Nunca existió un ser humano sobre la Tierra que no haya vivido, aunque por corto tiempo o en grado leve, un desafío. Sabemos que el reto es todo aquello que nos lleva a cuestionar sus efectos y la manera de resolverlos. Es una invitación de la vida para que podamos mostrar nuestras habilidades de buscar conocer lo que está por encima de las visibles capacidades que ya demostramos, permitiéndonos enfrentar lo desconocido y adquiriendo así una expansión en nuestras capacidades, conocimientos y resiliencia. También puede ser visto como competición sobre un rival, por así decir, donde queremos probar que somos más capaces ante lo que nos propusieron. Comportamiento común en juegos, por ejemplo.
Cualquiera que sean los desafíos, sabemos muy bien que no es fácil para nadie aceptar y superar
, vistos ser seres falibles y limitantes en la comprensión sobre el propósito de la vida en nuestro caminar. Siempre estamos cuestionando considerando, en algunos casos, que no merecemos tal desafío, que la vida no es justa, etc.Encontraremos en la vida aspectos que necesitaremos superar para crecer en varias escalas.
Nuestra vida está formada por varios ciclos, en los cuales diferentes tipos de desafíos se van presentando para que podamos, a través de ellos, volverse verdaderamente sabios. ¿Cuántas veces ya enfrentamos desafíos que hasta conseguimos resolver con rapidez y claridad, pero otros se arrastrar por largos períodos y hasta se repitieron, llevándonos a desprendernos de nuestra propia capacidad, o incluso a no entender el por qué de estar en nuestro camino.
Ante las situaciones así, muchas veces nos cerramos sofocados por no encontrar las soluciones deseadas, considerándonos incapaces, frágiles, derrotados, y huimos de todos y de nosotros mismos permitiendo que la tristeza nos convenza de que no tenemos suerte en la vida, porque todo parece convencerse de que estamos destinados a fracasar. Hemos quedado aún peor si alguien nos critica y apunta otros como ejemplo de superación, con la intención de dejar claro que no somos capaces.
Si consideramos que aprendemos a través de las lecciones, veremos en los desafíos esta oportunidad, buscando entender lo que ellos quieren enseñarnos para volverse mejores en cualquiera que sea el área en que se presenten. Es cierto que todos los que supieron aceptarlos y superarlos se hicieron mejores que antes. Sabemos que algunos de ellos fueron fruto de elecciones que hicimos de una manera consciente, pero hay sin duda los que ya traemos en nuestro histórico, que aun no entendiendo a principio sus causas, quieren enseñarnos a crecer en todos los sentidos de la vida. Necesitamos mirar los desafíos como una dádiva, acercándose a ellos una mirada más larga sin juzgar si somos mejores o peores que los demás, si son justos o no, y sí únicos en nuestro tiempo y entendimiento, buscando con atención entender lo que quieren nos dicen para alcanzar nuestros objetivos, o elevarnos en conciencia. Por lo tanto, debemos considerarlos como la verdadera oportunidad para alcanzar la transformación, que nunca será sólo externa, sino esencialmente interna, que nos permite los verdaderos cambios cuando los absorbemos con entendimiento. Podemos enfrentar un gran vendaval dentro y fuera de nosotros ante los desafíos en la vida, pero sólo a través de ellos crecimos y nos transformamos.
"Es necesario tener un caos dentro de sí para dar a luz una estrella centelleante".- Friedrich Nietzsche -