Los pequeños de la casa a veces son rebeldes y da mucho trabajo para hacer que se adapten y respeten las normas. Sin embargo, en ocasiones los hijos provocan serios problemas a sus padres, que se ven sobrecargados y superados por los comportamientos que presentan. Cuando la relación entre padres e hijos es deteriorada, tal vez estemos ante hijos tóxicos, también conocidos como tiranos. Entonces, el hogar se transforma en un ambiente hostil en donde los padres ya empiezan a sudar sólo de atravesar la puerta. Ellos saben que del otro lado estará un hijo exigente, tirano, hostil y que intentará subjuzgarlos para que hagan lo que él quiere. Pero cuanto más los padres intentan imponerse, más el hijo queda a la defensiva."Un hijo sin límites acaba convirtiéndose en un tirano."
Compartir Hijos tóxicos: ¿cómo reconocerlos?No se puede confundir aquellos hijos tóxicos con aquellos que mantienen conductas propias de su edad y fruto de una rebeldía totalmente natural. Por eso, hay algunas características que, si están presentes, deben ser cortadas por la raíz
, pues los límites son muy necesarios para evitar que los hijos se transformen en verdaderos tiranos. En este sentido, existen límites flexibles y tal flexibilidad siempre tiene que tener un punto en que aparezca la rigidez.Una de las primeras actitudes a las que tenemos que por límites son las desafiantes, aquellas que desafían a los padres a entrar en un juego de agresión y hostilidad constantes. La violación de las normas, el incumplimiento de los castigos y de las obligaciones son signos de alerta que deben tenerse en cuenta.
Además, es necesario abrir los ojos ante cualquier signo de querer mandar o ordenar a alguno de los progenitores.
El hecho de dejarles decidir la hora de comer o cuando ver la televisión, porque si no se ponen bravos o hacen birra, es algo que no se debe permitir desde que aparezca la primera insinuación de este tipo de comportamiento. Otras señales de alerta que no debemos olvidar son las actitudes caprichosas, la falta de empatía con los demás, la baja tolerancia a la frustración y la tendencia a tratar de manipular para alcanzar sus objetivos. Si usted tiene que sobornar a su hijo para que haga algo, está malcriando.Compartir
Los hijos tóxicos son fruto de una creación deficiente en aquello en que fueron malcriados.
Son el resultado de no poner límites, caer en sus chantajes y permitir que ellos ostenten un poder que no corresponde a la edad y madurez. Los padres tienen el poder y los hijos pretenden competir, ganar independencia, y esa es una tensión en la que muchos padres fracasan, pues se sienten incapaces de sostener. Entonces ceden y la tarea pasa de difícil a muy complicada, de necesitar un kilo de energía para demandar una tonelada.Muchas veces los padres son la causaEn la mayoría de los casos son los padres que causan esta toxicidad presente en sus hijos, por más duro que pueda parecer. Ellos crean superprotegiendo, no poniendo límites, creyendo ser sus amigos y no pasando tiempo de calidad con ellos, y el resultado es devastador.
Sin embargo,todo esto tiene solución.
Una solución más complicada que antes, que requerirá una mayor inteligencia y, en muchos casos, la ayuda de un profesional competente que ayude a los padres a rehacer esos límites ya crear estrategias para imponerlos. Límites adaptados a la situación, al nivel de madurez del niño y dirigidos desde el principio para comportamientos concretos.Así, los padres deben comenzar a crear límites claros y coherentes que no pueden ser cuestionados ni superados.
Es importante no intentar hacer que se cumplen a la base de premios, pero que el cumplimiento sea recompensado con el reconocimiento social, por ejemplo.
Hacerlo con premios o ofrecer recompensas podría desencadenar una nueva forma de manipulación por parte del adolescente, que sólo respetaría los límites cuando hubiera una promesa previa de recompensa. Ellos tienen que aprender que no siempre tiene que haber una motivación intrínseca para los comportamientos, que en muchas ocasiones su beneficio está en poder realizarlos. Cómo ayudar a alguien y sentirse útil; un beneficio que, por otro lado, será muy difícil de intuir, por lo que es esencial que lo experimenten.
Sin ninguna duda, será esencial concentrarse en el positivo y mejorar la comunicación con ellos.Así podremos conocer el origen de la actitud que ellos tienen. Tal vez se sientan heridos por estar muy ausentes y su manera de comportarse es la forma de castigar nuestra ausencia. Vamos a comunicarnos con ellos y entenderlos ... pues entender no tiene nada que ver con ser padres permisivos.
"No soy malo. Escucha y verás que detrás de mi mal comportamiento existe una necesidad. "-Anónimo-Lo importante a la hora de lidiar con los hijos tóxicos es no perder el control.
Debido a nuestras responsabilidades y preocupaciones, ignoramos las necesidades de los niños que piden cariño, afecto y tiempo de calidad. ¿Qué hacemos cuando se portan mal para llamar la atención o como consecuencia de una creación deficiente? Los castigamos aún más con peleas, recriminaciones y frases, o vamos al otro extremo y reforzamos ese comportamiento, dándoles lo que ellos exigen en aquel momento específico. Con paciencia, amor y no evitando los desafíos , al mismo tiempo fascinantes, que la educación de un niño nos exige, estaremos en condiciones de remover esa toxicidad
de que muchos niños se contagian cuando tienen más poder de lo que les corresponde. Ellos van a querer ese poder, y nuestra tarea es mantenerlo, por más que estemos cansados después de llegar del trabajo o independientemente de la falta de voluntad de tener que soportar una birra. Es en esas primeras luchas que vamos a empezar a moldear el destino de las discusiones que tenemos con ellos cuando entran en la adolescencia.