Cuando la doctora en psicología Dorothy Tenmov escribió su libro "Love and limerence: la experiencia de ser in love", ella estaba descubriendo el término perfecto para definir un estado de locura que tiene lugar en algunos procesos románticos(no en todos) denominado limerencia.
La limerencia consistiría básicamente en ese estado generalizado de locura que se mueve con nosotros y nos perturba, impidiendo que pensemos en otra cosa que no sea el ser amado.La frase popular "perder la cabeza por amor" encaja perfectamente en este proceso psíquico. ¿Cuestión de limerencia o cuestión de obsesión?
La limerencia puede representar sólo una fase de agitación física y mental que tiene como causa principal el amor por una persona.
Hasta cierto punto, los síntomas de esta no salen de los parámetros normales en lo que concierne a un noviazgo normal. Transpiración excesiva, palpitaciones, confusión, sensación de levitación y las hormonas agitadas son los puntos principales de esta fase que está marcada esencialmente por el amor romántico. Sin embargo, en ciertas ocasiones, esta fase natural se convierte en la limerencia como concepto psicológico.Cuando lo que ocurre en una relación es que se empieza a perder la cabeza por amor, la obsesión es lo que pasa a imperar en el cerebro de quien padece de este mal personal que, aunque la mayoría de las veces no tenga consecuencias más graves, ya fue la causa silenciosa de las muertes literarias más conocidas de la historia.
La limerencia fue la causa de la muerte de Romeo y Julieta, o mejor, la imposibilidad de permanecer juntos debido a la prohibición de sus familias enemigas. De cualquier forma, la historia ha sido pintada de romanticismo e intensidad con historias de amor que en muchos casos pasaron a la ficción. Pero, ¿es tan cruel este sentimiento que debería ser dulce y agradable? ¿Quién no quiere perder la cabeza por amor? El contradictorio de la limerencia es que no existe una sola persona que en algún momento de la vida no haya deseado perder literalmente la cabeza. Es por eso que existe la contradicción, en la que la mente se debate entre las construcciones estables de relaciones ya existentes y el deseo de conocer otros.
"Perderme en sus brazos, dulce locura, usted es mi droga más dura" El grupo español Doctor Deseo tenía eso claro y, como ellos, muchos de nosotros ya sabemos lo que es amar hasta perder la cabeza por amor. Sin embargo, también conocemos sus consecuencias y sabemos que los extremos en materia de sentimientos a menudo traen consecuencias tanto a nivel físico y emocional.
La limerencia se convierte en enfermedad justamente cuando la persona que sufre la fijación por el otro no es correspondida
. Es natural que la pasión se dé entre dos personas, pero cuando sólo una de las personas la siente, eso provoca innumerables consecuencias, impidiéndole hasta cumplir las tareas diarias.
Puede llegar al punto de que
quien pierde la cabeza por amor y sufre con eso acabe teniendo depresiones profundas e incluso cometa suicidio. Pero, ¿a quién enseñaron a amar con moderación en esta corta vida? Nadie nace sabiendo, y sólo los años demuestran lo que es el amor para cada uno de nosotros, y ese medio término que, al contrario de lo que nos hace creer esta cita tan conocida, no es un término estático, sino uno que varía de persona para persona. Conocer a sí mismo es la clave para determinar cómo usted quiere amar, cómo quiere sentir, y por fin, cómo quiere existir.