Hace días que perdí el amor de mi vida. Fueron tres años llenos de cariño, comprensión y uno de los aprendizajes más fascinantes que pude retener en mi corazón. Y me encantaría compartirlo hoy contigo, pues antes de separarnos, éramos para siempre.
Las personas viven el amor de muchas y diferentes formas. El nuestro fue aquel que va muy rápido, que nos lleva a no parar para reflexionar, pensar y sentir. Es cierto que nuestro amor era único, de los que sólo solemos vivir en el cine y en las novelas. Cada día yo era más consciente de que nuestro amor era muy bueno para ser verdad. Y eso era lo que los dos creíamos.
Con el paso de los días, creíamos ambos en un sentimiento lleno de belleza y pureza. Estábamos ciegos por la emoción de haber encontrado algo tan valioso y único. Este sentimiento nos llevó a no preguntarnos si estábamos haciendo las cosas bien entre nosotros, si de verdad éramos el uno al otro, o compatibles. De esta manera nunca pudimos valorar lo que teníamos, y por eso nos rendimos mucho más. "Te amo para amarte y no para ser amado, ya que nada me gusta tanto como verlo feliz"
- George Sand -CompartirÉramos capaces de volar y ser para siempre.Cada vez que nos encontrábamos, sentíamos los abrazos, besos y minutos de nuestro amor como la primera vez. Inundaba nuestro corazón y nos llenaba de plenitud interior. Era invencible y nada podía romper esta magia. Con sólo una mirada sentía que estaríamos juntos por toda la vida. Cuando lo conocí, en sólo unas horas, empezamos un camino sin separarnos más.
A veces creo que ese puede haber sido nuestro error: descuidar tanto de lo que teníamos, no parar en cada momento y no conocernos más profundamente. "Aprendimos a amar no cuando encontramos a la persona perfecta, pero cuando llegamos a ver de forma perfecta a una persona imperfecta." - Sam Keen - Es cierto que
cuando usted se encuentra en un momento tan perfecto, nada le importa. Yo estaba seguro de que nos manteníamos unidos con un lazo único y mágico. Una unión tan increíble que me hacía querer seguir en todas partes, y lo mismo sucedía con él. Con este sentimiento construiríamos nuestra vida sin que nos importara nada más. Y empezamos nuestra historia a toda velocidad.
Tanto que nos chocamos el uno con el otro en nuestra propia realidad. Todavía no nos conocíamos lo suficiente y el tiempo por sí solo empezó a hacernos daño. Así, no supimos tener empatía y entender al otro, aprender por el camino. El error nos llevó a no saber hacerlo. Al final, no éramos para siempre Y entonces sucedió. Fue cuando nos dimos cuenta de que no éramos tanto el uno para el otro como sentíamos y pensábamos. Sólo me di cuenta de que no era mi persona quien tenía que acompañarle por el resto de su vida, ni él quizás la mía.
El dolor de sentir que no sabía agradarle, de que no éramos compatibles o de ser tan diferentes sólo nos llevaba a no entendernos. Inundarnos en emociones negativas que ya no conservaban un lado positivo.
Todo esto nos llevó a no querer estar tan juntos, ni físicamente ni interiormente.
Pensábamos que nuestros cuerpos eran sólo lo que nos unía. Nuestros corazones ya no sentían esa necesidad, la necesidad de luz juntos, llenos de paz. La tristeza que sentíamos hace muchos días se volvió inmensa, generando una barrera llena de profundidad. Y nos separó. Ya no soñábamos una vida juntos, y nuestros deseos comenzaron a tomar caminos diferentes.Me sentía muy vacía. La rapidez fue nuestro verdugo, acelerando nuestro tiempo y amor. Una relación que caducó y me llevó a rendirme, a no seguir intentando. A no creer que él también se fuera, que acabara nuestro cuento de hadas y preciosa historia.
Dicen que cultivar el amor es el más fácil de hacer en nuestras vidas, pero no sabía hacerlo. Me rendí y fui cobarde. Le dejé volar, y él a mí. Pero seguíamos mirando el cielo porque supe darme cuenta de que nuestro amor no tenía fin. Estoy seguro de que en otro lugar, en otra vida o tal vez en otro cuerpo. volvamos a encontrarnos y podamos amarnos de verdad. Aprender juntos, comprendernos, tener empatía, disfrutar y compartir una amistad. Y algo más. Para siempre o no.
Le deseo lo mejor. Usted siempre estará en mi corazón. "El verdadero amor no es nada más que el deseo inevitable de ayudar al otro a ser quien es." - Jorge Bucay -