Las heridas emocionales estimulan la creatividad

Comprender la complejidad de la vida puede ser un camino particularmente fructífero para el bienestar psicológico. Abrazar el dolor y las emociones consideradas negativas en general, viéndolas como parte fundamental de nuestra existencia, es una característica inherente de la creatividad.

En las últimas décadas, la sociedad occidental tuvo como una de sus características más importantes la aversión al dolor en casi cualquiera de sus manifestaciones. En una cultura que nos habituó al consumo inmediato ya la satisfacción instantánea, emociones como la tristeza, la rabia, el desánimo o la frustración no tienen tiempo.

Estas emociones se identifican como alteraciones disfuncionales, que nos sacan de los circuitos de la producción y del consumo. Cuando no renunciamos al dolor, pero la incluimos como un elemento que nos constituye y nos forma, se inicia y se expresa la creación.

¿Qué emociones nos hacen ser más creativos?

A lo largo de la historia, fueron muchos los artistas y científicos que apuntaron que, en los momentos de menor felicidad de sus vidas, experimentaron los mayores niveles de creatividad.

La neurociencia ha arrojado luz sobre las conexiones que abren las puertas de la creatividad. Un estudio dirigido por el doctor Roger Beaty apunta que las personas con mayores niveles creativos presentan una mayor conexión entre dos áreas del cerebro que no suelen estar muy en sincronía. A partir de esa investigación, también quedó evidente que las personas que poseen un mayor compromiso, es decir, gente abierta a profundizar en sus emociones, están más abiertas la inspiración; siendo un indicador más confiable de la creatividad del nivel intelectual.

Otros estudios han descubierto que

cuando los individuos se encuentran en ambientes inusuales en los que se contraponen emociones, la creatividad aumenta. Esto sucede gracias al cerebro, que se ve obligado a realizar asociaciones que en situaciones normales nunca realizaría. En cuanto a las emociones, también se ha demostrado que los estados emocionales positivos pueden impulsar la creatividad, permitiendo producir más ideas, aunque no necesariamente más originales. En el caso de las emociones negativas, como la tristeza, rabia, melancolía y desilusión, estas ayudan a las personas a producir más ideas cuando la tarea creativa se considera interesante. Así, el individuo en un estado de humor negativo encuentra en el proceso creativo un remedio para volver a un estado emocional neutro o positivo.

Educación emocional y creatividadSir Ken Robinson es un educador, escritor y especialista en asuntos relacionados con la creatividad. Fue nombrado sir por la reina de Inglaterra por incorporar clases de arte al currículo escolar. Él denunció en la conferencia TED más vista de la historia que la escuela con una planificación educativa tradicional mata las emociones y la creatividad.

Su investigación muestra cómo el 90% de los niños en edad preescolar presentan altos niveles de pensamiento creativo. Y en el transcurso de sus años de escuela, de esos mismos niños ya con 12 años, apenas el 20% logra, mantener esos niveles de pensamiento divergente. Sin embargo,

la creatividad es, cada vez más, una calidad requerida en la sociedad del siglo XXI. Muchos estudios han demostrado que las características emocionales del individuo tienen un impacto específico en su capacidad creativa y artística.

Son muchos los procesos psicológicos que influyen en la manifestación de esa capacidad, entre ellos está la tendencia a mantener estados de humor positivos. Estos se relacionan con la liberación de dopamina, lo que facilita el desarrollo flexible de la atención y la capacidad para desarrollar más perspectivas cognitivas.

Los estados emocionales negativos influyen en la creatividad, pero en la dirección opuesta. Durante la fase del dolor y la tristeza, el impulso creativo suele estar relacionado con un tipo de tarea más específica y de producción creativa, como la música y la escritura. Aunque las emociones están relacionadas con la creatividad, están en un modo que depende mucho del tipo de tarea.

Algunos investigadores entienden que los estados de humor positivos afectan las fases de percepción y la fase final del proceso creativo artístico, mientras que los negativos afectarían a las primeras fases de preparación, incubación e idealización.