Puede ser que esta pregunta sea una motivación para buscar en nuestros recuerdos y darnos cuenta de que existen muchísimas diferencias en la manera de actuar entre los hombres y las mujeres. Sin embargo, lo importante no es como cada uno expresa sus emociones, sino la pregunta en sí: hombres y mujeres sienten igual?
Las investigaciones realizadas por Gottman permitieron concluir que, a pesar de encontrar diferencias en la forma de expresar las emociones, los hombres y las mujeres sentían de forma muy parecida. Otros estudios realizados en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, por el profesor Baron-Cohen, descubrieron que el cerebro masculino y femenino están estructurados de forma diferente. Según Gottman, los hombres y las mujeres se sienten de manera muy parecida.
CompartirEl cerebro de la mujer estaría codificado para la empatía, a diferencia de los hombres, que poseen su cerebro estructurado para la comprensión y construcción de sistemas. Estas diferencias se vuelven cada vez más claras cuando crecemos, sobre todo después de la adolescencia, cuando los niveles de testosterona van aumentando y creando aún más diferencias entre hombres y mujeres.
Es por eso que el cerebro de la mujer estaría más preparado para leer expresiones de emoción o estados de ánimo y el del hombre para captar estructuras y sistemas. Esto no significa que los hombres no puedan entender las emociones ajenas o las mujeres sean incapaces de construir estructuras, sino que el cerebro femenino y masculino tiene una predisposición a un determinado tipo de actividades.
Así, será necesario más esfuerzo o un esfuerzo consciente para realizar aquello para lo cual su cerebro no está tan predispuesto. ¿Es posible aprender a expresar las emociones?
Si entendemos que sobre nuestra conducta influye una parte de genética y otra ambiental, casi igualmente, podremos darnos cuenta de que aunque venimos con el cerebro preparado para captar ciertos tipos de estímulos, el contexto y el ambiente también nos predisponen a un proceso u otro tipo de evento.
Nuestras raíces y nuestros antepasados dejan huellas en nosotros y también en las próximas generaciones. En la mayoría de las sociedades de antaño, el hombre era quien tenía que salir en busca del alimento y de trabajo para su familia. Y aunque sintió tristeza o dolor al partir, debía ocultar esas emociones para hacer menos dolorosa su ausencia y ejercer su papel de masculinidad dentro del grupo. La doctora Fisher recuerda también que las mujeres deberían quedarse en casa y estar atentas al cuidado de los hijos, por lo que su empatía se desarrollaba de forma más rápida, ya que necesitaban estar alerta para captar de manera rápida las necesidades de sus hijos y también el de casa.
El cerebro fue estructurado de esta manera, tal vez no al sentir, sino al expresar las emociones. Hoy en día, en algunos puntos, parece estar muy lejos. Podemos identificar un esfuerzo y un cambio en el sistema educativo, en un intento de garantizar la igualdad de oportunidades. Y cada vez más se utiliza la educación por la emoción, apostando por la inteligencia emocional como un factor muy importante en el desarrollo de los niños.
Más diferencias en la expresión que en el sentimiento
Podemos concluir con todo eso que, a pesar de que existen pequeñas diferencias entre el cerebro masculino y el femenino,
las mayores desigualdades están en la forma de expresarse, y en la forma de sentir. También podemos concluir que aunque existen diferencias entre ambos grupos, siempre habrá más diferencias dentro del mismo grupo, es decir, encontraremos más diferencias entre las propias mujeres o entre los propios hombres en la manera de sentir y expresar que entre los dos grupos .
Nosotros, como adultos, desempeñamos un papel muy importante en la educación. Esta responsabilidad sólo se cumplirá cuando podamos garantizar una igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, considerando los potenciales de la persona y evitando que las diferencias que comentamos arriba sirven de excusas para mantener ciertos estereotipos y prejuicios.
En ese sentido, todos podemos sentir y expresar por igual; perder el miedo a las emociones es lo que nos hace fuertes, saber cómo expresar cada una de ellas es lo que nos hace humanos, independientemente de que sean hombres o mujeres.