No hay porque lastimar, estar triste o frustrada por las personas y por las cosas salir de nuestro camino. Por el contrario, la vida nos hace entender que no puede esperarse que todo sea siempre del mismo modo. No, no es. Es ilusión e infantilidad encontrar que la vida sucede o sucederá de nuestra manera, exactamente como queremos.
Reflexionando sobre los amores y amores de nuestra vida-claro, cada uno con su peculiaridad-, llegué a la conclusión de que todos, sin excepción, fueron de gran importancia para nuestro aprendizaje. Cada uno de ellos en un momento diferente de nuestra caminata. Además de los amores cuya concreción fue posible, también existieron los imposibles. Amores que tal vez pudieran haber compuesto excelentes historias y, sin embargo, no sucedió.
Después de mucho pensar sobre el asunto, no pude evitar esta conclusión: para amores imposibles, nos queda sólo el tiempo como aliado. El tiempo todo nos muestra y aclara. Pero, ¿es que los amores son simplemente imposibles o somos nosotros los que los hacemos imposibles? ¿O son imposibles sólo en aquel momento en que suceden? ¿Quien sabe? Tal vez sean las preguntas arriba y tantas otras razones no mencionadas aquí que llevan a la imposibilidad de concretar el afecto.
Puede ser que no dependa sólo de los involucrados, sino también del momento de cada uno y del tiempo. Pero ¿el tiempo tiene autonomía, actúa y se manifiesta solamente cuando nos encontramos desatentos o listos para vivir los tan famosos amores? ¿Será que somos nosotros o el tiempo que determina la hora exacta para la solución de los amores imposibles? ¿Es él quien nos dice, nos muestra y nos prepara para los momentos de las decisiones y de las soluciones de nuestros amores?
En realidad, creo que somos nosotros los que hacemos y decidimos todo lo que se refiere a nosotros mismos. El tiempo es sólo un coadyuvante y se alía a nuestras voluntades ya nuestros deseos en el instante en que ambos se manifiestan. Porque, a diferencia de nosotros, el tiempo es libre, certero, indomable, es dueño de sí mismo, hace todo de la manera que quiere y determina la hora adecuada. Y se percibe que no estamos listos, a veces, ni hace ni se alía ... Simplemente se va.