Empatía: el arte de comprender emociones

Podríamos definir la empatía como la capacidad de colocarse en el lugar del otro, de comprender su visión de la realidad, su postura y opiniones libres de prejuicios. La empatía puede ayudar no sólo a los demás, sino también a nosotros mismos. "La capacidad de colocarse en el lugar del otro es una de las funciones más importantes de la inteligencia. Demuestra el grado de madurez del ser humano. "

-A. Cury- ¿Qué es la empatía y para qué sirve?

La empatía es la capacidad de colocarse en el lugar del otro, de entenderlo, de intentar comprender lo que pasa en su mente, cómo y por qué se siente así, pero no desde nuestra perspectiva, pero

intentando pensar como él, con sus creencias y valores.La empatía parte de la aceptación, de comprender que los sentimientos de una persona son posibles en la situación en que se encuentra, aunque si fuésemos nosotros en la misma situación tuviéramos otro tipo de actitud. Dicho en palabras más simples y como un ejemplo, para nosotros puede no ser muy importante el hecho de no tener hermanos, pero para otra persona puede ser. En esta situación,

la persona empática colocaría de lado su "escala de importancia" para entender el sufrimiento del otroa partir de la "escala de importancia" de él.

El grado de empatíaHay personas que tienen facilidad natural para hacer lo que dijimos anteriormente , pero hay otras personas que no pueden hacerlo. Sin embargo, tenga cuidado! A veces confundimos la empatía con otro concepto que, a pesar de no ser el mismo, es una parte fundamental para que sea posible tener empatía. Estamos hablando del reconocimiento de emociones.

Nos referimos a reconocer la tristeza, la alegría, el miedo, la angustia.

Hay personas que son capaces de identificar rápidamente el estado emocional en que la otra persona se encuentra y hay otras que no logran hacerlo, exagerando un poco, incluso si escriben eso en la frente.Lógicamente, en este paso anterior existen muchas variables que influencian la parte más cognitiva de la empatía: la familiaridad que tenemos con la persona que demuestra la emoción, nuestro grado de cansancio, su predisposición comunicativa, etc.

La empatía tiene muchos aspectos positivos: facilita la comunicación, el consuelo, la resolución de problemas, etc. Pero también hay otro extremo: el negativo. Vivir continuamente "calzando los zapatos de los demás"

puede hacer que creemos una desconexión emocional con nosotros mismos,

lo que puede costarnos muy caro. Por eso, es muy bueno practicar y entrenar la acción mental de colocarnos en el lugar del otro, pero sin olvidar que la otra persona es que está en esa situación, sin caer permanentemente en ella. Los primeros que tienen que cuidar de nosotros somos nosotros mismos.¿Cuándo demostramos empatía?

Podemos ser muy empáticos, pero si no demostramos y no ponemos en práctica, eso no sirve para nada. Dicho esto, vamos a enumerar algunas ocasiones en que podemos utilizar la empatía:Cuando sabemos oír y comprender los sentimientos del otrosin estar tan dependientes de nosotros mismos y de nuestras propias palabras.

Cuando no usamos palabras para consolar.

También un abrazo, una palmadita en el hombro, un beso y una caricia nos hacen ser más empáticos.

Cuando estamos con alguien que tiene un problema y lo ayudamos, por ejemplo, con nuestro sentido del humor.

  • Cuando nos expresamos con delicadeza y cortesía.Cuando no mostramos actitudes de aburrimiento, irritación y cansancio ante lo que otros nos cuentan.
  • Cuando no hacemos un comentario, una broma o una broma que sabemos que va a molestar al otro.Cuando hacemos, por ejemplo, un anciano o un niño entienden que los entendemos.
  • Cuando ayudamos a resolver problemas y somos capaces de calmar a los demás.
  • ¿Cuándo no demostramos empatía? Por otro lado, también pueden existir momentos y situaciones en que no mostramos empatía:
  • Cuando creemos que nuestros problemas son los únicos que existen en el mundo.
  • Cuando no escuchamos a los demás.
  • Cuando juzgamos y hacemos comentarios que lastimamos.
  • Cuando no ofrecemos una sonrisa, un gesto amable o una caricia a los demás.

Cuando hacemos siempre algo por los demás con la esperanza de recibir algo a cambio.

La empatía es una buena habilidad para poner en práctica, pues nos permite comprender a los demás. Pero también es imprescindible tener cuidado al practicarla en exceso, para no desconectarse de nosotros mismos.