Probablemente todos saben cómo es convivir con una persona para quien el ego es todo. Esta sensación tóxica de tener que lidiar con un narcisismo que sólo quiere exhibirse y crecer ante los demás acaba siendo insoportable.
Es decir, convivir con alguien que se niega a hacer una autocrítica es como colocar piedras en un saco rasgado o, dicho de otra forma, hablar con una pared. Esto, desgraciadamente, aparece en ciertos ámbitos como una característica de éxito. Esto ocurre porque de alguna forma una característica psicológica como el narcisismo es capaz de borrar los otros beneficios de la luz propia.
Prepotentes, fantasiosos, con necesidad de admiración y aires de grandeza. Así son las personas que empuñan la bandera del narcisismo, que se olvidan de lo que los demás sienten, que esperan ser reconocidos como superiores y se divierten en sus fantasías de éxito, poder, brillo, belleza o amor ilimitado. Ellos sienten que son únicos y que hay algo que los hace inigualables. Sin embargo, su autoestima es casi siempre frágil, aunque creen que, a través de sus atribuciones, muchas de sus cualidades los hacen seres superiores. Son muy sensibles al "daño" de la crítica y de la derrota, lo que hace que disminuyan muchas veces su rendimiento y su funcionamiento profesional, lo que puede llegar a manifestarse en episodios depresivos. Por otro lado, en los momentos de grandiosidad la sensación que prevalece es un estado de ánimo maníaco o hipomaníaco.
Los que abrazan el narcisismo esperan que los reconozcan como seres superiores y, por lo tanto, exigen una atención y admiración constante. Generalmente ellos se preocupan que reconocen su trabajo y mantienen la expectativa de que sean recibidos siempre "
con fiesta ". Estas personas generalmente son envidiosas y creen que los demás las envidias, lo que hace que se comporten de manera arrogante y paternalista. Su sentido del derecho y su falta de sensibilidad hacia las necesidades y los deseos de los demás puede conducir a la explotación consciente o inconsciente de las otras personas.Así, esa calidad les hace esperar y exijan de los demás una dedicación especial. Si los demás responden como les gustaría, ellos tendrán la determinación de dar privilegios especiales y recursos adicionales a quienes creen que los merezca.Además, como se detalla en este tipo de problema de personalidad, tienden a discutir sus preocupaciones e intereses de forma inadecuada larga y detallada, sin reconocer los sentimientos y las necesidades de los demás. Y más, tienden a mostrar impacientes con los demás cuando estos hablan de sus problemas y preocupaciones, criticando y mirando con desprecio los problemas de las otras personas.
Narcisismo: vanidad de quien no tiene otra cosa para exhibir Caminaba con mi padre cuando se detuvo en una curva y, después de un pequeño silencio, me preguntó: - Además del canto de los pájaros, usted escucha algo más?
Agradezco mis oídos y unos segundos después respondí: - Estoy escuchando el ruido de un carro. - Sí - dijo mi padre - Es un carro vacío.
- ¿Cómo sabes que es un carro vacío, si aún no la vemos? - pregunté a mi padre.
- Es muy fácil saber cuando un carro está vacío, debido al ruido. Cuanto más vacía el carro, mayor es el ruido que me hace, me respondió.
vendré adulto y hasta hoy cuando veo a una persona hablando mucho, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, jactándose de lo que tiene y mostrándose prepotente y haciendo menos de las otras personas, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo:
"Cuando más vacía el carro, más grande es el ruido que hace.
La humildad consiste en callar nuestras virtudes y dejar que los demás las descubran.
Y recuerde que hay personas tan pobres que el único que tienen es dinero. Y nadie está más vacío que el que está lleno de sí mismo. En general, como se extrae de ese texto, la arrogancia, la prepotencia y el egocentrismo hacen mucho ruido, a diferencia de la imagen sana de sí mismo (autoestima).
Las personas que se sienten muy importantes saltan como un resorte cuando perciben cualquier tipo de ataque real o imaginario, porque cualquier detalle mínimo las hace sentir que todo es una ofensa y que le faltan con el respeto.
Esta búsqueda de reafirmación constante generalmente sale caro en sus relaciones personales y en su desempeño vital.
Este tipo de actitud nos hace reaccionar con rechazo, lo que a su vez perpetúa el victimismo de esas personas. Ellas piensan que tienen en su poder la verdad absoluta sobre los demás, teorizan sobre carencias y los problemas de los demás acerca de sí mismos. Poco a poco van alejando a las personas de su camino, personas que realmente les gustaban y que podían lidiar con sus dificultades gracias al cariño que profesaban.
En este sentido, no podemos olvidar que las personas que se comportan así necesitan ayuda.
Cabe a nosotros intentar ayudar y podemos acercarnos a ellos, recomendar que consulten a un profesional. Aunque lograr esto no es fácil, nunca es tarde para intentarlo.