Migras

Hace algunos años, en la ciudad de San Pablo, mientras me dirigía al metro Vila Madalena en una de esas madrugadas frías, me encontré en medio de aquella multitud desenfrenada con una escena un tanto atípica para aquel horario.

Encontré sentada en la escalera una joven señora con un bebecito en el cuello implorando por trozos, o un pedazo de pan. Aparentemente aparecía ser sano, no tenía limitaciones físicas, pero ella estaba allí, en su desesperación, suplicando por alguna ayuda.

Por opción o no, la verdad es que en esta vida nos sometemos a mucha cosa, sea humillación, descuido, indiferencia, desafecto, traiciones; Y en vez de intentar subir las escaleras que la vida pone delante de nosotros, nos colocamos en el suelo como desvalidos, sin rumbo, a implorar por migajas de atención, de amor, consideración o respeto de un cierto alguien que no está ni un poco preocupado por nuestros sentimientos. Es hora de salir de esta situación; recupere sus fuerzas, levántese y suba los escalones que están delante de usted.

Nada de migas

Porque nadie nació para implorar nada de nadie, mucho menos amor.

Recupere su amor propio, ayúdese, ame, valore.

No esperes que los demás hagan lo que no es capaz de hacer por ti mismo. "Sólo seguir adelante. Primero, porque ningún amor debe ser mendigado. Segundo, porque todo amor debe ser recíproco. "

-Martha Medeiros-