¿Estás en una relación tóxica?

Si usted ha estado involucrado en un voraz rodillo de una relación amorosa tóxica, seguramente entenderá lo que vamos a abordar en este artículo. En primer lugar, vamos a tratar de definir lo que es una relación tóxica y lo que implica en la vida de quien vive esta situación. Obviamente las relaciones tóxicas no sólo muestran el poder de una relación amorosa, pero también pueden existir en relaciones con un familiar o con un amigo. En este artículo vamos a limitar el cerco y lo reduciremos a las relaciones amorosas tóxicas.

"Saber ganar sin perderse a sí mismo y saber perder ganándose a nosotros mismos."

-Joan Garriga-
Una relación tóxica siempre tiene "algo que trae una compensación"

Es ese tipo de unión que mantenemos con alguien y de la cual no somos capaces de salir.

Es una unión muy fuerte, intensa, y al mismo tiempo destructiva. Nos perdimos en ella. Nos transformamos en alguien que no somos. Buscamos morbidamente estar allí mismo cuando eso implica sufrir el mayor de los daños y, peor aún, la pérdida de nuestro amor propio. Lógicamente, si estamos involucrados en ella es porque existe una compensación grande o al menos ella lleva algo a la que no estamos dispuestos a renunciar. Una compensación suficientemente poderosa para que los lazos de la relación no se rompan. Sin embargo, si fuéramos capaces de mirarla desde el punto de vista que nos permite ver el bosque completo, seríamos capaces de concluir que la toxicidad que esta relación causa en nuestras propias vidas merece que lo modifiquemos o acabemos con él.

Detrás de este tipo de relaciones reside el mismo mecanismo que sostiene un vicio. Por eso es tan difícil salir de él, y cuánto más tiempo de nuestras vidas estamos invirtiendo en esta relación, más difícil será salir de ella. Sin embargo, es posible y gratificante para sí mismo salir de ella, así como conseguir dejar un vicio como el cigarrillo o la cocaína. También puedo recuperar mi responsabilidad perdida y actuar con coherencia

En general, solemos culpar a nuestro propio compañero. "Él es el tóxico! "Ella es la tóxica, yo no!" "Ya le he dado muchas oportunidades y es incapaz de cambiar, no sé más qué hacer". Es que tal vez ya no tenga forma ...

tal vez la opción más sana, benéfica y de amor para consigo mismo sea terminar esa relación.

No insistir en revivir una relación que ya no palpita, un corazón que ya no manda sangre con oxígeno. La sabiduría popular ya decía: "No espere lo imposible" . No podemos querer que alguien sea quien no lo es.

Ya ha pasado tiempo suficiente para saberlo. ¿Cuánto tiempo en la vida vamos a perder en este esfuerzo tan perjudicial para nuestra propia salud mental y emocional? ¿Cuántas oportunidades ofrecidas son necesarias para entender? "Quizá tenga que esperar más, él necesita más tiempo ..."Y mientras tanto, en el camino, nos separamos de nosotros mismos. Nos perdimos. Dejamos de amarnos a nosotros mismos. Estamos ofreciendo nuestras vidas a ese tipo de paréntesis en el que el otro deshace sus nudos, y mientras él no los deshace, no desistimos de nuestra tarea. Y lo que uno merece? ¿Y nuestras propias necesidades? Salir de una relación tóxica requiere un esfuerzo titánico Por eso salir de una relación de este calibre tiene un mérito sobrehumano.

Primero porque la gente reconoce que no tiene poder sobre el otro (creencia muy común de muchas personas: "él va a cambiar conmigo"). Segundo, porque gana conciencia de la cantidad del esfuerzo que estaba siendo desperdiciado en una misión imposible y lo transforma en esfuerzo para gustarle y cuidar de sí mismo lo suficiente para no caer una vez más en una relación destinada al fracaso (personal y de trabajo pareja). Culpar al otro no sirve de nada si continuamos con él. No podemos pasar la vida culpando al otro por ser como es cuando estamos eligiendo a esa persona todo el tiempo como nuestro compañero. (Estamos hablando de una relación tóxica, no de una relación sana que, como todos, tiene sus sombras y luces). "Si cada uno lleva su culpa, no habrá culpables."

-Antonio Porchia-

Estamos hablando de asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y elecciones. Si sabemos que alguien es perjudicial para nuestra salud, necesitamos apartarnos de esa persona. Como el niño que sabe que tiene alergia al cacahuete, porque cuando come se siente mal.

El amor propio comienza por oír a sí mismo con franqueza

En una relación tóxica es parecida. Pero a veces tenemos nuestro propio radar, nuestro guía interior, tan atrofiado que no somos capaces de ver más allá de la pasión y del lado místico de ese amor.

El niño se queda mal, pero ... y la gente? Es necesario oír con atención y ganar conciencia de las situaciones donde caemos para percibir el perjuicio. En la medida en que yo soy consciente de mi parte de responsabilidad y elijo huir de lo que me perjudica, gano poder sobre mí mismo. Devolvé a mí un poco más de ese poder que concedí al otro. Finalmente me recupero. Me escogí a mí mismo.