Aprender a leer es un proceso lento y progresivo que requiere la aplicación práctica de diversas habilidades cognitivas y extralinguísticas. Aún así, existen innumerables factores que influyen directa o indirectamente en la adquisición de este hábito, especialmente en los niños. Si tomamos esto en cuenta, no sólo pueden adaptarse a la lectura, sino también hacer de este aprendizaje algo interactivo y divertido.
Estos factores pueden ser divididos en emocionales, físicos e intelectuales. Sin embargo, muchas veces, el último factor tiende a ser considerado como fundamental, pero es cierto que los de orden psicológico y ambiental también pueden ser las causas del éxito o fracaso del lector. Vamos a echar un vistazo a cada uno de ellos.
Aprender a leer: factores emocionales
Uno de los ingredientes esenciales para el aprendizaje de la lectura es la actitud educativa de los padres y profesores. En muchas ocasiones, aunque afortunadamente, no en todas, ciertas conductas de los adultos pueden dificultar mucho este proceso para los niños. Este es el caso, por ejemplo, de la sobreprotección. Si el pequeño se siente excesivamente mimado y protegido, cuando se enfrenta a nuevos desafíos es muy probable que sienta mucha inseguridad y acabe esquivando. Igualmente, la permisividad excesiva disminuye la disciplina personal, la responsabilidad y la adquisición de buenos hábitos. La falta de reglas puede llevar al niño a sentirse desmotivada ante la realización de una nueva actividad que pueda requerir algún tipo de esfuerzo.
Igualmente, una presión excesiva por parte de la familia y del profesor también influye negativamente sobre el niño.
Comentarios como "Usted debería haber aprendido esto hace tiempo" o "Usted está atrasado en relación a sus compañeros" acaban con la moral y traen desánimo, pudiendo incluso llevar al niño a desistir. Lo peor es que esta decepción y renuencia a aprender a leer tiende a alcanzar todo lo relacionado con la escuela. De este modo, vemos surgir el temido fracaso escolar, acompañado de un inevitable sentimiento de inferioridad por parte del pequeño. También pueden surgir problemas de adaptación e interacción en su grupo de iguales. Factores físicos
La visión y la audición son funciones fisiológicas esenciales en lo que se refiere a una capacidad de lectura sólida. En realidad, existen autores que consideran que la capacidad auditiva es, incluso, más importante que la visión en etapas elevadas de aprendizaje de la lectura. La falta de agudeza visual o el equilibrio de los músculos oculares pueden afectar la capacidad de lectura. Igualmente, las hipoacusias (disminución de la capacidad auditiva) también afectan el proceso. Sin embargo, si ambas dificultades se detectan antes de los 3 años de edad, existen mejores perspectivas para el desarrollo lingüístico y la lectura.
Factores intelectuales
Son muchos los estudios que evalúan la madurez precoz de las niñas en relación a los niños. Esta anticipación intelectual es acreditada al mayor dominio del hemisferio izquierdo. Así, la lectura realizada "por" ese hemisferio cerebral tiende a ser hecha con menos errores y con una mayor comprensión. Así,
un primer requisito para que el niño aprenda a leer correctamente es una lateralización hemisférica
o, al menos, una preferencia por usar uno de los dos lados del cuerpo. Esto evitaría interferencias de indiferenciación cerebral inter-hemisférica. Una vez presentada esta falta de lateralización, pueden aparecer una serie de disturbios que influencian la lectura, tales como dificultades ortográficas y de escritura.
Comprender y leer
Aunque parezcan iguales, no lo son. ¿Cuántas veces nos sentamos para leer un libro y cinco minutos después percibimos que no entendemos nada? Prestar atención es fundamental para comprender lo que estamos leyendo. De lo contrario, sólo veremos un conjunto de letras, sin procesarlas cognitivamente. Comprender requiere una serie de procesos extralinguísticos que sobrepasan las características léxicas y semánticas de las palabras. Entre ellas, interpretar, contextualizar, resolver problemas y sacar conclusiones. La comprensión es más que puramente sensorial (visión y audición). Es construir activamente el contenido del texto, el máximo de la pirámide de lectura. Es decodificar un mensaje.
La influencia de la familia en la lectura
Cuanto más estimulante sea el ambiente del niño, más beneficiosa será la contribución dada. Por eso el peso de los padres en el proceso de aprendizaje de la lectura de su hijo es de importancia crucial. Además, el hábito de lectura de los padres también tiene una influencia decisiva en dicha adquisición. Existen diferencias significativas entre los niños cuyos padres leen frecuentemente y los niños sin este lector de referencia.
Por ejemplo, los padres que tienen el hábito de lectura son más propensos a leer un libro para sus hijos antes de dormir o tener en casa estímulos que inciten la lectura, como revistas, periódicos y libros. Por otro lado, algunos de los síntomas que aparecen con frecuencia en niños que fallan en aprender a leer es una timidez excesiva o la tendencia a colorear con mucha facilidad. Es común que también desarrollen sentimientos de inferioridad y que se muestren algo egocéntricos. También pueden manifestar hábitos nerviosos fruto de un estado interno de ansiedad, y desarrollar conductas como roer las uñas o insomnio. Por eso, es necesario estar extremadamente atento a esas situaciones para evitar esa sensación de fracaso e infelicidad generalizada. Y recuerde,