Una de las principales señales por lo que generalmente medimos la edad de una persona es por su apariencia: la forma de vestirse, su pelo, sus arrugas ... Y, sin embargo, a veces nos sorprendimos al encontrar a alguien cuya vitalidad y entusiasmo no parecen relacionarse con sus años .
Hay personas con una energía y entusiasmo que van más allá de cualquier expectativa inicial y que muestran un deseo de vivir más grande que otras personas más jóvenes.
La edad se mide en sueños
Nadie escapa de los complejos que la edad acumula, sobre todo en la piel: el cuerpo cada vez aguanta menos, el cansancio es mayor, etc. Muchas veces el tiempo pasa sin que percibimos y, al reaccionar, tal vez veamos que no hicimos todo lo que pasamos años planeando.
De repente pasamos de los 15 a los 23 en un parpadeo de ojos, y lo mismo a los 30 ya los 40 y los 50 ... Por eso, siempre es tiempo para tener entusiasmo para los proyectos que dejamos por la mitad o para los lugares que aún no visitamos. Nunca es demasiado tarde: mientras haya deseo, habrá posibilidad. Si crees que con 40 años y algunas arrugas en tu cara no vale la pena seguir soñando, estás equivocado. Usted ya ha dado los pasos suficientes para componer su vida:ahora le toca a usted seguir joven de espíritu incluso con los años pasados. La edad: una cuestión de perspectiva
La edad, además de física, también es una cuestión de perspectiva:
es bueno no concentrarse en el hecho de que nos vamos haciendo más débiles, sino en la energía que nos queda para gastar hasta que no sobre más. Puede que las arrugas muestren esa edad física de la que hablamos, pero la edad mental nos permite seguir disfrutando de todas las oportunidades que tenemos a nuestra disposición. De hecho, no es verdad que nunca dejamos de aprender? Nunca se está viejo mientras su día a día continúa enseñando: con sus hijos, sus nietos, sus amigos, con lo que usted siente.
En lugar de estanca en lo que ya ha vivido, es bueno mirar cómo es posible aplicar esas experiencias a otras nuevas que están a punto de llegar. Las arrugas, en última instancia, son los dos lados de la misma moneda: quedamos más viejos en la superficie, vivimos más para saber ser libre de complejos.
Cada día es nuevo, vivo con voluntad Cada día que comienza es una hoja en blanco con algunas indicaciones, pero en la que lo esencial está por escribir.
Un blanco que puede reflejar, sea cual sea la edad que tenemos, siempre nuevas y excitantes experiencias. Algunos planes que tienen el poder de dar valor a las nuevas memorias, los que serán el mejor soporte para sostenernos cuando las fuerzas de nuestras piernas falla y queramos ayudar a aquellos que, como ellos dicen, acabaron de nacer.
No perder ese ímpetu es a menudo una fuente de inspiración también para aquellos que nos rodean: nuestros hijos o nietos tienen mucho más influencia de lo que pensamos. De vez en cuando mostramos que la edad puede ser una cuestión de actitud.
Sin olvidar que envejecemos y que hay aspectos de la naturaleza humana que no podemos omitir, una actitud con vitalidad nos motiva a no ceder a la adversidad. Aunque muchas cosas nos maltraten y las arrugas marquen las experiencias, seamos eternamente jóvenes en entusiasmo.