Por diferentes motivos, hay personas que caminan por la vida pensando que cualquier daño que los demás sufren es una ventaja para ellas, de modo que no dudan en alegrarse por eso e incluso en provocar el mal. Para este tipo de persona, la mejor respuesta que podemos dar es una lección de bondad. Esta es la forma más adecuada de actuar.
En este sentido, los conceptos de bien y de mal han dado mucho que hablar a lo largo de la historia, principalmente porque el alma humana puede acercarse a las dos. También porque depende mucho de la cultura, de la sociedad y de otras variables que podemos añadir al debate.
Además de una contribución técnica y científica del tema, en este artículo vamos a buscar una reflexión individual.El punto del cual partir será una situación real y abstracta en la cual una persona actúa con maldad y nos perjudica.¿Cómo respondemos a esto?
¿Por qué la bondad es una lección
Hay muchos motivos por los que la bondad puede ser considerada una gran lección, aunque nunca podamos comprender lo que llevó al otro a perjudicarnos. Esencialmente, adoptando la bondad como respuesta no eximimos al otro de sus acciones, sino que nos liberamos a nosotros mismos de las emociones negativas. Muchas veces es extremadamente complicado perdonar al otro, y eso es comprensible. Sin embargo, basta recordar que
es posible perdonar sin olvidar o sin entregar nuevamente la confianza propia. Así, el perdón no nos hace ingenuos ni más vulnerables, sólo nos libera de una carga pesada que mantiene la herida del daño causado. "A cada nueva cobranza, a cada nueva crueldad, necesitamos hacer oposición con un pequeño suplemento de amor y de bondad conquistado en nosotros mismos." -Etty Hillesum-
La bondad actúa como lección porque es gratificante, fomenta la solidaridad, se beneficia la autoestima y abre la puerta para el dolor y el aprendizaje.
Un acto de bondad mira hacia el bien ajeno y el propio. La maldad, por el contrario, sólo mira hacia sí misma y busca solamente repercutir en sus intereses.
La bondad nace del corazónUna de las opiniones más comunes es que no nacemos ni buenos ni malos, sino que cultivamos la bondad o la maldad a medida que crecemos emocionalmente. Por esa razón podemos decir que la bondad nace del corazón y se alimenta de él. Si durante nuestras vidas queremos progresar sin perjudicar a nadie, ¿cómo vamos a responder con venganza al que sólo procura perjudicar?
Una respuesta a la altura de una mala acción no cambia nada, no resuelve el daño y sólo alivia momentáneamente.
El rencor destruye, transforma y no cosecha ningún fruto positivo en nosotros mismos. No sólo eso, la otra persona continuará viendo caer a su misma velocidad; y, entonces, no sólo usted habrá perdido todo, pero no ganará nada. "Pero tenía además un arte más grande, un arte que no se aprende: la de la bondad." -Úrsula K. Le Gin-
Así como afirmó Gandhi,sería bueno que fuéramos el cambio que queremos ver en el mundo.
Desde aquellas situaciones más grandes y complicadas, difíciles de superar, hasta aquellas otras pequeñas. También podemos mirar la ética de Kant que afirmaba que la virtud está en
"hacer de nuestras obras, obras universales".
No permita la maldad a su alrededor
Estamos rodeados de odio, violencia y miedo, de modo que es necesario educar en cuanto a valores que contribuyan a un bienestar social e individual , valores que impidan una escalada de las actitudes censurables que nos rodear. De hecho, quien ya pasó por eso sabe que ya no sirve aquel ojo por ojo, porque al fin de cuentas acabamos todos ciegos.No podemos permitir la maldad a nuestro alrededor, así como tampoco podemos castigar con ella. La bondad practica con el ejemplo y no da lugar a todos esos sentimientos que, en última instancia, envenenan.
Su forma de canalizar es diferente: guarda en la memoria los acontecimientos y termina con los sentimientos negativos.
Ante un gesto malo, responda con una buena acción. Y, si se dolió tanto a punto de no saber cuál es el camino, tome un tiempo suficiente para curar. No para olvidar, sino para dirigir sus movimientos con racionalidad y no desde el punto de vista de la ira o del cólera. En último caso y si no hay remedio, si usted no puede hacer un trabajo pedagógico, se aleje sin rechazar pues esa no es su firma."El mundo no está amenazado por las personas malas, sino por aquellos que permiten la maldad."
-Albert Einstein-