El psicólogo William James afirmó "Si nos acordáramos de todo, estaríamos tan enfermos como si no recordáramos nada". La memoria en general funciona de forma selectiva, no recuerda toda la información de la misma manera, por lo que el concepto de memoria selectiva. Ciertos recuerdos pueden ser almacenados muy profundamente en nuestra mente y ser recordados con riqueza de detalles, mientras que otros aspectos pueden no ser bien recordados o ser olvidados con facilidad.
Esta característica muestra que la memoria selectiva no es un tipo de memoria. Es justamente lo contrario, el proceso mnésico completo es selectivo. Por lo tanto, no es coincidencia que a veces logramos recordarnos un acontecimiento del pasado, pero no de otro. Nos profundizamos en el interesante mundo de la memoria selectiva.
La base de nuestra identidad es la memoria
Los recuerdos, en general, suelen funcionar de la misma manera en todas las personas, y no sólo en lo que se refiere a asuntos generales, sino también en lo que se refiere a creencias privadas y recuerdos autobiográficos forma nuestra propia identidad. Somos nuestros recuerdos.
Pero la identidad no es una versión de todos los acontecimientos en los que participamos, como si todos y cada uno de los días que vivimos quedaran archivados en alguna parte de nuestro cerebro de forma intacta en cantidades equivalentes entre sí. Creer en esto sería asumir que nuestra memoria es una especie de grabación exacta de lo que percibimos. Y esto es imposible: sólo nos acordamos de lo que de alguna forma fue significativo para nosotros. De ese modo, nuestra identidad está repleta de una colección de recuerdos escogidos por nuestra memoria selectiva."La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados."
-Jean Pau-
¿Por qué nos acordamos de ciertas cosas y de otras no?
Si reflexionamos sobre nuestros recuerdos llegaremos a la conclusión de que hay ciertos momentos que recordamos con abundancia de detalles, mientras que otros parecen mucho más difusos y con algunos tenemos la sensación de que han sido eliminados de nuestra memoria. ¿Por qué nos acordamos de ciertas cosas y de otras no?
La principal razón es que
para que la información sea almacenada y recordada, ésta necesita ser captada correctamente por nuestros sentidos. Y para ello es necesario que los niveles de atención y percepción funcionen de forma óptima porque si no se pierde la información sobre lo ocurrido. Además, la repetición será muy importante para que el recuerdo acabe por consolidarse en nuestra mente. Otra razón parece estar en el fenómeno del que todos somos víctimas en algún momento de nuestras vidas, conocido como disonancia cognitiva. Esta consiste en el malestar que sentimos cuando mantenemos dos opiniones, actitudes o creencias contrarias. Y está relacionada a la memoria selectiva porque para aliviar esa sensación negativa, solemos descartar una de las dos opiniones, actitudes o creencias que mantenemos para que no exista tal conflicto. Cuando nos sentimos culpables por haber realizado una acción contraria a nuestras creencias, como por ejemplo haber salido un trabajo, encontramos la forma de girar la situación hasta creer que realmente es la decisión correcta. Aunque en el fondo seamos que desearíamos no haber tomado esa decisión. De modo que, cuando distorsionamos nuestros pensamientos, el recuerdo que tendremos de esa decisión será completamente diferente con el paso del tiempo.
Entonces, nos acordamos de ciertos acontecimientos y de otros no porque nuestro cerebro tiende a rechazar lo que es innecesario y quedarse con lo que importa de verdad.
Como forma de protección, nuestra memoria tiene la tendencia de recordar lo que es bueno y positivo para alejar de la mente los acontecimientos negativos que nos provocan dolor. Con todo esto podemos deducir que la función de la memoria selectiva es hacer una selección de nuestros recuerdos. Coloca cada una donde corresponde, por un lado deja ciertos recuerdos escondidos en nuestra mente porque considera que no nos añaden nada o que no son de mayor importancia, y por otro, coloca algunas en la primera línea, si son necesarias.
Pero no podemos olvidar todo lo que duele, ya veces seguimos recordando por alguna razón que desconocemos. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que es posible entrenar la mente para olvidar los momentos desagradables, afirmando que si los reprimimos durante un largo período de tiempo puede suceder de caer en el olvido. "Gracias a la memoria sucede en los hombres lo que se llama experiencia." -Aristóteles-
¿Por qué es útil la memoria selectiva?
No todo lo que duele puede desaparecer como en un pase de magia, aunque la ciencia haya comprobado que es posible entrenar la mente para olvidar momentos desagradables. El psicólogo Gerd Thomas Waldhauser de la Universidad de Lund, en Suecia, realizó una investigación donde descubrió que gracias a la memoria selectiva podemos entrenar a la mente para olvidar eventos difíciles.La investigación demuestra que cuanto más tiempo intentamos olvidar un recuerdo, más difícil será recuperarla. Esto es, si ocultamos durante décadas de nuestra mente el dolor que sufrimos con la pérdida de un familiar, será improbable recordar nuevamente las palabras que oímos durante su funeral. Esta estrategia es muy útil para las personas con síntomas de depresión o de trastorno por estrés postraumático.
A veces superar el pasado no es una opción, es la única forma de enfrentar el futuro de forma sana. Mitigar recuerdos que nos perjudican es la mayor utilidad que la memoria selectiva tiene. La posibilidad de suprimir deliberadamente esos recuerdos que nos sostienen o que son la causa directa de muchos sufrimientos psicológicos es una vía que la psicología comenzó a usar, y no sólo por medio de la hipnosis.
La memoria siempre será selectiva porque está ligada a nuestras emociones.
Pero, ¿podemos recordar lo que queremos o lo que la memoria quiere? "Somos nuestros recuerdos, somos ese museo químico de formas inconstantes, esa pila de espejos rotos."
-Jorge Luis Borges-
Bibliografía Allegri, R. F., y Harris, P. (2001). La corteza prefrontal en los mecanismos atencionales y la memoria. Rev Neurol, 32 (5), 449-453.
Cano Gestoso, J. I. (1993). Los estereotipos sociales: el proceso de perpetuación a través de la memoria selectiva.
Harmony, T. H. A. A. A., Marosi, E., Becker, J., Reyes, A., Rodríguez, M., Bernal, J., ... & Fernández, T. (1992). Correlación entre el análisis de frecuencias del EEG y el rendimiento en prueba de atención selectiva y memoria en niños. América pensamiento y lenguaje revista, 1 (1), 96-103.
Le Goff, J., & Le Goff, J. (1991). El orden de la memoria: el tiempo como imaginario (No. 930.1). Paidos,. Todorov, T. (2000). Los abusos de la memoria. Barcelona: Paidós.