Administrar las emociones de manera inteligentesignifica canalizarlas para mantener el equilibrio y la armonía. De esta forma, conseguimos ser una fuerza positiva para nosotros mismos y para todos aquellos que nos rodean, y evitamos que nuestro mundo emocional nos quite energía vital.
Cuando nuestras emociones logran mantenerse en equilibrio, somos más productivos, más creativos y más felices. Impedimos que lo que sentimos tome cuenta de lo que somos. Así,logramos dar un rumboconstructivo a ese mundo subjetivo, poniéndolo a nuestro favor, y no contra nosotros.
"La inteligencia emocional representa el 80% del éxito en la vida".
-Daniel Goleman-
Con las emociones tranquilas, somos capaces de establecer objetivos y alcanzarlos. Somos capaces de tener relaciones sanas con los demás y dar lo mejor de nosotros mismos. De ahí la importancia de aprender a administrar nuestras emociones. Para alcanzar esto, basta tener poder de decisióny constancia.
Recomendaciones para administrar las emociones
1. Entender que las emociones negativas no existen
Las emociones tienen una razón para existir. Por lo tanto, es un error clasificarlas como positivas o negativas. Debemos tener en cuenta que existen estímulos que nos hacen experimentar ciertas emociones. Esto es inevitable.El miedo
, por ejemplo, es una respuesta a situaciones de amenaza. Si no lo experimentáramos, tendríamos conductas imprudentes que pondrían en riesgo nuestra integridad. La rabia, a su vez, también es una respuesta defensiva, cuyo papel es el de prepararnos para el ataque cuando hay un peligro.Por lo tanto, no hay emociones negativas
. Para aprender a manejar las emociones, lo importante es que sepamos interpretar el mensaje que cada una de ellas transmite. Ellas son una guía para saber que algo está sucediendo y debe ser abordado.2. Permítete sentir para administrar las emociones. La educación y la creación tradicional casi nunca nos enseñan a administrar las emociones.
Estamos convencidos de que hay sentimientos y emociones que no debemos experimentar.Oímos, por ejemplo, que llorar o tener miedo no sirve de nada.
Sin embargo, las emociones no nacen ni desaparecen sin motivo. Por eso,reprimir lo que sentimos no es una manera correcta de administrarlas. Intentar oprimir lo que se siente sólo pospone su expresión. Lo que fue reprimido, a veces, vuelve de forma mal.Primero, entonces, se debe entender que todas las emociones son legítimas y que tienen pleno derecho de existir y de expresarse. Si aceptamos lo que sentimos, será mucho más fácil administrar las emociones.
No aceptar implica crear una confusión que resultará en una tormenta interna .3. Observe, observe, observe ...
La mejor manera de administrar las emociones es aceptándolas y, también, comprendiéndolas. Para lograrlo, es indispensable que aumentamos nuestra capacidad de observación sobre ellas.Sólo el hecho de prestar atención en ellas ya permite que empecemos a canalizarlas.
Daniel Goleman, el gran teórico de la inteligencia emocional, indica que
"la atención regula la emoción".Esto quiere decir que cuando enfocamos nuestra atención en lo que estamos sintiendo, automáticamente ajustamos o ponemos en perspectiva esa experiencia subjetiva.Para observar las emociones, lo más adecuado es preguntarse: ¿qué estoy sintiendo?
Después, debemos intentar dar el nombre exacto a esa emoción que experimentamos. ¿Es la rabia o la frustración? ¿Es repulsa o fatiga? Cuanto más precisa sea esa identificación, más fácilmente llegaremos a comprender por qué esas emociones. 4. Ser crítico con el propio pensamiento A pesar de parecer que no es así,
muchos de nuestros pensamientos surgen de manera mecánica . Son interpretaciones de la realidad que a veces tienen fundamento ya veces no. En algunas ocasiones ellas son fruto de un raciocinio y, en otras, no.
El pensamiento no es la realidad, sino un filtro para la realidad. Él nos lleva a sentirnos de una determinada manera ante lo que sucede y, en muchas oportunidades, nos lleva a equívocos. Por ejemplo, el pensamiento puede decirnos que cierta dificultad es un aburrimiento. Pero, también, podría decirnos que es un desafío, una oportunidad. Sin embargo, esto sólo ocurre cuando nos atrevemos a cuestionar esas ideas, y no simplemente nos dejamos llevar por ellas.
Aprender a manejar las emociones de manera inteligente implica estar plenamente alertas, atentos y enfocados en nuestro mundo interno. Puede ser que el comienzo sea difícil, pero las ventajas son tan grandes que el cambio ciertamente valdrá la pena.