El amor no correspondido es, posiblemente, una de las situaciones más dolorosas por las que podemos pasar en la vida. Quien la vivió sabe y la sintió con todo su ser. Es por eso que, a su vez, es la oportunidad más clara que tenemos de aprender varias lecciones sobre nosotros mismos. Al estar en plena apertura sentimental, estamos mucho más frágiles e hipersensibles a lo que sucede. Vivir esta situación puede ser traumática y angustiante, pero también enriquecedor y esclarecedor.
Obtemos, sin duda, una perspectiva única en la que nos vemos viviendo diversas facetas que no creíamos tener. De repente el tiempo se detiene, y nuestro ritmo cardíaco acelera cada vez que pensamos en aquella persona amada por la cual tenemos plena fijación.
Compartir La melancolía del amor
La melancolía es la fiel compañera del amor no correspondido.Es la enfermedad del amante insatisfecho, a causa de la no correspondencia, del deseo, y de la constante necesidad de fusión. "Todo amante cuyo amor sea sincero y que no pueda gozar de la unión amorosa, sea por separación, por desdén del amado, o por guardar en secreto su sentir, movido por cualquier circunstancia, debe llegar por fuerza a las fronteras de la enfermedad y estar extenuado y cansado, lo que a veces le obliga a quedarse de cama. "
-Ibn Hazm-
Deseamos compartir todo lo que vivimos con esa persona , cualquier cosa nos hace recordar. Todos los lugares por donde ella pasó se vuelven sagrados, nos exaltamos y alteramos al contemplarla, aunque sea una fantasía.
Esperamos cualquier mínimo contacto con ella, y el resultado termina siendo nostálgico: una tristeza instalada en lo más profundo de nuestro corazón. Es cuando sentimos la verdadera soledad por no estar con quien tanto queremos.
Esta enfermedad, como es la melancolía del amor, proviene precisamente de la única cosa que podría remediarla: el ser amado.
Frustración por no ser correspondidaEs inevitable, a lo largo de este proceso en que sentimos un profundo amor, que nos invade la frustración por las expectativas, ilusiones y fantasías que no llegan a satisfacerse con el paso del tiempo.
La no correspondencia del amor puede surgir ante una pasión de alguien que no lo corresponde, y puede ocurrir también ante un desamor donde ocurrió un abandono después de un amor mutuo previo. En ambos casos
la intensidad de la frustración puede causar diversos problemas tanto físicos y psicológicos
, debido a la autodestrucción que supone mantener la ilusión y la esperanza indefinidamente de forma insatisfecha.
¿En qué momento se pierde la esperanza y el deseo por estar con la otra persona? Esta es una pregunta que podrían responder a los que ya pasaron por esta situación. Sin embargo, hay una peculiaridad: la respuesta y la resolución será diferente con cada una de las personas amadas.
Aceptación de la no correspondencia
Todo este proceso de madurez y auto-conocimiento termina con la aceptación. Ser capaz de asimilar y comprender que el amor no es controlable, no depende de nuestra voluntad, y por lo tanto la otra persona no podrá sentirlo, aunque quiera. "No ser amado es una simple desventura; la verdadera desgracia es no amar. "-Albert Camus-
Así como nosotros no podemos dejar de sentirlo cuando queremos, sólo podemos observar cómo se va transformando en relación a cómo está siendo vivenciado. El amor forma parte de los asuntos espirituales y no puede ser intelectualizado.
Es un profundo goce que nos inunda y nos llena de alegría y deseo. Sentimos que nada importa más que el bienestar de la persona que amamos.
Sólo la persona que ama en esta situación sabe dónde está su límite, el momento en que tendrá que entregarse a la aceptación de la realidad.Cuando la desesperación, el malestar y la melancolía sean vividos con gran intensidad, sin llegar a la represión, vamos dejando morir estos sentimientos que no suponen un término, sino una transformación en la relación.
Lamentarse por haber amado y no ser correspondido demuestra una gran ingratitud, dado que el hecho de haber sentido lo que es amar es el mayor de los dones que podemos obtener.
Su magnitud e intensidad hacen florecer nuestra alma, y también nos esculpen a través de las heridas.