Ingratitud, frustración, rabia, decepción ... Sentimientos provenientes de expectativas sobre algo o alguien en situaciones en las que no se obtuvo el resultado deseado o imaginado.
Es común el ser humano poner sus expectativas en cosas, y principalmente en personas
El ser humano vive en la expectativa de que conseguirá una promoción en el empleo, de que será exitoso, de que puede contar con un amigo siempre, de qué fulano haría lo mismo por él y así sucesivamente. Usted ya se ha tomado pensando o actuando de esta manera? Muy probable que sí.
Las expectativas son fuentes de combustibles para alimentar a nuestra alma carente y mantenerse vivos ante tantas amarguras de la vida. Imaginamos situaciones incluso absurdas, con una mirada muy idealizada o optimizada demasiado, y esto no es tan malo así, siempre que se tenga un equilibrio. Sin embargo, el resultado real de lo que idealizó puede ser desastroso, generando diversos sentimientos negativos, como la ingratitud, la frustración, la rabia, y esto sí hace un mal enorme.
Esperamos demasiado algo que el otro no puede darnos. Si dejamos estos sentimientos tomar cuenta, el círculo vicioso está generado. Es como si una cosa fuera llevando a la otra. Yo creo, me imagino que va a suceder de tal manera.
No sucede como me gustaría, me frustrado, y para salir de este sentimiento, vuelvo a idealizar, pongo mis expectativas en otras cosas y personas, y todo vuelve a suceder de la misma forma.
Las vicisitudes en la vida son muchas, y si no estamos atentos a ellas, la tendencia es repetir sin darnos cuenta, por años y años. A partir del momento en que usted decide asumir el control de su vida, tomar la "píldora de la responsabilidad" sobre sus acciones, percibirá cuánto este peso de las frustraciones no tomará la proporción devastadora sobre su vida.La expectativa es suya, la idealización sobre algo o alguien fue suya, la responsabilidad sobre esto, por lo tanto, es más suya que del otro.
Disminuir las expectativas en relación a cosas y personas es un paso fundamental para crecer a sí mismo. Usted percibirá que sí, depende de algunas personas y de ciertas situaciones, pero que ellas no toman más cuenta de su forma de ser y estar. Su parte estará hecha, lo que cabrá a los demás es problema de ellos, y no más suyo. Usted pasará a actuar con el equilibrio de la razón y la emoción, real e ideal.
No es dejar de soñar, de ser optimista, de esperar del prójimo, pero de
saber ponderar hasta dónde van sus expectativas y hasta donde el otro puede suplirlas o no.
Es estar preparado para las respuestas que la vida o las personas le darán, no dejándose afectar de forma a "perder el suelo". Con el tiempo, probablemente después de mucho coger, usted verá cuánto es necesario. ¡Ser frustrado en nuestras expectativas es una de las maneras de madurar! "¡Amadurez con el paso de los d (años)!" Pero permanecer en el sufrimiento es opcional.