"El secreto de una vejez agradable consiste sólo en la firma de un honroso pacto con la soledad."
-Gabriel García Márquez en Cien Años de Soledad- Si no planea pasar, continuar o terminar la vida solo,
Entienda que la la soledad es una consecuencia y no una causa.
Será el resultado de su inversión en las relaciones.
¿Cuánto usted invierte de sí para cultivar la presencia de las personas a su lado? Hay especies que viven bien solas en la naturaleza, pero definitivamente no somos una de ellas. La soledad "devora (...) y causa descompás en nuestro corazón".
Es temida y puede llegar a ser inevitable. Estar solo, o mejor, sentirse solo no es cosa que se anhela, ni que se desee. La soledad molesta.
Somos seres con necesidad física y emocional de hablar, oír, de convivir. Nuestra identidad depende del otro, existir no basta si no es visible al campo de visión de otro individuo. De la proximidad de otros de nuestra especie es que adquirimos habilidades básicas como actuar. Imitamos, aprendemos, y para eso tenemos que estar en bando. Somos, en algún nivel, dependientes de la realidad que viene de la confirmación que el otro nos da. Sólo nosotros enfermamos, perdemos placeres sencillos e inmensos como el de conversar.
El mundo actual se ha encontrado con demasiado individualismo
. En los mercados vemos pequeñas porciones de huevos, panes y yogurt a la venta, todo para que no se estrope antes del consumo en un hogar solitario. En los lanzamientos inmobiliarios, espacios pequeños donde vivir una o más de dos personas. Una multitud de solitarios camina por las calles cargando esa generosidad llamada Smartphone. Como dijo un colega columnista: "tamo unos chatos" sosteniendo ese trecho. Estamos solos. Perdiendo cada día la capacidad de relacionarnos. Estamos intolerantes. ¡Estamos prefiriendo la soledad!La soledad es como caminar en la estera en un cuarto vacío y en silencio
. Los segundos pasan lentos, oímos sólo nuestros pasos. Como si la vida fuese aquel caminar sólo por supervivencia, porque si nos detenemos, caer. Sin gracia, sin placer. Caminando hacia la nada, sin salir del lugar.Nadie planea la soledad. Hay sólo los que aprenden a convivir con ella. Antes de que empiecen a disparar las piedras - sí - quedarse solo es bueno sí, es legal cuando se quiere leer un libro, oír una canción.
Muchos quieren estar solos, pero nunca ser solos. Queremos quedarnos solos por un tiempo, pero no para siempre. Nadie quiere pasar la vida sola. Tal vez, como ha dicho Gabo en la que es para mí su obra maestra, la soledad sea un contrato que tendremos que firmar en la vejez, pero es necesario que se haya vivido y guardado recuerdos para soportar el fin. Veo el individualismo y la opción por la soledad como un tipo de enfermedad social que acomete nuestra forma típica de comportarse. Esto no es natural de nuestra especie, sin embargo, sin darse cuenta, somos nosotros los protagonistas del alejamiento. Nos alejamos del otro todo el tiempo - no sólo por la comodidad de las relaciones idealizadas del mundo virtual - nos alejamos porque somos intolerantes. Discordamos de todo el tiempo y, al mismo tiempo, sólo queremos a nuestro lado quien esté de acuerdo siempre con nosotros. Estamos completamente indispuestos para convivir con las diferencias y creemos que la soledad es una opción mejor. Lo siento, pero no lo es.
El ejercicio de la convivencia con el otro de nuestra especie que, a pesar de semejante, piensa y actúa de forma diferente, es precepto básico.
Estamos perdiendo la capacidad de cambiar, de ceder un mínimo que sea en nombre de una relación, y eso nos llevará a la inevitable soledad, aquella que nadie planea y que nadie quiere.Nadie hace planes de soledad, sin embargo ella es la consecuencia inevitable de quien abandona el hábito de convivir, de quien cree que tener razón es más importante que ser feliz, de quien tiene piedras para disparar todo el tiempo, de quien construye muros en y se vuelve de uno de nuestros mayores placeres como gente: el de no estar solo.