzgaba, y que después de dejar las lágrimas escurrir, las cosas tomaban otra perspectiva. 5. Usted puede conseguir lo que se propone hacer
A sus ojos, éramos merecedores de todo lo que deseábamos.
Lejos de mimarnos, lo que nuestros abuelos lograron fue concedernos incentivo, autoconfianza y valor. Ellos colocaron magia en nuestros bolsillos y un par de alas en la espalda para servir de impulso. Todo esto para llenarnos de coraje a través de un amor sincero que deja marcas en nuestro corazón y en nuestra mente.
Tal vez por eso, cuando en algún momento llegamos a un abismo en las encrucijadas de nuestra vida, recordamos los consejos de nuestros abuelos.
Recordamos que tenemos alas. Que, aunque nadie las vea, ellas están ahí, sólo falta poner la mano en nuestros bolsillos para que la magia nos dé aliento una vez más, para recordar que nada es imposible.