La hora más acertada para apuntar que algo le molesta, extrapola sus capacidades y lo duele, es ahora. Sólo en ese instante usted podrá decirlo con sus mejores palabras y con asertividad, antes que sea demasiado y usted acabe teniendo un ataque que, en el fondo, es lo que usted no quiere.
Hay quien piensa que hacer uso de la asertividad en la medida correcta sea algo duro o incluso egoísta. Sin embargo, hacer esto sin agredir a los demás es la actitud más eficaz para defender nuestros derechos personales y afectivos, sabiendo respetar, a su vez, a quienes tenemos ante nosotros. Me molesta que usted invada mis espacios personales, que usted me coloque en una situación vulnerable, que usted me haga sentir pequeño cuando mi corazón y mi voluntad son grandes. Me molesta y me defiendo para que usted sepa dónde están mis límites y que usted sepa que no debe cruzar esa línea si usted tiene gusto de mí de verdad. Compartir
Un aspecto a considerar y que artículos como el que apareció en el periódico"The Guardian"
suelen señalarnos es la necesidad de desarrollar la asertividad ya en los contextos escolares y universitarios. Un niño, un estudiante o un adulto asertivo es una persona más libre, más respetuosa y más feliz. Decir lo que me molesta: una cuestión de dignidad personal Una cosa curiosa que suele suceder en nuestra lengua es que
comenzar una frase con el pronombre personal "YO" suele dar la imagen a veces de cierta soberbia.
Sin embargo, en inglés, nadie parece extraño oír frases como "Yo siento (I feel)", "Creo que (I believe)", "Necesito (I need)" ... Incluso sin hacer uso de la primera persona de forma muy habitual, es bueno tener conciencia de nuestros derechos cada vez que interactuamos con alguien.
Es cuestión de dignidad, y la dignidad siempre debería estar por encima del miedo, de la preocupación por no agradar o del temor de no ser como los demás esperan. Actuar con asertividad forma parte de una buena autoestima, es la capacidad clave y respetuosa de saber si afirmar en esos contextos sociales tan complejos que vivimos actualmente. También es obvio que no podemos actuar con agresividad reclamando nuestros derechos como si estuviéramos en una selva. La clave está en el equilibrio, en el respeto, en el saber hacer ...
. La necesidad de agradar a todos No hay peor fuente de estrés y sufrimiento personal que la necesidad de agradar a todo el mundo y de encajar en lo que el resto de las personas espera de nosotros. No es una práctica saludable: el desgaste personal al que se puede llegar, sin duda, es enorme.
Detrás de este tipo de exigencia se esconde una constante necesidad de aprobación. Además, significa seguir la idea equivocada de
"lo que otros piensan de mí es más importante que la opinión que tengo de mí mismo". La primera regla de la autoestima dice que antes de ser aceptados por los demás debemos aceptar a nosotros mismos.
Esto implica ser valientes para deshacer varios nudos: El nudo que une a las personas que no aceptan su forma de sentir y ver las cosas.
El coraje de cortar el hilo que le atas a la necesidad de aprobación y realización. Se atreve a pensar por sí mismo ya aceptar que el resto de la gente no necesita compartir su visión del mundo, su forma de entender la felicidad. Se atreve también a romper el nudo de la pasividad y el miedo de lo que dirán. Cómo expresar nuestros sentimientos de forma asertiva Lo que molesta y se silencia forma una corteza
- . Si tragamos un incomodo detrás del otro, al fin de cuentas quedamos enfermos con nuestro propio veneno. Por lo tanto, si optamos por reaccionar en el último momento, alimentados por la rabia y la frustración, los demás mirarán desconcertados al descubrir todo lo que había sido mantenido en silencio.
- La asertividad es la brújula de la autoestima, es la voz que nos da dignidad y que defiende nuestros derechos, de modo que es vital desarrollar estrategias adecuadas para poder integrarla al propio comportamiento.
- Estas son algunas orientaciones básicas:
Introduzca en su lenguaje habitual verbos como
"quiero", "gusto", "me siento". Tome conciencia de la emoción o la sensación que aparece en usted cada vez que usted hace uso de ellos.
Si experimenta una situación confusa, no pase por encima de esto. Si algo le molesta, preocupa o inquieta, acléalo "a la hora".
Reconozca lo que las personas tienen de positivo
- : ofrezca incentivos a conductas que lo enriquecen y que usted considera positivas o, como diría Kant, que son la representación de una "cooperación universal". Cuando usted experimenta una situación que lo llena de ira o rabia, tome un poco de aire, respire y traduzca en palabras cada sensación haciendo uso adecuado de frases como "estoy incómodo porque ...", "me siento ofendido porque ..."No y en el caso de las mujeres,
- Hable de sus derechos y necesidades, oiga a los demás y no tenga miedo de defenderse. Respete a sí mismo, así como a los demás. Sea inteligente, sea digno. La asertividad es el alma de la inteligencia, y cuando se usa con sabiduría es la mejor energía de la que su autoestima podrá nutrirse. Compartir