Se da mucha importancia a lo que se logra, al que se alcanza, al cuanto vencemos en la vida. Los libros, películas, reportajes se dedican a alabar las virtudes de aquellos que han vencido, que salieron de la pobreza, que se hicieron famosos, pues jamás desistieron de sus sueños. Sin embargo, pocos se acuerdan de que habrá que desistir, renunciar a muchas cosas y de algunas personas, si queremos persistir en la búsqueda de una meta. Permita desistir. Desista de correr detrás de personas que no lo incluyen en ninguno de sus planes, que apenas recuerdan que usted existe, que colocan su nombre al final de cualquier lista.
No se humilla por quien no puede ver todo lo que tiene que ofrecer. Acérquese a aquellos que sonríen al ver usted llegar, que se disponen a escuchar lo que usted tiene que decir, que responden sus llamadas, sus mensajes, su mirada. Desista de invertir en lo que no tiene futuro,
de gastar energía y tiempo elaborando planes que no concuerden con lo que usted es. No busque carreras rentables, no se pierda en medio de la gente hipócrita, que sabe el precio de sus zapatos, pero desconoce la fecha de su nacimiento. Invierta en su calidad de vida, en los sueños que van al encuentro de lo que existe dentro de usted, de lo que hace vibrar su corazón. Es necesario desistir de contentarse con poco
Desista de contentarse con poco, con mitades, conformándose con lo que podría - y debería - ser mucho mejor.
No camine por travesías menos coloridas, menos iluminadas, menos especiales, por creer que ya está bien.
Quiera más, quiera entereza, amplitud, bonanza afectiva, amor desbordante, carcajadas de doler el estómago. Desearía llenar la dimensión exacta de sus sueños más altos, nada menos que eso. Desista de sentir pena de sí mismo, de lloriquear por los cantos, corriendo los ojos por las vidas ajenas, mientras desperdicia los momentos que anhelan por llenar su jornada.
No envidie, no se compare con el otro, no se olvida de lo que y de quien ya está con usted, mientras asiste a los acontecimientos que no son sus con sentimiento de derrota. Nunca estaremos derrotados, mientras viva, mientras podamos levantar cada mañana, con todo allí delante de nosotros esperando. No siempre estaremos bien, no siempre podremos contar con las personas, no siempre conseguiremos contener las lágrimas
que insisten en caer. Enfrentaremos días y noches sin fin, sin luz, momentos de dolor y desaliento. Tendremos pérdidas inconsolables, decepciones doloridas, oscuridad en la que no conseguiremos ver salida. Sin embargo, si hemos desistido de sufrir por todo lo que era inútil, estaremos fortalecidos junto al amor con reciprocidad, al consuelo sincero y providencial de gente que se quedó de verdad. Porque entonces habremos hecho las desistencias que salvan.