Terminar una relación para que el otro reaccione no es una buena idea

Suele suceder.Hay personas que se atreven a terminar una relaciónno porque quieren que termine, sino porque esperan que esa actitud haga que la otra persona reaccione . Lo que esperan es que la persona, ante la inminencia de la pérdida, decida finalmente responder a sus necesidades emocionales, que han sido ignoradas hasta ahora. Se trata de un recurso extremo que puede funcionar inmediatamente, pero al mismo tiempo puede implicar grandes costes a largo plazo.La manipulación y el chantaje emocional no son la mejor manera de abordar los problemas en una relación

. Muy al contrario: acaban siendo pésimas alternativas, porque al fin de cuentas no propician la resolución del conflicto, sino que acaban el encubrimiento, aplazando y, la mayoría de las veces, agravando."Aislamiento, control, incertidumbre, repetición del mensaje y manipulación emocional son técnicas utilizadas para hacer lavado de cerebro".- Eduardo Punset-Los ultimatos y los falsos términos son un recurso de eficacia limitada.

Está bien, puede que con estos recursos usted pueda hacer que su pareja se comprometa (falsamente) a cambiar en algún ámbito, pero sólo para que usted revise su decisión. Sin embargo, al mismo tiempo usted está empezando a caminar en una lógica de condicionamiento y control que puede volverse contra usted en cualquier momento.
Terminar la relación como un cebo

La intención final de terminar con el compañero para que él reaccione no es otra que colocar a la persona bajo su control. En ese sentido, se trata de un comportamiento manipulador y de un chantaje emocional con todas las letras. La otra persona es colocada "contra la pared" y termina quedando sin una opción real para elegir. De ese modo, ella se rebaja y acepta quedarse bajo el control de la otra persona.

Este es un recurso pobre y lo peor es que sólo se utiliza cuando la persona tiene conciencia de que la otra siente afecto. Como ella sabe que es amada, lleva a otra persona a una situación extrema para que ella reaccione exactamente como ella quiere: poniéndose bajo su control. En otras palabras,

plantea sus necesidades por encima de cualquier cosa y deja al otro sin capacidad de reacción.La amenaza de perder a la persona actúa como un cebo. Si la víctima morder el cebo, lo que sucede a continuación es una forma de relación en la que la manipulación triunfó. De ahí en adelante, aunque la persona no quisiera, queda instaurada una lógica en la que es válido "jugar con el otro"

. Ya no es la espontaneidad, sino el cálculo, lo que determina el paso a seguir. Ya no es la sinceridad, sino las tácticas que definen el vínculo que une a la pareja.En el peor de los casos, lo que sucede es un error de cálculo. Usted termina con alguien para que ella reaccione suplicando para que eso no suceda y comprometiéndose a hacer lo que usted pida. Pero, a veces las cosas no salen como usted quiere y sucede exactamente lo contrario: la otra persona reafirma su valor y decide terminar la relación

para no ser víctima de manipulaciones. Entonces el peligroso juego puede volverse contra usted, y es justamente usted quien tendrá que retractarse. Al final de cuentas es usted quien acaba perdiendo.Aprenda a dar valor a sus palabras y accionesLo que muchas de las personas que utilizan este tipo de táctica olvidan es que, con ellas, no sólo están sacando el valor del otro, sino también de ellas mismas.

Pronto los demás van a aprender que lo que sea dicho por usted, o lo que usted haga, tiene un valor relativo. No es la expresión de lo que realmente piensa o siente, pero puede ser simplemente la manifestación de algún tipo de juego psicológico que está sucediendo. Así, el precio de estas manipulaciones y de estos chantajes es el de no poder tener una relación de confianza y real intimidad.A veces también ocurre que una relación termina prematuramente o sin

motivos reales para ello. Uno termina para que el otro reaccione y el otro, que no quiere dejarse manipular, acepta ese fin impuesto para no perder su autonomía. Ni uno ni otro se benefician con eso.Declarar fin a una relación bajo una lógica de poder no es una buena idea. Ciertamente algunos beneficios se pueden obtener, pero la pérdida es mucho mayor. Hace que la relación pierda su valor, que se vuelva "barato" y que, imperceptiblemente, deje de ser un vínculo que enriquece su vida.

Así, la unión se transforma en un elemento que genera ansiedad y dolor, algo que sustrae y no suma. Cuando esos tipos de manipulaciones y chantajes existen, tarde o temprano los papeles se van a invertir y se inaugurará una cadena de episodios en la que los dos se comportan más como rivales o enemigos que como pareja.Los conflictos en una relación duelen y aterrorizan, especialmente cuando son graves. Pero la única manera de resolver estos problemas es mirarlos de frente y buscando una forma saludable de abordarlos. La comunicación es siempre una excelente opción.Tener una conversación con toda la sinceridad del corazón siempre propicia entendimiento.Si no es así, ciertamente es porque, en realidad, se trata de una relación que no tiene oportunidad de crecer. Entonces sí vale la pena terminar, con el propósito de que la vida de ambos va a mejorar.