El miedo a la soledad y la ansiedad son temas recurrentes. Y lo son porque corresponden a dos de los grandes males de nuestra época. Cada vez más personas se sienten solitarias y no están satisfechas con eso, pero tampoco saben cómo evitar; para ellas es un problema, pero no encuentran una manera de solucionar o de vivir con eso sin ser sobrecargadas. También aumenta el número de personas que experimentan ansiedad en su día a día. A menudo, ambas realidades aparecen juntas.
En muchas ocasiones todo comienza como un miedo a la soledad. No es estar solo en sí, sino un sentimiento semejante al abandono, una ansiedad imprecisa. Si el miedo crece y se vuelve muy intenso, se origina la llamada "angustia existencial". Esta es una sensación constante de estar amenazado o habitada por el vacío. "El hombre grande es aquel que, en medio de las multitudes, mantiene, con perfecta dulzura, la independencia de la soledad". En general, estos estados llevan al insomnio ya las noches sin conseguir dormir: un lugar propicio para alimentar cientos de pensamientos dispersos e inquietantes que vuelan donde la inercia los conduce por nuestra cabeza. También lleva a una cierta inhibición frente a los demás. Usted se relaciona con los demás de una manera tensa. Y si el vínculo se fortalece, usted fácilmente se vuelve exigente y dependiente. Volviendo a la ansiedad ...
Lo que hay detrás del miedo a la soledad
A veces el miedo a la soledad no es tan evidente. Por ejemplo, cuando las personas llenan su agenda hasta explotar, todo con el objetivo de no dejar un solo minuto libre. Lo que realmente no quieren es dar espacio para momentos en que estén solas, sin una buena excusa. Se escapan de sí mismas.
¿Qué esconde ese miedo de no tener a alguien del lado?
En muchos casos, lo que existe es un conflicto no resuelto, que viene de la infancia.
En estos primeros años somos muy vulnerables, y cualquier experiencia de rechazo o abandono deja grandes marcas: heridas abiertas que no cicatrizan por falta de cuidados. Tal vez alguna figura amada no estuvo allí. Y en ese vacío se instaló un miedo reprimido. Al estar solos, es posible que nos reencontremos con esas sensaciones dolorosas y angustiantes, que la percepción que adquirimos del mundo permanezca muy presente hoy. También puede suceder que el miedo no esté dirigido a la soledad como tal, sino a alguna faceta de nosotros mismos.
Tal vez exista algo que no queremos ver o reconocer. Es por eso que evitamos esos encuentros con lo más íntimo de nosotros, lo que sólo puede ocurrir en la soledad. También podemos haber formado una opinión muy negativa sobre estar solos. Tal vez no hayamos realmente experimentado y evitamos eso, porque no conocemos las ventajas de ese estado. De la misma forma, la soledad se vuelve perturbadora cuando nos percibimos como personas incapaces de enfrentar la vida. Necesitamos otra persona para apoyarnos.
¿Cómo salir de la cerca impuesta por la soledad? La ansiedad causada por el miedo a estar solos puede ser tratada y diluida. A veces basta con comprobar la situación y hacer algunos ajustes en el estilo de vida. Otras veces requiere una consulta profesional. En cualquier caso, hay algunas medidas que es saludable tomar:
Revisar los hábitos. Las costumbres como depender mucho del celular o del ordenador contribuyen al aislamiento y, con él, a la ansiedad. No hay nada mal, sino muchas cosas positivas, en desconectarse por unas horas.
No idee la compañía de los demás.
Tal vez sin darse cuenta de que usted ha asumido que la compañía de los demás cambia completamente su estado de ánimo. Observe si este es el caso. Refleja los aspectos positivos de la soledad.
- Reserve un momento para pensar sobre los aspectos gratificantes que la soledad podría tener. ¿Qué podrías hacer solo que te encuentras interesante, divertido o agradable? Fortalice su círculo de amistades.
- Usted verá que profundizar en algunos vínculos le hace sentir menos miedo de estar solo. Las relaciones cercanas protegen emocionalmente. Estar solo no es estar preso.
- Intenta ir al cine, o hacer algún otro programa, sin compañía. No se condene a dejar de salir sólo porque está solo.Uno de los aspectos más negativos de esta soledad ansiosa es que ella lleva a establecer vínculos poco genuinos con los demás.
- Se busca compañía para reducir la incomodidad, pero no para cultivar relaciones auténticas. Para empezar a relacionarse con los demás sanativamente primero usted necesita aprender a estar solo. Piense que, al menos en parte, el miedo a la soledad es también un miedo a la vida, porque la única persona que nos sigue por todas partes somos nosotros mismos.