El proceso para eliminar o al menos aliviar el dolor parece muy simple: vamos al médico, él nos indica el tratamiento adecuado y el dolor desaparece. Pero no siempre es así. Uno de los grandes desafíos para la medicina es el dolor crónico. ¿Qué sucede cuando nada la alivia? ¿Cómo controlar algo tan confuso y cansado como el dolor constante?
La persona que sufre un dolor crónico siente como si miles de agujas estuvieran espetadas en su cuerpo de manera constante, afectando su vida no sólo en el nivel físico, sino también emocional, cognitivo y relacional. De esta forma, el estrés continuo al que la persona está sujeta, junto con las limitaciones que el dolor crónico le impone, hará que en determinados momentos sus concepciones sobre el mundo, la vida y sus relaciones queden sacudidas. "Hay dolores que matan, pero hay dolores más crueles, aquellos que nos dejan vivir sin permitirnos apreciar la vida".
- Antonie L. Apollinarie Fée -
Esta situación no es difícil sólo para la persona que sufre de dolor crónico. Las personas cercanas y los amigos también experimentan alguna dificultad, especialmente cuando la ignorancia, la incomprensión o el cansancio toman las riendas de la situación. Como ya han enfrentado diferentes tipos de dolor a lo largo de sus vidas, creen que tienen la capacidad de comprender lo que está sucediendo. Sin embargo, como es algo subjetivo y dependiente de las propias sensaciones, es muy difícil para las personas ponerse en la situación de la persona que sufre.
¿Qué puede hacer la psicología por el dolor crónico? El dolor es una advertencia de nuestro cuerpo que nos alerta que algo no está bien. Pero, ¿qué sucede cuando el dolor persiste después de que se siguieron las recomendaciones médicas?
La vida puede llegar a ser amenazadora para la persona que siente dolor. Las actividades del día a día se transforman en sufrimiento y ella puede ver el futuro de forma desesperada.
Esta sensación de estar a merced del dolor como una hoja al viento es muy perjudicial para la autoestima del sufriente, aunque es cierto que el grado de incapacidad que un dolor crónico acarrea depende de la situación de cada persona. Sin embargo, independientemente del grado de autonomía y funcionalidad que se experimenta, la situación puede ser vivenciada como algo limitante y frustrante. En términos generales, de acuerdo con los expertos se entiende que
hay un dolor crónico cuando ella dura más de seis meses y no es aliviada por tratamientos médicos o quirúrgicos. Aunque hay medicación para aliviar los síntomas, la psicoterapia también puede ser de gran ayuda en estos casos.
Además del alivio y de los efectos prácticos en el día a día, trabajando la aceptación y el empoderamiento de la persona la psicoterapia puede reforzar y aumentar el sentimiento de "control sobre la propia vida". "La alegría y la tristeza no son como el aceite y el agua, ellas coexisten". - José Saramago - Desafiando el dolor
Hay varias técnicas para lidiar con el dolor crónico.
Focaremos aquí en las técnicas mostradas en el "Manual del Dolor". (Moix y Kovacs, 2009).
Una de las mejores formas de enfrentar una adversidad es saber cómo funciona lo que nos está desestabilizando. A partir del entendimiento y concientización del problema, encontraremos mejores estrategias para enfrentarlo y el nivel de tensión acumulado por la incertidumbre será reducido.
Conocer los procesos atencionales y cómo dirigir el foco de la atención es fundamental para tomar conciencia de nuestro poder sobre el dolor. De esta forma,
entrenar nuestra atención para orientarla hacia estímulos relajantes será de gran ayuda , en vez de concentrarnos en ese dolor desgastante. "El hombre que el dolor no educó será siempre un niño".
- Nicolás Tommaseo -
Otro aspecto importante es percibir que la incomodidad generada por el desánimo fortalece y alimenta la enfermedad. El miedo, el estrés, el cansancio o las dificultades para dormir aumentan el dolor. Sabiendo esto, podemos trabajar en la dirección opuesta, es decir, concentrar las emociones, los pensamientos y los comportamientos de una manera que nos traen bienestar en lugar de contribuir a aumentar el dolor. Por menor que sea ese alivio, será a nuestro favor.Manos a la obra
Necesitamos hacer nuestra parte y abordar el problema desde el punto de vista de la acción y empezar a trabajar en él. Algunos de los principales puntos de los protocolos de acción son:
Relajación y respiración:
son esenciales para aliviar la tensión muscular. La relajación no es sólo reposar y se desconecta físicamente a nivel muscular, hay otros métodos como ir al cine, comer en un restaurante, escuchar música, hablar por teléfono con un amigo, caminar ... también ayudan a relajarse. Las emociones son otro punto fuerte del proceso. Conocerlas, entender cómo afectan el ciclo del dolor, trabajar las técnicas de distanciamiento, puede ser de gran ayuda.
Comunicar de forma saludable:
es normal que, en una situación de dolor crónico, la queja forme parte del cotidiano de la persona. Mejorar la forma en que se expresa y comunicar el mismo mensaje de una manera diferente ayudará a mejorar las relaciones personales.
- Recuperar hábitos antiguos y sanos: es normal dejar de lado algunas actividades diarias cuando estamos con algún problema de salud. Pero la recuperación de hábitos antiguos, incluyendo a las pocas actividades gratificantes, contribuirá a la reconstrucción del nuevo plan de vida.
- Elaborar un plan con su terapeuta: identificar los patrones de pensamiento y las distorsiones cognitivas que nos impiden transformar nuestro modo de pensar es fundamental.
- "Todos los dolores que nos aislan son dolores perdidos". - Simone Weil -
- El dolor crónico no es sólo una enfermedad que nos afecta físicamente, pero también afecta nuestros pensamientos, relaciones y emociones. Un problema invisible, pero de gran peso.Es fundamental hacer su parte para poder disfrutar de una vida más sana.