Todos nosotros ya conocemos una de las emociones más incómodas que existen, pero también una de las más habituales: la frustración.La frustración aparece cuando un deseo, un sueño, una meta o una expectativa no se puede alcanzar, por lo menos en este momento, por más que usted se esfuerce. Es la forma más clara que el mundo tiene que hacernos entender que, desgraciadamente, no siempre es un lugar justo.
En muchas ocasiones, como no nos gusta ver a nuestros hijos tristes, no llegan a experimentar la frustración en casa. Es muy común que los dejamos ganar mientras estamos jugando con ellos, porque pensamos que tener que lidiar con la emoción de las pequeñas derrotas y de las frustraciones inherentes a las mismas sólo va a hacerles sentir una tristeza momentánea. De esta forma, hacemos todo lo posible para evitar. Sin embargo, las reacciones emocionales establecidas en la infancia forman gran parte del futuro emocional de una persona.
Es decir, si hoy nos encargamos de las emociones negativas, mañana vamos a reducir la incidencia de problemas derivados de este tipo de emociones. Conocer y aprender a manejar las emociones negativas en la infancia, en un ambiente seguro como el de la familia, ayudará a nuestros hijos a desarrollar una serie de estrategias de enfrentamiento y regulación emocional que les permitirán desarrollar una personalidad sana, basada en la madurez emocional. Compartir
¿Por qué es importante educar en la tolerancia y la frustración?¿Por qué la educación en la tolerancia y la frustración es tan importante? Porque la frustración es una de las emociones más poderosas que afecta la construcción de la autoestima del niño, la que le hace considerar su valor y le muestra cuáles son los aspectos que ella puede mejorar. Por eso, aprender a tolerar la frustración desde pequeños permite que los niños puedan empezar a construir las bases de su resiliencia.
Esto quiere decir que las emociones negativas que los niños sienten cuando están ante una frustración no van a dominar su vida.
Quiere decir que estas situaciones que un niño vive pueden hacer que ella consiga las cosas algún día, y ellas contarán con estrategias que aprendieron en casa si estas emociones o situaciones ocurren.Los niños con intolerancia a la frustración suelen presentar síntomas emocionales como la ansiedad o la depresión. Además, es bastante común que muestren problemas de comportamiento, como agresividad en relación a objetos y personas, rabia pasajera, oposición en relación a las figuras de autoridad y, sobre todo, negar actividades que no proporcionen un refuerzo a corto plazo.CompartirAdemás, si sus hijos no tienen tolerancia a la frustración cuando crecen,aquellas actividades en las que la victoria no es cierta y que requieren esfuerzo se transforman en una amenaza en lugar de un desafío
. Por lo tanto, suelen fracasar en este tipo de actividades y se concentran más en otras que, aunque pueden ser más peligrosas, como el consumo de drogas, les proporcionan refuerzos a corto plazo. Todo esto significa que no es necesario reforzar las situaciones frustrantes, pero tampoco debemos impedir que los niños las afrontan y midan sus fuerzas con ellas. Simplemente debemos dejar que las frustraciones ocurra en los juegos en familia, en los deportes o en cualquier actividad y, cuando lleguen, acompañarles en este momento emocional tan desagradable:reconociendo y validando la emoción primero y ayudando a generar soluciones alternativas después.
Es bueno que sea el propio niño a asumir la responsabilidad de generar una solución alternativa a aquellos problemas cotidianos que están a su nivel. No debemos ser nosotros a compensar las fallas de ellas, porque si no privar a nuestros hijos de la responsabilidad de trabajar actitudes esenciales, como la paciencia, la aceptación, la solución de problemas, la demora del refuerzo o la creatividad.Compartir
Pasos para enseñar a sus hijos a tolerar la frustración Para enseñar a un niño a tolerar la frustración, usted puede guiarse por los siguientes pasos:Dar el ejemplo:
no hay mejor manera para aprender sobre "expresión emocional" que ver como los padres verbalizan los sentimientos que nacen de la frustración. No dar todo listo a los niños:
si facilitamos todo para nuestros hijos y no permitimos que ellos enfrenten sus desafíos solos, es difícil que ellos se equivocan y aprendan con sus errores. Tenga en cuenta que en su vida usted no podrá acompañarlos todos los días y evitar que ellos cometan sus propios tropiezos.Respetar sus tiempos y sus formas:
su hijo puede hacer las cosas de forma muy lenta o de forma lenta y equivocada, pero es su forma de crecer y aprender. Usted tiene que respetar sus acciones, incluso si se equivocan o no hacen de la forma en que lo haría. Con eso usted está permitiendo que él viva el error como algo positivo y está desarrollando en él la percepción de realización y competencia personal, que son esenciales para el desarrollo de una autoestima sólida.
No ceder a sus rabietas, pero tampoco anular o minimizar su llanto:
- en muchos casos las situaciones frustrantes dan origen a rabietas, principalmente en los niños más jóvenes. Si los padres ceden a esas burras, los hijos aprenderán que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas. Además, llorar es una respuesta necesaria, positiva. En muchas ocasiones, llorar es un paso preliminar para neutralizar la impotencia y para sentirnos más preparados para el aprendizaje posterior.Transformar las frustraciones en los aprendizajes:
- las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga, porque la frustración es un motor poderoso para generar alternativas si no se rinde a las emociones negativas que genera. De esta forma, podrá enfrentarse al problema por sí mismo cuando vuelva a aparecer. Enseñarles a ser perseverantes:
- la perseverancia es esencial para superar situaciones adversas. Si nuestros hijos aprenden que siendo constantes pueden solucionar muchos de sus problemas, ellos sabrán controlar la frustración en otras ocasiones. Pero esta perseverancia no tiene por qué ser inmediata ni muy insistente, podemos enseñar a volver a intentar hacer la tarea una vez que el niño esté más tranquilo.Enseñarles a pedir ayuda cuando lo necesiten:
- porque no caminamos solos en esta vida, y sí podemos aprender de los demás. Pero usted tiene que dejar que ellos aprendan con usted, para que cuando usted no esté cerca, ellos puedan buscar soluciones solas. En resumen,
- la frustración puede ser una emoción positiva si se sabe manejarla, ya que ella tiene un importante valor de motivación para quien no se deja llevar por las emociones negativas que produce. Por eso, como todos vamos a vivir frustraciones en nuestra vida, sea en mayor o menor medida, enseñar esta emoción a nuestros hijos y sus posibilidades les ayudará a triunfar en el futuro ya desarrollar una personalidad emocionalmente más sana.