Mentiras: las piedras que más pesan en nuestras mochilas

Aunque usted no conozca el término "mitomanía", ciertamente ha oído hablar de los mentirosos patológicos o compulsivos. Probablemente venga en la memoria alguna película o libro donde el personaje tenía este problema y contaba innumerables mentiras. Estas películas, a veces, se catalogan en el género de comedia; sin embargo, lejos de ser una cosa divertida, es algo realmente cruel y dramático para las personas que lo viven y para las personas que atravesan su camino.

Es un problema muy serio que tiene consecuencias penosas, tanto para la persona que la mente patológica y compulsivamente como para las personas que se relacionan con ella. Además, es especialmente difícil para las personas que confiaron ciegamente en el otro y jamás esperarían lo que vinieron a descubrir con el tiempo.

Las mentiras blancas necesitan ser eventuales, no habituales. Mentir es un acto común en la sociedad en que vivimos.

Las llamadas "mentiras blancas" no son más que un último recurso que a veces utilizamos para salir de una situación que nos trae algún conflicto. A veces se usan para defendernos de los demás o para proteger nuestra propia dignidad. Desde el concepto de

"no puedo quedarme con usted porque estoy ocupada toda la tarde" cuando en realidad la tarde está libre, pero no estamos con ganas de salir de casa; hasta el "sí, usted está muy bonita, ese vestido se ve lindo" cuando en realidad no es lo que pensamos. En el primer caso, no queremos decir a la otra persona que hay algo que nos agrada más que su compañía - decimos simplemente "no puedo" en lugar de "no quiero" - en el segundo caso no queremos causar un disgusto a la otra persona diciendo que ella hizo una mala adquisición en cuanto al vestido. "No es el hecho de que usted me haya mentido, sino el hecho de que ya no puedo creer en usted, que me apasiona."

-Friedrich Nietzsche-
Que sean "blancas" no implica que sea necesario recurrir a ella de forma constante

, ya que perdemos autenticidad con nosotros mismos y con los demás. Si realmente no queremos salir de casa, tenemos todo el derecho de no tener ganas y de expresarlo así para la otra persona.Ganamos en honestidad y autenticidad cada vez que decimos la verdad

"Me perdone, pero hoy estoy cansada y no siento ganas de salir. ¿Qué tal si hacemos eso otro día? ". Con esta simple frase ganamos más un poquito de sinceridad con la otra persona y con nosotros mismos. Sin embargo, estas "mentirías", como se suele decir, no son sinónimo de gravedad o trastorno, sino un tipo de

subterfugio que aprendemos desde niños para salir de algunos conflictos rápida y fácilmente sin herir sentimientos ajenos. "Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera vista como peligrosa." -Alfred Adler- Sentimientos que, mintiendo o no, no depende de nosotros que sean heridos, sino que depende de la persona con la que interactuamos. Si mi amigo se molesta porque hoy no tengo ganas de salir de casa porque estoy cansado, no es mi responsabilidad; pero es mi responsabilidad si miente o no para él.

La mitomanía: un trastorno psicológico donde la mentira es protagonista
Las mentiras patológicas van mucho más allá de todo eso.

Implican un salto en gravedad que no debería pasar desapercibido a nadie. Estas personas inventan experiencias que no tuvieron, mienten sobre su edad, su profesión, su vida pasada, sus méritos académicos o profesionales, los lugares donde vivieron ... Mienten también sobre las personas que las rodean.

De alguna manera

buscan llenar un vacío con estas mentiras y su justificación es algo como: si detesto mi vida y mi persona, puedo inventar un personaje con quien sucede todo lo que siempre deseé. Esto hace que los demás admiren la vida de esta persona, y ella inmediatamente se siente estimulada por ello; entonces, continuará mintiendo ya que descubrió que a priori no hay consecuencias negativas para ella, sino que todo son "ventajas". Ventajas que se convertirán en veneno para su vida y para las de los que la rodean.

Esta forma de mentir va generando otro tipo de mentiras: las compulsivas. La persona ya mora de forma automática. Evita el conflicto interior y externo sistemáticamente y eso acaba convirtiéndose en un estilo de comportamiento totalmente arraigado y perfectamente estructurado. Evito, valiéndome de la mentira, aquello que me crea conflicto. Cuando se descubren, se ponen bravos y se protegen atacando

Cuando el mentiroso es descubierto, suele cubrir "la mentira" con otras mentiras. Se percibe que la persona no creyó en él con facilidad y continúa cuestionando, suele mostrarse a la defensiva y se protege atacando. Esto acaba perjudicando las relaciones, ya que no puede entender este comportamiento visto desde fuera.

Esto acaba generando desconfianza

, y las personas que lo rodean empiezan a vivir en un estado de alerta constante, ya que sienten que necesitan encontrar la verdad a cualquier costo para poder confiar de nuevo. "El castigo del tramposo es no ser creíble, incluso cuando dice la verdad."

-Aristóteles-La persona que mora sistemáticamente y sin darse cuenta necesita darse la oportunidad de recibir ayuda psicológica.

Piense que con sus mentiras lo único que hace es intentar tapar un agujero que no para de crecer, y lo hace siendo cómplice de la falsedad y de la imaginación.
Hay que aceptar lo que somos, realizar lo que queremos, sin tener que recurrir a las mentiras. La única cosa que hacen es apartarnos de lo que realmente anhelamos en nuestras vidas.