-Vinicius de Moraes-
Esa manía que tenemos de marear de las cosas y de las personas nos lleva a grandes pérdidas.
Parece que siempre estamos esperando más, queriendo otra cosa, y de ese modo no conseguimos disfrutar lo que ya tenemos, lo que ya conquistamos. Nutrir sueños y ser ambicioso es positivo, pero sólo mirar lo que se quiere muchas veces nos ciega frente a todo lo que ya poseemos. En medio de esa frenética búsqueda por lo que anhelamos desgraciadamente
podemos acabar alejándonos de personas que están junto a nosotros y que nos ayudaron a conquistar lo que tenemos y somos hoy. Desgastamos, así, una relación que nos fortaleció, de tanto que nuestros ojos sólo parecen ver allá adelante, haciéndonos ciegos en relación a quien ya está a nuestro lado, luchando y soñando con nosotros hace un buen tiempo. De tanto ansiar por lo nuevo en nuestras vidas, a veces dejamos de valorar lo que ya es parte de nuestro día a día, descuidándonos de las varias riquezas que la vida nos ha concedido. Por eso tantas relaciones dejan de ser amorosas para convertirse en un descompuesto de ideas, deseos y objetivos. Por esa razón es que muchas veces dejamos escapar entre los dedos el amor mayor de nuestras vidas, a cambio de infidelidades efímeras y vacías de afectividad. ¿Por qué buscar a alguien allá afuera cuando ya existe alguien que nos ama y dedica parte de su vida a la nuestra? ¿Por qué creer que todo el amor que un día unió dos corazones apasionados muere de una hora para otra, sin posibilidades de renovación?
¿Por qué parar de sonreír a la persona que duerme a nuestro lado, de robarle besos furtivos, de tocarle las manos, de preguntarle cómo se siente, de enviarle mensajes apasionados y declarar nuestro amor y su amor. admiración?Los sentimientos pueden parecer adormecidos, dada la carga de trabajo excesiva y de preocupaciones que se avolucan en nuestra vida, pero
si ya hubo amor sincero, posiblemente todavía hay una chispa de él que pueda ser reaciada. Necesitamos ser agradecidos a la persona que estuvo a nuestro lado por tiempos, pues todo lo que obtuvimos y construimos se debe a ella también. Gratos y dispuestos a reencontrar dentro de nosotros los sentimientos que parecían perdidos, porque probablemente el amor está entre ellos, esperando por fuerza y motivación de nuestra parte. Los amores acaban, sí, pero no es fácil algo tan punzante y mágico, como lo es un amor verdadero, enfriarse por completo.No podemos dejar el tiempo transformar en la tumba nuestros deseos, principalmente en relación a alguien que entró en nuestra historia y la hizo mejor y más completa. Es necesario despertar dispuesto a alimentar el amor, todos los días, en cualquier momento, donde esté. Es necesario recordar que estamos juntos con alguien que por lo menos ha sido el amor de nuestras vidas, y que muy probablemente siempre lo será.
Cultivemos los sentimientos que nos unieron con nuestro amado, dedicándole parte significativa de nuestra atención, de nuestra mirada, de nuestra vida. Si calificamos nuestros pasos y no permitimos que la frialdad del mundo allá afuera entre nuestros sentidos, estaremos listos para amar de nuevo y de nuevo quien siempre estuvo allí bien juntado, en los momentos de goce y de sufrimiento, luchando por nosotros y creyendo en nuestros sueños. El amor tiene una fuerza descomunal y una capacidad inagotable de reinventarse. Él resignifica nuestra vida, haciéndola siempre más agradable de vivir, junto a las personas que nos aman de verdad. Antes de desistir, por lo tanto, es preciso que busquemos en los apasionados y nos reasigne por los ojos cómplices que buscarán por todos los días, hasta el final de nuestras vidas.