Todos conocemos a personas que "guardan todo" y pocas veces demuestran sus emociones. Tal vez nosotros mismos lo hagamos en algunas ocasiones. El problema es que cuando las emociones negativas no se expresan, este resentimiento o malestar se va acumulando y, en un momento u otro, tarde o temprano, esto se reflejará en nuestra salud. Nuestro estado de ánimo afecta directamente nuestro estado físico. Por lo tanto, entender cómo administrar nuestras emociones cuando estamos con una enfermedad más grave puede darnos cierta estabilidad interior que resultará en mayores posibilidades de recuperación.
¿Cuáles son los efectos que las emociones tienen sobre nuestro organismo?
Podemos identificar algunas emociones perjudiciales: alegría desmedida, ira, miedo, ansiedad, melancolía, tristeza y autoritarismo. Con el tiempo, los extremos de estas emociones causan daños en nuestro cuerpo.
Si la persona experimenta conflictos internos, preocupaciones o situaciones emocionales que no puede resolver, es posible que algunos órganos en particular empiecen a expresar ciertas consecuencias negativas.
Un exceso de ira daña el hígado. - Un exceso de miedo daña los riñones y la vejiga.
- Un exceso de alegría, la hiperexcitación, daña el corazón y el intestino delgado.
- Un exceso de tristeza daña los pulmones.
- Un exceso de ansiedad perjudica el estómago, el bazo y el páncreas.
Un exceso de dominio y autoridad sobre u otros desequilibran el intestino grueso.
Interrelación entre los órganos y las emociones
Como reflejo de lo anteriormente expuesto,
si alguno de los órganos principales está débil, la persona tendrá tendencia a sentir la emoción que está asociada a ellos.
Por ejemplo: si su bazo está debilitado, es posible que usted se convierta en una persona muy triste. Los alcohólicos y dependientes químicos que poseen el hígado dañado, pueden ser personas que manifiestan gran ira. Las personas con riñones debilitados suelen ser más tímidas, nerviosas y medrosas. Todos estamos expuestos a extremos emocionales, pues la vida nos expone a una gran variedad de emociones intensas. Las personas mueren y nos entristecemos. Las actitudes de las demás personas nos aborrecen y ciertas situaciones a veces nos dan miedo. ¿Qué podemos hacer?
En cuanto al control de las emociones, hay algunas actividades que pueden ser muy útiles para relajar el cuerpo y la mente, tales como la práctica de la meditación, los ejercicios de respiración, el Tai Chi Chuan y el yoga, por ejemplo. La acupuntura también puede servir mucho para calmar las emociones. Las esencias florales (disponibles en tiendas de alimentos naturales) y la homeopatía también son excelentes recursos para ayudar a modificar esquemas internos rígidos o bloqueados.Los cambios no ocurren de la noche a la mañana, pero con tiempo y esfuerzo usted puede convertirse en una persona más tranquila y, en consecuencia, descubrirá que su salud va mejorando. Las emociones y los pensamientos negativos activan la respuesta al estrés y perjudican el sistema inmunológico. El pensamiento positivo, al contrario, anula el estrés y estimula las defensas.
Aprendiendo a comprender y dominar sus emociones y pensamientos, usted tendrá mayor control sobre su propia vida y, sin duda, su salud le agradecer.
Evidentemente, si usted siente que una situación determinada se está volviendo grave y no puede lidiar con ella sola, no deje de hacer una consulta con un psicoterapeuta, que sabrá orientarle adecuadamente.Para finalizar,
usted siente que alguna de las emociones que vive puede estar perjudicando? ¿Por qué no hacer cambios? ¿Por qué no buscar actividades que nos ayuden a buscar mayor serenidad y paz interior?
Recuerde que se trata de que usted mismo experimenta los beneficios de un cambio en su vida. Usted no tiene nada que perder y, potencialmente, tiene mucho que ganar.