"Soy vulnerable", yo admito. Pero ... ¿quién no es? Algunas cosas hieren a todos. Hay aspectos en nuestro día a día que nos afectan y que a veces nos hacen ser un poco más frágiles. Nadie nace con una armadura impenetrable.Una armadura que impide que pasemos mucho tiempo llorando cuando nos golpean fuertemente. Que nos permite no temer la soledad cuando vemos el vacío en nuestras manos.
Los agujeros de las esquinas de una casa ya deshabitada, donde antes bailaban muchas risas. La tranquilidad.Nuestros miedos son nuestros y nadie puede hacer nada para hacerlos desaparecer, para ocultarlos en viejos bolsillos por ahí.
Todos nos acordamos de un fracaso que tal vez haya cambiado nuestras vidas. Del camino que no pudimos cruzar porque nos privaron, o porque no fuimos lo suficientemente valientes. Hay muchos que ocultan las cicatrices de una infancia difícil. O las traiciones de una familia que no estuvo presente cuando fue preciso. ¿Quién nunca fue vulnerable alguna vez en la vida?
Todos nosotros. Pero como se suele decir, la fuerza también está en la vulnerabilidad.Una fuerza que puede darnos aliento y voluntad para levantarnos. Para recoger nuestras cenizas y escribir con ellas el libro de nuestra vida, habitado por nuevos aprendizajes. Aprendimos que resolvemos primero con lágrimas. Mi vulnerabilidad, mi fuerza
Vivimos en una sociedad donde solamente los más fuertes son los más aptos. Se valoriza la razón por encima del sentimiento, se toma como referencia personas capaces de ocultar sus emociones para alcanzar sus objetivos. A veces, educamos incluso a nuestros hijos con la idea de que siempre es mejor que escondan sus lágrimas.
Que hagan silencio y que atiendan, en vez de expresar lo que sucede en su interior. Son muchos los niños que crecerán buscando cantos privados donde puedan esconderse. Personas que llegarán a la madurez dominando muchos de sus sentimientos, intentando aparentar una falsa fuerza, una falsa firmeza. Mirar, asumir y callar, disimulando que nada les hace daño. Que no se puede vencer.
Pero nada de eso es real. Las personas que han sido educadas para ocultar sus emociones tienen una grave carencia, que a largo plazo les traerá muchos problemas. Son incapaces de gestionar todo ese complejo mundo interior: el miedo, la ira, la rabia, la incertidumbre ... ¿Cómo hacer si siempre se ha dicho que debemos aparentar que nada nos afecta?
Las consecuencias de no saber "asumir" nuestra vulnerabilidad, pueden causar diversos problemas: 1. En el momento en que surja el factor miedo, temor o inseguridad, la persona tendrá apenas dos opciones: quedarse paralizada sin poder reaccionar o huir de determinada situación . 2. El hecho de no asumir que todos nosotros somos frágiles en nuestro interior hace que nosotros mismos construyamos una falsa armadura que, tarde o temprano, acabará siendo derribada. 3. Es necesario asumir nuestra propia vulnerabilidad. Yo sé que hay cosas que me causan daño y, como tales, las asumo, las entiendo e intentaré, después, superarlas.
Vulnerabilidad y resiliencia
Todos, absolutamente todos, disponemos de esa maravillosa capacidad para sobreponernos a la adversidad.
A la dificultad, a la oscuridad y al miedo. La resiliencia es una semilla que todos abrimos en lo más profundo de nuestro ser; sólo hay que saber cultivarla.
Para ello, es necesario que seamos conscientes de estos aspectos: 1. Usted no es tan fuerte como usted piensa ser.
Usted no puede cargar tantas dificultades sobre usted, como cree poder. Usted no es una super-mujer ni un superhombre. Todos nosotros tenemos nuestros límites y, si usted no tiene conciencia de eso, llegará un día en que usted acabará cayendo. Proteja, coloque límites y sea consciente de hasta dónde puede llegar. Siente su vulnerabilidad y protéjala.
2. Es posible que usted ya sea muy consciente de su vulnerabilidad. Pero cuidado, ser vulnerable no es un estado permanente. Es saber reconocer que podemos ser heridos, que hay cosas que nos dañan. Primero, hay que reconocerlas para luego establecer medios y estrategias para ir siempre adelante. Para mantener la integridad y superar. 3. La vida, a veces, muestra su lado más cruel y nos lleva por el camino más difícil.
La vida, como usted ya sabe, suele llevar a graves efectos secundarios. Pero si usted desarrolla su resiliencia, conseguirá proteger su integridad y saldrá fortalecido. Esta no es una simple frase tomada de un manual de autoayuda; es una realidad. Un respiro de esperanza que usted podrá encontrar en su interior, al que debe agarrarse fuertemente para conseguir salir de esa situación. Usted es más valiente de lo que piensa, pues, aunque pueda parecer sorprendente, su vulnerabilidad también es su fuerza.