Hoy es un día cualquiera, o un día glorioso. Podemos hacer elecciones, o podemos no hacer nada. Podemos elegir hacer algo diferente, desde una perspectiva innovadora, o podemos elegir hacer las mismas cosas de todos los días. Por supuesto, es muy bueno poder hacer las cosas de todos los días, después de todo, es una señal de que estamos bien, de confirmación de nuestra identidad, y de que seguimos teniendo nuestro referencial usual, que nos mantiene en equilibrio. Sin embargo, cambiamos un poco cada día, nos volvemos un producto del conjunto de las pequeñas y grandes partes de nuestra vida, de nuestras acciones y pensamientos. Gota la gota, palabra por palabra, pensamiento por pensamiento, o caminamos lentamente, o
damos un paso largo y asertivo hacia lo que es importante: deseos, intenciones, objetivos, estados de ánimo . O, incluso, a una persona mejor, que vive allí, pero que, por ahora, está fuera de alcance.Elegir lo diferente significa añadir.
Más un día para arriesgar una nueva actitud, o repaginar una antigua , colocar lo que no sirve más en cajones internos del ático de nuestro ser, hablar palabras bonitas nunca dichas, dar risa en lugar de llorar, elegir la alegría en lugar de llorar, si se cierra en una concha, decir "buen día" para sí mismo antes de desearlo a los demás, saludar a alguien que nunca vio en la vida, llamar a alguien que se ama y nunca más oyó la voz.Invitar a alguien a algo sencillo y sabroso, pero que no está acostumbrado a hacer, ir a una librería y olvidarse de las horas leyendo
, escuchar lo que su alma le dice, en vez de oír a los demás. Ir a una fiesta de gente desconocida, hacer un viaje a Machu Picchu, conversar con alguien sísido para descubrir cuánto es feliz. Todo esto parece lugar común? ¿Puede ser, pero de qué se hace la vida? De lugares comunes, ¿no es así? Cada uno tiene un millón de opciones para elegir lo que quiere hacer. Usted puede saltar de paracaídas, hacer una hoguera en el jardín, salir gritando en la calle. Puede ser radical, moderno, solidario, excéntrico, loco o equilibrado. No hay nada mal, siempre que haga la diferencia, siempre y cuando sea algo a añadir.Para que al final del día puedas afirmar con gusto: un día más.
En contrapartida, elegir el de siempre hace el día ser menos uno.
Menos un día para hacer lo diferente, para tirar aquella pieza que ya no está funcionando dentro de la gente, para arriesgar lo que se tiene tanto miedo de arriesgar. Menos un día para transformar un pensamiento torcido, para resolver una pendiente vieja y aburrida, para sonreír al otro, para estar en la luz. No es que el día de siempre sea malo. Sin embargo, si mantiene su patrón diario, no verá lo que necesita ver. Porque un patrón es así, está dentro de un formato, y una vez que decide salir de ese formato, usted podrá vislumbrar lo que hay fuera del patrón. Usted puede descubrir que no hay un patrón de su agrado. Y que no necesita estar dentro de uno. Intente salir de su patrón. O bien, al final del día, dirá para sí mismo, a regañadientes: menos un día. Elegir un día glorioso ... Un día glorioso, o más un día vivido es aquel en que hacemos suceder
, que nos da la oportunidad de caminar un poco más hacia un estado de espíritu ideal (el ideal de cada uno) y en el que se añade una experiencia realmente válida. Es aquel en el cual el camino es trillado con los ojos bien abiertos, con todos los sentidos pulsantes.
Menos un día vivido es aquel en que se vive en el piloto automático, en el patrón ya creado, en el cual se pierde una porción de energía. En este, se camina el camino sin mirar hacia los lados, y los sentidos permanecen sin sentido. Escoja lo que elija, sólo esté atento a cómo clasificará su día en su último final, en su cierre sagrado, en sus consideraciones íntimas.Bia Cantanti: