Vivir pensando en el momento siguiente, vivir conectado al "tengo que", o al "debo hacer", vivir desconectado de sí mismo o de todo lo que le rodea. Pare, observe, sienta, usted está aquí ahora, aproveche. Cuenta la leyenda de los Agoras que hace muchas épocas que los humanos caminaban y vivían con unos pájaros llamados "Ahora". Permanecían junto a ellos día a día con su canto en sus cabezas y sus plumas en sus cuerpos.
Cada vez que los humanos veían un paisaje hermoso, conversaban con alguien o sentían algo especial, el ahora les daba un golpe en la cabeza y cantaba, entonces la gente tomaba conciencia de ese momento y guardaba el recuerdo. Aprovechaban el presente y eran felices.
Los Agoras se alimentaban de las emociones que esos momentos causaban y conseguían que los humanos, que los acompañaban, vivían vidas más intensas a pesar de no tener pantallas de gran resolución y un bocado de colores. De esa manera, llegó un día en que algo cambió y la gente empezó a convivir con otras aves, una de plumas negras (el antes) y otra de plumas blancas (el después).
Poco a poco los pájaros Ahora fueron perdiendo su canto y sus susurros hasta quedarse apenas sin la voz. Los momentos de conciencia se fueron perdiendo. Pero la leyenda no termina aquí, aunque los Agoras no vuele más a nuestro alrededor o su canto haya perdido fuerza, siguen viviendo en cada uno de nosotros, esperando que estemos conscientes en cada momento que sentimos y aprovechamos. La prisa nunca fue buena
Vivimos de un lado a otro, marcados por horarios, por obligaciones, por reuniones, los niños tienen las agendas llenas de actividades y aparece entonces la famosa frase que todos ya escuchamos: "No tengo tiempo". La vida está hecha para ti, y eres tú quien tiene que ir detrás de lo que ella te da. Es verdad que muchas veces nos da sorpresas, pero hay más ocasiones en que encontramos lo que estábamos buscando.
Así, si no puedo cambiar mi agenda, tengo que cambiar mi forma de ver esta agenda.
Tener conciencia con mi Ahora interior para poder estar en cada lugar que estoy, conectarme con mi mente y con mi cuerpo, y no con prisa o pensando en el prójimo. Que el "pájaro del después" o los "susurros del pasado" no consigan borrar la voz de nuestra conciencia inmediata. Hagamos un esfuerzo para traer a nuestra mente ese canto del Ahora y valorar lo que tenemos en cada momento.
Piense que cuanto más alimentamos su influencia, más estará con nosotros. Vivir y conectar con el momento presente Cada día es un nuevo comienzo y nos da la oportunidad de vivir otro momento presente, de guardar el ayer, de dejarnos sorprender por el después y alimentarnos del ahora. Grabar recuerdos en la memoria exige vivirlas y emocionarse con ellas. Si me siento aquí y ahora, estaré creando la situación para poder crear una buena marca en mí y que después podré acceder. Si, por el contrario, vivo con prisa, sin parar y sin sentirme a cada momento, no doy oportunidad de ver y observar donde estoy, como me siento, cuáles son los sonidos a mi alrededor en este momento, porque sonríe o por qué sentí mariposas en el estómago, y lo más importante: si estoy donde quiero estar.
Conecto, paro y siento. Disfruto la vida y me emocionó. Río y grabo en mi memoria. Puedo aislarme del exterior y vivir ese exacto momento. Ahora sí, ya puedo continuar con los demás. Vivir cerca del ahora que nos hace disfrutar cada momento, el tiempo no existe sin mí, yo soy quien da sentido al tiempo y hago el mío.
Si conseguimos tener conciencia de nosotros mismos en cada momento podremos aprovechar cada segundo al máximo.