No escuchamos para cuidar, escuchamos para responder

Escuchamos, pero no oímos. Vivimos en una sociedad en la que no siempre interesa lo que los demás tienen que decir, porque lo único que cuenta es lo que encontramos. Escuchar es una actitud ante la vida que no siempre practicamos.

Según varias investigaciones de Daniel Goleman, los individuos que alcanzan el éxito profesional suelen ser personas más receptivas y con una gama de intereses más elevada . Personas en las que la capacidad de la escucha y de la proximidad permite tener un mayor control sobre las situaciones y sobre los propios recursos humanos.Quien sabe oír percibe hasta su silencio, hasta el gesto más sutil de quien está frente a él, porque hablar es una necesidad, pero oír es un arte que no todo el mundo domina.

CompartirLa comunicación no se basa en la emisión de un mensaje por parte de dos o más personas. Es algo que va más allá, porque

comunicar también depende de nuestra personalidad, de nuestra inteligencia emotiva y de nuestra empatía. No somos suficientemente eficientes debido a la interferencia de los "ruidos mentales"Hablamos en exceso, pero no oímos.

Según el economista y divulgador Otto Sharmer, las personas deberían facilitar una apertura que parta directamente del propio corazón: tener acceso a los niveles más profundos de la propia percepción emocional y activarlos para ser más receptivo.

Si la naturaleza nos dio orejas no fue sólo para que pudiéramos escuchar, sino para que también aprendiéramos a oír. Ahora, si en el día a día no conseguimos hacer esto o no somos lo suficientemente eficientes, es debido a la interferencia de los siguientes "ruidos mentales": Oímos con el "piloto automático" conectado

y con hábitos ya adquiridos donde no queremos que otros nos convencen de cosas que, supuestamente, ya sabemos.

  • Estamos enfocados en nosotros mismos y en el "pero esto ya lo sé" ... Solíamos limitar nuestra capacidad de oír lo que, selectivamente, confirma nuestras creencias. Si la ley básica de las relaciones humanas es nuestra capacidad de interconexión, deberíamos dejar de lado esta individualidad y esos rumbos del individualismo, basados ​​en el entorno del "yo", para permitir una adecuada apertura a nuestro alrededor.
  • Veamos cómo conseguirlo.
  • Cuando escuchamos desde el corazón, un gran arte Wilbur Schramm, notable experto en modelos de comunicación, explica que a la hora de establecer un diálogo, lo importante no es el mensaje en sí, sino el estado emocional de los interlocutores.

Podría resumirse a algo del tipo "respondo lo que siento y no en base a lo que yo oigo".

La mente habla todo el tiempo, mezclando el rumor del pasado, deseos insatisfechos, miedos, actitudes limitantes, fuertes creencias, preocupaciones y emociones. A veces, es casi imposible desprenderse de todo esto para conectarse con alguien frente a nosotros.

Si tu mente te agarra todo el tiempo con tu ruido, ¿cómo crees que será tu capacidad de escucha? Compartir Silencie su mente y "desacelere" Como usted ya sabe, el movimiento "slow" está de moda. No encare esto como un simple folleto, en realidad es toda una filosofía a ser adoptada porque en nuestra existencia existe algo más que la necesidad de ir rápidamente.

Piense en la posibilidad de desacelerar un poco para tomar el control de su entorno

y así liberar su mente para apreciar el presente de una forma más plena.Desconecte todos los días de los ruidos externos (celular, transito, televisión), para trabajar después su ruido interior y hacer una limpieza.

Desarrollar la intuición

Lo que tiene que ver la intuición

  • con la capacidad de la escucha? Ser intuitivo es tener capacidad de no suponer cosas antes de oír,
  • de saber atender con el corazón abierto y la mente limpia, sin prejuicios, sin convicciones previas.

A veces, basta con mirar a nuestro interlocutor con una sonrisa y una mirada sincera para hacerlo ver que lo entendemos.

Intuir emociones ajenas es aplicar la empatía a nuestras conversaciones, es ofrecer proximidad y comprensión. Saber intuir es tener la capacidad de decir todo lo que necesitamos a la hora correcta, para después no quedarnos con el "yo debería haber dicho, yo debería haber dicho que sí, que no, que intentáramos de nuevo ..." Sea receptivo a otros puntos de vista, permita sentir y aprender Hablamos demasiado y no oímos cómo deberíamos a aquellos que nos rodean, cuando en realidad sus opiniones y experiencias podrían interesarnos y enriquecerse.

  • Vivimos en una sociedad donde interesa más ver lo que nuestros amigos publican en las redes sociales que darles atención personalmente para oír lo que quieren contarnos.
  • Sea receptivo a todo lo que rodea a usted,
  • abra su mente y permita ser más libre, más curioso.

A veces, una simple conversación puede propiciar toda una revelación, todo un cambio personal.

Atreva a probarlo.

  • Saber oír es sentir a la otra persona como parte de nosotros, sin barreras, abrazando su existencia de forma empática, libre y sincera ...
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