El sentimiento de culpa es, en principio, sano. Aunque causa desagrado, se trata de un mecanismo que está asociado a la autocrítica. Es inevitable que a veces ajamos de forma inadecuada y acabemos perjudicando a los demás. En estos casos, la culpa nos alerta por la necesidad de reparar. Sin embargo, hay circunstancias en las que la reprobación va más allá de lo que es razonable, y ahí es donde aparece la culpa patológica. La culpa implica un llamado a la conciencia.
Aparece cuando algún principio ha sido violado o pasamos por encima de algún valor en que creemos. La culpa es un sentimiento fuertemente asociado a la ideología ya la conciencia moral. "Vamos de inocentes a culpables en un segundo. El tiempo es así, pica-paus cantando en un árbol cansado ". -Juan Gelman-
En términos psicológicos, es prácticamente imposible definir si un comportamiento es "bueno" o "malo"
. Incluso, aquellos que perjudican deliberadamente pueden ser motivados por distorsiones en sus pensamientos o emociones, resultado de un ambiente alterado, enfermo o disfuncional.
Sin embargo, individualmente cada persona hace este tipo de evaluación en términos de cierto e incorrecto. Cuando siente que ha pasado por su sistema de creencias o valores, siente remordimiento. ¿Cuándo ocurre el cambio de culpa normal a patológica? Vamos a profundizar.Culpa normal y culpa patológica
No siempre queda clara cuál es la diferencia entre una culpa que podríamos llamar "normal" y una culpa patológica. Una primera pista para distinguir una de la otra es la evaluación de su frecuencia e intensidad.
Si es experimentada regularmente y es un sentimiento muy fuerte e invasivo, podemos hablar de culpa patológica.
Hay trastornos psicológicos en los que la culpa está muy presente. Uno de los más comunes es la depresión . Bajo ese estado, es muy común que la persona tiende a recriminarse a sí misma constantemente. En realidad, ella comienza a sentirse culpable de estar deprimida y no puede sentirse como los demás. La culpa patológica también está presente en los trastornos obsesivo-compulsivos, en fobias y en los vicios. En estos casos, la culpa actúa como parte del problema. No es una culpa sana que lleva a reparar o redirigir el comportamiento. En vez de eso, funciona como un factor de constante castigo emocional, que generalmente agrava el problema central.
Las caras de la culpaA veces la culpa se presenta un poco camuflada. En estos casos, no se trata del típico remordimiento después de haber hecho o hablado algo que consideramos reprochable. Hay, por ejemplo, la culpa traumática, una de las formas adoptadas por la culpa patológica.
El mecanismo funciona de la siguiente manera: una persona es víctima de una arbitrariedad, un abuso o un acontecimiento extremadamente doloroso. En estos casos, el impacto emocional es extremadamente elevado. Se configura, entonces, lo que se llama "trauma".
Aunque la persona es víctima de ello, desarrolla un sentimiento de culpa ante la situación.
Ese es precisamente uno de los efectos del trauma. En este caso, hay una culpa patológica. De la misma manera, hay casos en que una persona se siente culpable simplemente por imaginar un daño, aunque en la práctica nunca lo haya causado. No debería haber arrepentimiento, porque no se ha causado ningún daño. Sin embargo, si la moral o el superyó de la persona es extremadamente restrictiva, percibirá todo como si realmente hubiera hecho algo mal.
Superar la culpa patológica La culpa patológica puede llegar a ser muy incisiva. Poco a poco hace grietas y se infiltra en las diferentes acciones de la vida. Disminuye mucho la autoestima, aunque también es un producto de baja valorización de sí mismo. Por ejemplo, alguien con poco amor propio siente que debe agradar a los demás todo el tiempo, y si no tiene éxito, se siente culpable.
Lo que se requiere en estos casos es un proceso que permita abrir la mente para poder ver todo desde otra perspectiva. Es importante reflexionar sobre las normas y creencias que tenemos y, sobre todo, evaluar la razón de ser y su lógica. La gran mayoría de las veces implica códigos excesivamente rígidos, que en realidad no conducen a ser una persona mejor o un miembro mejor de la sociedad. Ellos sólo cumplen el papel de atormentar. En muchas ocasiones, es necesario realizar este proceso con la ayuda de un psicoterapeuta. Puede ser que la culpa tenga raíces tan profundas que sea difícil de enfrentar sin apoyo. Vale la pena hacer esfuerzos para deshacerse de la culpa patológica. Se trata de una fuerza que a veces se vuelve abrumadora y puede arruinar toda su vida.