No me piden ser fuerte cuando estoy llorando. No pida que sostenga la lágrima y mantenga la postura cuando esté triste. Si no es capaz de aguantar un minuto a mi lado, en silencio, mientras me deso, ya no puede acompañarme. Si es así, su abrazo no me cabe.
Su compañía será sólo un bulto breve que no calienta. Por lo menos, espero que sienta tanto como yo. Que demuestre su locura cuando esté demasiado seria. Que sea débil, si se considera débil llorar en mi hombro y abrazarme largamente, así con las pestañas superpuestas, las manos pegadas, como quien hace una oración dentro de mi corazón.
No me ponga postura, cuando lo que más quiero es descabellarme y ponerse desnuda, como loca al pie de la cama a reclamar de sus defectos. Lo que espero, es que haga gracia y suelte la risa debochado de quien tiene la loca más loca y feroz. No me pida que tenga cuidado cuando lo que quiero es avanzar, saltar y correr riesgos. El mínimo que usted puede hacer es aventurarse y desafiar el peligro. Y decir que voy a llegar allí, y que si por casualidad no funciona, habrá otra vez. Y siempre habrá una próxima vez, porque nunca me vas a abandonar.
No me pidas para quedarme cuando lo que más quiero es ir, desbravar, conocer el mundo, viajar ... lo que espero es que me aliente, y hable que yo vaya al lugar que yo quiera, y que va conmigo, que que es lo que hace.No me pidas para despertar del sueño de ser feliz, aun sabiendo que muchas veces ser feliz es lejos y cansa.
Porque ser feliz es perder la hora para ganar el instante. Ser feliz es alcanzar el sueño que está allá adelante, en la otra carretera. Ser feliz cuesta, frota, ya veces, hay que caminar a pie en el desierto. Lo que espero es que usted no haga tantas preguntas. Sólo quédate a mi lado, mirándome como quien me admira y confía en lo que pienso. Lo que espero es que, al mirar de nuevo, yo sé exactamente por qué su ojo brilla, y la próxima palabra que usted me diga me hará sonreír. Que me va a decir que el tiempo a mi lado es el mejor vivido. Y me va a besar los ojos y la boca, largamente. No me pidas para cambiar nada en mí, porque no quiero ser de nadie el espejo, la cara de reflejo, molde, o cualquier otra cosa que lo valga, y que pretenda alterar la esencia, las cosas de dentro.
Lo que más espero es que me reciba siempre como soy, sabiendo que puedo cambiar a cualquier instante , y que a cada cambio será capaz de amarme por las diferencias, por lo que descubrir de nuevo.Y que siempre tenga el deseo de descubrirme por los detalles, por los bordes, por los flancos, por dentro y por fuera, por lo que no hablo, y aun sabiendo por el revés, reconozca que tiene en mí varias otras que no conocía, y que soy ésa, la que siempre quise.