¿El rencor hace mal a la salud?

¿Quién nunca se sintió maltratado alguna vez?¿Quién nunca fue invadido por el resentimiento?Estas reacciones son relativamente normales, pero necesitamos saber que el rencor hace mal a la salud.

A veces un amigo hizo una broma de mal gusto o una crítica por la espalda. O usted necesitó alguien que acabó colocándolo en el último lugar de su escala de prioridad.

Tal vez sea su profesora que no reconoció su esfuerzo, sus padres que no percibieron las dificultades de sobrevivir en el mundo actual o su pareja que se apasionó por otra persona. Todos, en algún momento, pasamos por situaciones como las descritas anteriormente.

Emociones y salud

Sería bueno si las emociones negativas fueran acompañadas por mensajes de advertencia y si los programas educativos dedicar algunas de sus secciones a la enseñanza de cómo controlarlas. Hablamos sobre un material peligroso. Hay una prueba irrefutable de que las emociones negativas mal administradas pueden ser consideradas el mayor peligro que nuestra salud enfrenta. Por ejemplo,

la depresión está asociada a cambios mensurables en el funcionamiento inmunológico. Las personas con depresión tienen un mayor riesgo de tener un ataque al corazón que las personas sin antecedentes de depresión. Por otro lado, en las mujeres la depresión parece aumentar el riesgo de osteoporosis. En los hombres, la depresión prevé una disminución de la fuerza muscular después de un período de tres años. La ansiedad también parece estar asociada al desarrollo de problemas cardíacos.

Además, puede retrasar la recuperación después de una cirugía. Por otro lado, está bien documentado que la hostilidad crónica puede ser un factor de riesgo para enfermedades cardíacas e incluso la muerte. ¿Qué entendemos por rencor?

El rencor es un sentimiento que representa muy bien el estado emocional de muchas personas. Se destaca, como todos los estados emocionales, por generar comportamientos que tienden a mantener a la persona en ese estado. Por otro lado, muchas veces es acompañado por un grado de obstinación o ceguera que lo hace muy resistente a las medidas que intentamos tomar para librarse de él.

De esta forma, el rencor indica una persona herida.

Sea por haber sido tratada injustamente, por tener sus expectativas frustradas o su confianza traicionada, la persona puede sentir rabia y resentimiento. Es decir, es un sentimiento de rechazo a quien le causó la incomodidad. Por otro lado, si expresamos como una tendencia, podríamos decir que una persona rencorosa es aquella que difícilmente olvida las diferencias después de una discusión en pareja o con un amigo, o necesita mucho tiempo para asimilar lo que sucedió, perdonar y perdonar olvidar. ¿Cómo el rencor hace mal a la salud?

Para analizar este tema, Witvliet et al. (2002) estudiaron las consecuencias emocionales y fisiológicas de la actuación motivada por el rencor. Lo hicieron a través de un experimento. Los estudiantes universitarios fueron invitados a elegir ofensas interpersonales verdaderas que hubieran experimentado en el pasado. La mayoría de estas ofensas vinieron de amigos, novios, hermanos o padres. Estas ofensas incluían circunstancias como el rechazo, la mentira o el insulto. Posteriormente, los investigadores recogieron informes y datos psicofisiológicos. Estos datos incluyeron frecuencia cardiaca, presión arterial y tensión de los músculos de la cara.

Los datos de los informes fueron recogidos mientras los alumnos imaginaban una respuesta a esas ofensas, con indulgencia o con rencor. En la condición indulgente, los estudiantes tuvieron que pensar en sentimientos de piedad o empatía por aquellos que los habían ofendido. En la condición de rencor, fueron invitados a permanecer en el papel de las víctimas. Ellos fueron invitados a concentrarse en el daño y tratar de ser rencorosos.

La forma en que pensamos influye en la salud ¿Es posible que las dos formas de pensar sobre el mismo problema hayan modificado los estados de humor y fisiología de los participantes del estudio? La respuesta es sí. Cuando fueron indulgentes, los participantes tuvieron más sentimientos de empatía y clemencia. Sin embargo, cuando fueron rencorosos y resentidos, ellos relataron sentimientos más negativos, hostiles y tristes, y pérdida de control.

También hubo un aumento de la tensión en las cejas, aumento de la frecuencia cardiaca, presión arterial y conductividad eléctrica de la piel.

Pensemos que el aumento de la conductividad en la piel indica una mayor activación del sistema nervioso autónomo, lo que nos prepara para actuar cuando percibimos una amenaza.

Otro descubrimiento fue aún más sorprendente. Después de terminar la experiencia, los estudiantes fueron invitados a relajarse. Sin embargo, los individuos que imaginaron sentimientos de resentimiento no pudieron relajarse.

El estado de alta activación fisiológica que se había alcanzado al imaginar infracciones pasadas era muy difícil de eliminar. Es decir, se han enfadado o ansioso por mucho más tiempo. Resentimiento: una actitud peligrosa

¿Cuáles son las implicaciones que los resultados de este estudio tienen? Experimentar sentimientos fugaces de hostilidad ciertamente no es suficiente para perjudicar nuestra salud. Sin embargo, las personas con tendencia a rumiar ofensas indefinidamente están insistiendo en un hábito muy peligroso para usted. Alimentar la rabia, con las consecuentes reacciones fisiológicas, puede tener consecuencias negativas para el funcionamiento del sistema cardiovascular e inmunológico. Es por eso que el fomento del resentimiento puede ser peligroso para nuestra salud. Aunque no siempre es fácil, perdonar a aquellos que nos ofenden puede reducir nuestro estrés y aumentar nuestro bienestar.

Podemos comparar los efectos del resentimiento a cargar un peso que afecta a nuestra salud física, pues puede dejarnos enfermos. Por esta razón, por nuestra salud emocional, es importante priorizar el bienestar, decidiendo de forma consciente no continuar alimentando ese rencor en relación a lo que sucedió.