Dicen que perder para aprender no es perder, y eso es absolutamente cierto.Usted sólo es derrotado si quiere: si no quiere, saca provecho de esa pérdida y aprenda algo nuevo sobre lo que está faltando y lo que está sobrando para alcanzar la victoria.A veces se gana y otras se aprende. No hay un solo ser humano que haya pasado por la vida sin conocer la derrota. En realidad, muchos de los grandes hechos son una escalada de fallas, hasta que se convierten en una victoria contundente.
¿No fue así que se hicieron los grandes descubrimientos y las grandes conquistas de la humanidad?"La derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce."-Jorge Luis Borges-
Precisamente lo que hace que el sabor de la victoria sea tan dulce es la dificultad que ella implica. Nadie saborea una victoria que llega a sus manos sin luchar por ella. Tal vez pueda enorgullecerse de su suerte, pero no se enorgulle de su conquista, porque sólo es una conquista cuando combina talento y esfuerzo.
A veces se ganaCarlos Serrano es un atleta que tiene el récord mundial en natación paraolímpica. En las redes sociales él comparte una foto en la que aparece sosteniendo un letrero que dice:"En los entrenamientos se ganan las medallas. En las competiciones se recogen ".
La frase no puede ser más correcta.
Lo que garantiza la victoria es el trabajo sobre sí mismo, la preparación, el esfuerzo, que implica desarrollar todo un proceso en que se va gradualmente rompiendo sus propias marcas. Ganar no es una realidad reservada para que los tengan más capacidades, sino para quién sabe usarlas mejor.
Ganar es un fruto que sólo prueba quién es capaz de proponer una meta, luchar sin descanso por ella y trabajar a veces sin cuenta sobre sus propias fallas y lagunas, para hacerse digno de la victoria.La mentalidad del ganador se caracteriza por el esfuerzo y el trabajo, que ocupan un lugar primordial.
Quien sabe ganar también sabe que nada crece solo, sino que es producto principalmente de la perseverancia.Se gana primero en la lucha consigo mismo para definir las metas, para confiar en lo que es capaz de hacer, para construir una decisión suficientemente persistente a las eventualidades y para mantenerse firme, a pesar de las dificultades. Cuando alguien lo consigue, sólo le queda "recoger las medallas".
No existe una receta para la victoria, pero es posible definir las características del victorioso. La primera de ellas es la fe en su propio trabajo. A esto podemos sumar una gran capacidad para ser autocrítico, de una manera saludable. Esto significa tener capacidad suficiente para evaluar objetivamente sus errores y aciertos. A veces se aprendeEn la Grecia antigua hubo un verdadero culto a la competencia, particularmente la deportiva. En aquella época, tales eventos tenían un valor muy diferente de lo que tienen hoy en día. Platón, en La República, insistía en que los jóvenes debían ser educados sobre dos pilares: la gimnasia y la música. Por gimnasia se entendía la educación del cuerpo, y por música, la educación del alma.Para los griegos era impensable que alguien fuera capaz de vencer en una competición deportiva si, al mismo tiempo, no tenía grandes valores como humano.
Lo que traía más mérito al atleta era precisamente este "ser mejor" en comparación a las personas medias. Lo que se exaltaba era su valor y su esfuerzo. Las competencias eran denominadas con la palabra "Agon", que significa lucha, desafío. De ahí viene la palabra "agonía", que en nuestros tiempos se refiere a una condición que separa la vida de la muerte.Sólo hay ganadores y perdedores cuando hay competencia. Y
sólo existe una competencia sana cuando se dirige a las áreas que necesitan ser trabajadas
, pulidas, mejoradas, como condición para alcanzar la victoria.
La derrota siempre es relativa.
E es relativa porque depende siempre de los sentimientos, emociones y actitudes que se originan en quienes experimentan la imposibilidad de alcanzar un objetivo, en un momento determinado. Sólo es derrota, en el sentido estricto del término, si lo que sigue es el abatimiento total. Si, sin embargo, la imposibilidad de alcanzar un objetivo se convierte en fuente de reflexión y de aprendizaje, no podemos hablar de derrota como tal.Este aprendizaje es un repensar de las razones por las cuales la persona no logró alcanzar la victoria, e incluso una revisión de la propia meta. A veces la derrota es una señal de que estamos en el camino equivocado, en busca de un propósito que tal vez no sea el mejor para nosotros.Para quien tiene una mentalidad vencedora, la palabra derrota, en realidad, no existe. Lo que existen son situaciones en que usted consigue lo que se ha propuesto y otras en que usted tiene la posibilidad de aprender algo que no sabía.