Hay un juez llamado tiempo que coloca cada cosa en su lugar

Todos somos libres en cuanto a nuestras actitudes, pero no estamos libres de las consecuencias. Un gesto, una palabra o una mala actitud causan siempre un impacto más o menos perceptible, y cree si quiere, el tiempo es un juez muy sabio. A pesar de no emitir sentencia inmediatamente, siempre suele dar la razón para quien realmente la tiene. El célebre psicólogo e investigador Howard Gardner, por ejemplo, nos sorprendió recientemente con uno de sus razonamientos.

"Una mala persona nunca llegará a ser un buen profesional". Para el "padre de las inteligencias múltiples" alguien únicamente guiado por el interés propio nunca alcanza la excelencia, y ésta es una realidad que también suele revelarse en el espejo del tiempo. Cada uno cosecha lo que planta, y aunque muchos sean libres en cuanto a sus actitudes, no son libres de sus consecuencias, porque tarde o temprano este juez llamado tiempo dará la razón para aquel que la tiene. Compartir

Es importante considerar queaspectos tan comunes como un tono de voz despectivo o el uso excesivo de burlas y ironías en el lenguaje suelen traer serias consecuencias para el mundo afectivo y personal de las víctimas que las reciben. No ser capaz de asumir la responsabilidad de tales actitudes corresponde a la falta de madurez que, tarde o temprano, traerá consecuencias.

Le invitamos a reflexionar sobre ello. El tiempo, ese juez tan sabio Veamos un ejemplo:imaginemos a un padre educando a sus hijos con severidad y falta de afecto.Sabemos que ese estilo de creación y educación traerá consecuencias, sin embargo, lo peor es que el padre con esas actitudes busca ofrecer personas fuertes y con un cierto estilo de conducta para el mundo. Sin embargo, lo que probablemente logrará es una cosa muy diferente de lo que pretendía: infelicidad, miedo y baja autoestima.

Con el tiempo,

esos niños transformados en adultos darán su sentencia: se alejará o evitará a ese padre, lo que tal vez esa persona no pueda entender.

El motivo de esto es que muchas veces quien lastima "no se siente responsable de sus actitudes", carece de una buena intimidad emocional y prefiere usar la culpa (mis hijos son mal agradecidos, mis hijos no me gustan). Una forma básica y fundamental de pensar es que todo gesto, por pequeño que sea, tiene consecuencias. Es hacer uso de lo que se conoce como "responsabilidad plena". Ser responsable no significa sólo asumir la culpa de nuestras acciones, es entender que tenemos una capacidad de respuesta obligatoria hacia los demás

, que la madurez humana comienza a volverse responsables por cada una de las palabras, gestos o pensamientos que generamos para propiciar nuestro el propio bienestar y el de los demás. La responsabilidad, un gesto de coraje Entender que la soledad de ahora es consecuencia de una mala actitud en el pasado es, sin duda, un buen paso para descubrir que todos estamos unidos por un hilo muy fino donde un movimiento negativo o irruptivo que trae como consecuencia un nudo o la ruptura de ese hilo. De ese vínculo.Procure que sus gestos hablen más que sus palabras, que su responsabilidad sea el reflejo de su alma; para eso, procure siempre tener buenos pensamientos. Entonces, ciertamente el tiempo lo tratará como se merece.

Compartir Es necesario considerar que somos dueños de buena parte de nuestras circunstancias de vida, y que una manera de propiciar nuestro propio bienestar y el de los que nos rodean es a través de la responsabilidad personal: un gran gesto de el coraje que le invitamos a poner en práctica a través de estos simples principios.Consejos para ganar conciencia de la propia responsabilidad

El primer paso para ganar conciencia de la "responsabilidad plena" es abandonar nuestras propias islas de reconocimiento en las que enfocamos gran parte de lo que sucede en el exterior sobre la base de nuestras propias necesidades. Por eso,

esta serie de principios también son indicados para los niños. Usando ellos podremos enseñarles que sus actitudes tienen consecuencias.

Lo que usted piensa, qué usted expresa, qué usted hace, qué usted calla.Todo nuestro ser genera un tipo de lenguaje y un impacto en los demás, al punto de crear una emoción positiva o negativa.

Es necesario ser capaz de intuir y, principalmente, de empatizar con quien está a nuestro alrededor. Anticipar las consecuencias de sus actitudes: sea su propio juez.Con esta sugerencia no nos estamos refiriendo a caer en un "autocontrol" que nos lleve a ser nuestros propios verdugos antes de haber dicho o hecho cualquier cosa. Se trata sólo de intentar anticipar qué impacto puede tener una determinada actitud sobre los demás

y, consecuentemente, también sobre nosotros mismos.

Ser responsable implica comprender que no somos totalmente "libres". La persona que no ve límite alguno en sus actitudes, en sus deseos y en sus necesidades practica ese libertinaje que, tarde o temprano, también traerá consecuencias. La frase tan conocida "mi libertad termina donde su comienza" adquiere aquí todo el sentido. Sin embargo, también es interesante procurar propiciar la libertad y el crecimiento ajeno, para así alimentar un círculo de enriquecimiento mutuo. Vale la pena poner esto en práctica.