El dolor crónico es uno de los productos del mundo moderno. Antes eran muy raros estos casos, pero hoy en día su incidencia ha aumentado. Hay quienes sufren de eso porque tienen una enfermedad, también crónica. Otros, sin embargo, sufren de dolores intensos y persistentes para los que la ciencia no podía encontrar una causa directa. Lo peor es que en todos los casos la vida puede convertirse en un auténtico infierno en que el dolor nunca se va. Hace apenas unas décadas las enfermedades graves llevaban a un deterioro relativamente rápido. Y la gente moría sin remedio. Hoy en día, la ciencia tiene varias maneras de prolongar la vida de una persona con una enfermedad grave. También aparecieron o se volvieron más agudas algunas enfermedades, muchas de ellas de origen en el sistema nervioso. El resultado de esto es que muchas personas pueden vivir varios años enfermos y con un alto grado de sufrimiento.
"El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional."
-Buda-
El dolor físico es una de las manifestaciones más frecuentes en casi todas las enfermedades.
Y algunos de estos dolores son bastante incapacitantes. Usted no puede abstraerlas. Usted no puede ignorarlas. Vive para sentir esos dolores o para intentar contornearlos de manera paliativa con sedantes tan fuertes que cortan muchos de los canales que se utilizan para la comunicación interna con el propio cuerpo y con el mundo exterior. Te dejan la sensación de estar, incluso sin estar. Se trata de una situación trágica. No sólo para quienes sufren del dolor crónico, sino también para aquellos que la acompañan.
Los dolores afectan severamente el estado de ánimo, y con el tiempo generan grandes cambios en la personalidad . Alguien en estas condiciones a veces se vuelve intratable. Y aquellos que están a su lado, en muchas ocasiones, no saben cómo proceder para mejorar la situación de un ser querido. Por eso, hoy queremos ayudar con algunos aspectos importantes.Tome conciencia de sus limitaciones ante el dolor crónico del otro
Si usted está al lado de una persona que sufre de un dolor crónico, lo normal es que empiece a desarrollar sentimientos de culpa. Usted no se da cuenta de eso, pero es común que suceda.
Usted ve a alguien sufrir y sólo puede ofrecer cuidados paliativos que no siempre funcionan. Recibe la carga de dolor, pero no puede hacer mucho al respecto. Todo esto genera una gran angustia. Se experimentan fuertes sensaciones de impotencia. También aparece a menudo la ilusión de que "hay algo más que se puede hacer". Usted intenta algo, después otra cosa, pero al final sólo consigue, en el mejor de los casos, ofrecer un alivio pasajero.
El primero que digo es que
intente disminuir la sensación de impotencia , retirando las fuerzas de aquellas cosas que llevan tiempo y no producen resultados. Es importante que usted se informe bien sobre todo lo que se puede hacer y que sepa bien el límite. Lo que le corresponde es hacer, de la mejor forma, lo que esté a su alcance. Además, cualquier fuerza empleada volverá contra usted de la misma manera como una bola cuando se juegue contra la pared.A veces, lo único que se puede hacer es estar allí, en silencio.
De esta manera, usted comunica que está a su lado y está dispuesto a acoger su sufrimiento. Lo que no se puede hacer es sacarlo. Tal vez simplemente le pregunte en qué puede ayudar y, si es posible, hacerlo. En muchos casos, por ejemplo, la persona preferiría su compañía por más tiempo, en lugar de buscar alternativas o estar trabajando para intentar compensar su dolor con regalos caros. Ayude primero a sí mismo
No podemos dar al otro algo que nosotros mismos no tenemos.
Esto se trata de traer un mayor bienestar a la persona que sufre de un dolor crónico, no de lo contrario: entrar y sumergirse en el malestar del otro. Esto quiere decir que la primera responsabilidad que se tiene es consigo mismo. Y esa responsabilidad consiste en estar bien, de la mejor manera posible. Esto implica reconocer sus propias necesidades.
Ciertamente usted puede dar mucho a esa persona, pero también hay una infinidad de cosas que usted no puede hacer por ella. Ni tú ni nadie. Lo que se puede hacer es que usted se fortalezca, quede firme y mejore su vida para, entonces, mejorar la vida del otro. En particular,
es importante que usted aprenda a resguardar sus propios espacios. Es necesario saber decir "no" en determinadas circunstancias. Una persona con dolor crónico puede terminar aspirando demasiado. También puede intentar depositar en usted sus propias frustraciones. Esta persona se enfrenta a una situación muy difícil ya veces no tendrá un canal de escape que no sea culpar a usted o exigir más de lo que pueda dar. Todo esto es comprensible, pero eso no quiere decir que cuando reclame esté bien o que usted sea de la manera como es descrito en momentos de rabia. Va a ayudarte bastante a aprender a reconocer cuando es necesario apartar la situación. Siendo gentil y amable, hará que sea más fácil que la persona entienda que ella también puede ayudar con su bienestar, respetando sus espacios cuando no están juntos. De su propio bienestar depende de que usted sea capaz de dar un apoyo sano y firme a quien padece de dolor. Aunque esta persona niegue o intente contagiarlo con su mal humor, sin dudas su presencia y buena disposición son un bálsamo para su vida. Recuerde eso.