La frase "Si usted ama, sufre. Si no ama, se enferma "es una de las más populares de Sigmund Freud. Ella está incluida en su obra "Introducción al narcisismo," y actualmente la encontramos circulando en las redes sociales. Muchas personas piensan que su sentido es romántico, pero en realidad se trata del resultado de toda una teoría acerca del tema.
En varias ocasiones ya se han levantado innumerables cuestiones sobre Sigmund Freud y el psicoanálisis. La crítica más frecuente afirma que se trata de un cuerpo teórico "no científico". Sin embargo, la mayoría de las teorías de Freud influenció a todas las ciencias humanas, incluyendo áreas "difíciles" como la psiquiatría.
Sea como sea, la verdad es que poca gente discute la importancia del amor en el desarrollo del ser humano. Desde el momento en que abrimos los ojos en el mundo sufrimos una carencia: la carencia del otro . No hay manera de sobrevivir o de crecer si no existe ese otroque lo haga posible. En otras palabras, esto significa que si no existe un mínimo de amor al comienzo de nuestras vidas, se vuelve inviable. Alguien tiene que atender a nuestras necesidades, o morir. El ser humano es, desde siempre y para siempre, un ser necesitado. Careciendo. Vivimos con un vacío imposible de ser llenado, aunque a veces lleguemos a creer que no es así. Esto se debe al hecho de que, desde siempre y para siempre, estamos condenados a una soledad sin salvación. Por más que consigamos establecer vínculos íntimos y amorosos, la realidad es que nacemos, vivimos y morimos esencialmente solos.
Si usted ama, sufre En el amor están en juego múltiples formas de sufrimiento, que van desde el amar y no ser amado, hasta el descubrimiento de que el amor no soluciona todo. Por un camino o por el otro, no hay manera de amar sin sufrimiento. ¿Por qué debe ser así? ¿Por qué el amor no lleva a la felicidad? ¿Acaso no es una actitud "masoquista" pensar de esa manera?
Enamorarse es una especie de "cólera maravillosa" donde los significados del mundo se alteran temporalmente. Tiene mucho de obsesivo, pero a veces imprime una vitalidad que difícilmente se logra a través de otras experiencias. Enamorarse es perverso y, a veces, delicioso. "Está muy bien representado en la obra" El amor en los tiempos de cólera ", de Gabriel García Márquez, donde afirma que" los síntomas del amor son muy parecidos a los de la cólera ".
Sí, enamorarse es sufrir con placer. Sufrir porque esa persona tarda en llegar, sentir que usted muere cuando sospecha que todo puede terminar. Saber que usted sería capaz de ir al infierno en la compañía de esa persona que le robó el corazón.
Se alterna la emoción de amar y ser amado con el miedo de perder a quien se ama . El entusiasmo por el encuentro, con las dudas traicioneras por los desencuentros. Una vez que esta fase vibrante de la pasión termina, inicialmente comienza a vivir una especie de duelo. "Algo" se fue, "algo" ya no es como antes.
Usted sabe que sigue amando a esa persona, pero también que ese amor tiene límites . Entonces usted sufre porque tiene que decir adiós a la ilusión de ese amor romántico y eterno.Si usted no ama, se enferma
Cuando una persona tiene dificultades para establecer vínculos de amor con los demás, se convierte en muy vulnerable emocional y mentalmente. El hermetismo, quedarse encerrado en sí mismo de manera obsesiva, la dificultad para comunicar a los demás lo que usted siente o piensa son señales de que las cosas no van por un buen camino.Esto se enferma. Si es importante sólo lo que tiene que ver consigo mismo y hay grandes dificultades para reconocer lo que afecta a los demás, sobran razones para creer que usted está atrapado en su propio narcisismo. Pero no se trata de un asunto moral o reprobable éticamente. Se trata más bien de una señal inquietante, que indica que esa persona enfermó o se enfermar.
En los asuntos relativos a la mente, siempre cuenta mucho la cuestión del tiempo. Todos tenemos etapas en que nos volvemos renuentes al contacto con los demáso fases en las que necesitamos estar a solas con nosotros mismos. Pero los problemas surgen cuando esto se convierte en un patrón relativamente permanente. El principal de ellos es que mientras la cara es el narcisismo, el otro lado es un fuerte desapego de la vida y una inclinación a todo aquello que represente la muerte.
Es como si alguien se enferma de sí mismo.
Este enfoque excesivo en el propio yo, tarde o temprano, se traduce en angustia, en obsesión. También se traduce en una vida poco productiva y con poco significado. O en un esquema en que los demás son sólo instrumentos, cosas que sirven a nuestros propósitos. En esas condiciones queda más lejos de nosotros la posibilidad de alcanzar algo que todos buscamos: la paz interior.