Cuando su hijo nace, llega un tesoro, ya que por fin usted tiene delante de sus ojos el fruto del enorme amor que el ser humano siente por la vida.
El respeto y el cariño que toda persona necesita sentir por los demás encuentra su punto culminante cuando el pequeño llega al mundo desde el vientre de su madre.
La llegada de un hijo
La llegada de un hijo siempre debería ser fruto del amor. Cuando dos personas se aman con todo el alma, deciden traer al mundo el fruto de esa unión, que se cristaliza en el parto del pequeño, que simboliza todo lo hermoso y hermoso en la relación. Pero, en este caso, no queremos que haya confusión con el amor de pareja para que un niño tenga que llegar al mundo.
Si usted ama con todas sus fuerzas la vida humana, desea con el alma dejar constancia de su paso por esta tierra y adora el mundo de los pequeños y sus singularidades y maravillas, usted está con pleno poder para que ese pequeño ser que aparecerá en la su vida llegue y coloque las piernas al aire.
Un niño siempre tiene que ser deseado.
El parto es un acto natural que perpetúa la especie, pero no debemos dejar que quede en algo meramente evolutivo. Los seres humanos, amantes de dar significado a todo,
tienen el poder para hacer que la llegada de un hijo simbolice todo lo que es bueno y bello entre nosotros. Nace su hijo
Cuando su hijo nace, ame cada día de su vida como si fuera el último.
CompartirÉl aparece en el mundo con la inocencia de aquel que nada conoce.
Nosotros somos sus padres, tutores y protectores. Tenemos que proteger su conciencia de todo aquello que es malo y negativo y que nos rodea.Nuestra misión, además de amar a estos pequeños, es dejarnos influenciar por la pasión que ellos sienten por aprender y descubrir.
Los niños tienen una verdadera capacidad para hacer de las cosas más simples actos increíbles llenos de novedad.Para su hijo, cada cosa que aprende, por simple que pueda parecer, es un verdadero descubrimiento. Piense en el pirata que finalmente encuentra su tesoro tan deseado.
Para ellos, todo es mágico, misterioso y sorprendente. Hay un mundo por ver y con el cual aprender. Aleje el negativismo
Es muy importante alejar todo lo que sea negativo y que pueda afectar su aprendizaje.
Permitimos que nuestros tesoros, durante los primeros años de vida, sientan nuestro amor, nuestro cariño y nuestra capacidad de mostrar todo lo que hay de hermoso en el mundo.
CompartirUn niño es un legado.
Nuestra forma de ser, educación, genes y actitudes en relación a la vida acaban siendo reflejadas en las costumbres del pequeño. Un niño que empieza a descubrir su mundo y su entorno es feliz.
Vibra con cada cosa, por simple que sea. Obviamente, no es posible detener el tiempo para que sea siempre así. Pero tenemos la capacidad de crear un mundo entre todos nosotros que le permita vivir en un ambiente de paz, amor, amabilidad y respeto. El mundo es de los niños
Vivimos en un mundo que a veces puede parecer doloroso y duro.
Pero ellos no tienen por qué pagar por nuestros errores. Debemos inspirarnos en cada día de nuestra existencia en su inocencia y pasión por la vida. Ellos son nuestro fruto, nuestro tesoro.
Es nuestra misión impedir que crezcan en un ambiente desafortunado y competitivo en exceso. Si miramos bien la feliz inocencia de los niños, nosotros, los adultos, tenemos mucho más que aprender de ellos que de lo contrario.
Caminan todos los días con una sonrisa en los labios. Se encanta con el vuelo de una mariposa y se maravillan con el sabor de un helado de chocolate. ¿No es esta belleza de las cosas más simples? Nuestros tesoros deben ser protegidos y amados por encima de todo en el mundo. Son la cosa más bonita que un ser humano es capaz de crear. Y nuestra misión es devolverles el cariño con todas las fuerzas. Nunca se olvida de eso.
Nace su hijo, llega un tesoro. No hay nada en la vida que sea más bello e importante. Disfruta y cuida de él, porque es maravilloso.