"No estás loco. Los locos son los que sostienen relaciones fallidas, los que pagan prestación de automóvil de lujo mientras que deben el alquiler, los que abandonan sus sueños para vivir de apariencias. Usted sólo es verdad. Y eso no es para cualquiera. "
- Pedro Augusto -
No es fácil ser auténtico y vivir las propias verdades en el mundo de hoy, en que las apariciones dictan las reglas y el status social sobrepuja la esencia humana. Aún más con la mirada persecutoria que permea las redes sociales, donde exponer un simple punto de vista sobre algo puede llevar a reprimendas y censuras de gente que apenas nos conoce. Por eso es que muchas veces llegamos a preguntarnos si realmente somos de ese mundo.Cuando somos gentiles, podemos ser vistos como alguien que tiene segundas intenciones. Cuando sentimos compasión por alguien, podemos ser juzgados como débiles. Cuando discrepamos de alguien, podemos ser ofendidos de la peor forma. Cuando nos permitimos tomar un tiempo sin hacer nada, podemos ser llamados perezosos.
Nunca antes había tanta gente lista para criticar la vida ajena. Nunca antes hubo tantos dueños de la verdad. En esta cara, muchos acaban temiendo, cada vez más, exponer lo que piensan, decir lo que sienten, vivir lo que son, de la forma que les conviene, aunque no estén atropellando a nadie en esa jornada, aunque nadie tenga nada que ver. con eso. Cansa leer los comentarios que inundan nuestras publicaciones; se cansa ser preguntado sobre estar o no solo, tener o no hijo, estar o no estudiando. Cansa tener que desviarse de los chatos de turno que siempre empacan el camino. Tendremos que concienciarnos de algo obvio:
nada de lo que decimos o hagamos agradar a todos, muy al contrario.Siempre habrá personas que nos contradigan y nos condenan, no importa la manera limpia y ética con que aplaudemos nuestras acciones, simplemente porque a muchos siempre será doloroso asistir a la felicidad ajena. Están ocupados demasiado con lo que les falta porque no tienen el coraje que tanto recriminan en los demás.
Aunque nos encontramos con censuras, reprimendas, juicios y toda suerte de obstáculos por delante, jamás saldremos perdiendo cuando nos disponemos a vivir aquello por el que vibra nuestros corazones, sin atropellar a nadie por ahí. Porque nada es más placentero que poder convivir con quien somos de verdad, sin el peso inútil de culpas y de arrepentidos cobardes. Vivamos!