Para los que ya no están, a los que duermen en nuestros corazones

Si hay algo para el cual la vida no nos prepara, es para la muerte. ¿Cómo lidiar con el vacío que dejan los que ya no están entre nosotros? Nuestro corazón está acostumbrado a aspirar soplos de energía, de vitalidad, de recuerdos felices y alguna u otra decepción.

Ahora, ¿cómo asumir el vacío, la ausencia, la no compañía de aquellos que fueron tan significativos en nuestro día a día? Eso es algo para el que nadie nos instruye, algo que casi nadie asume que puede suceder. La muerte es un vacío en el corazón, una herida abierta en el día a día. Surge de improviso y sin derecho a despedidas; cuando en realidad, debería ser como una serena despedida en la plataforma de un tren, donde se permite una última conversación y un largo abrazo.

CompartirEstoy seguro de que actualmente cuenta con más de una ausencia en su mente, vacíos en su alma que usted anhela cada día. ¿Existe una forma correcta de asumir la pérdida de un ser querido?

La respuesta es no.

Cada uno de nosotros, dentro de nuestras peculiaridades, dispone de estrategias que serán más útiles que otras. Sin embargo, existen algunos asuntos existenciales que le invitamos a conocer ahora. Sólo deseamos que le sirva de ayuda, porque recuerde:

quien se va, nunca lo hace completamente. Continúa existiendo en sus recuerdos y durmiendo en su corazón. Formas de decir adiós en su corazón, formas de asumir la ausencia

Hay varios tipos de pérdidas.

Una larga enfermedad permite, de alguna forma, prepararse para el adiós. Desafortunadamente, también hay pérdidas inesperadas, crueles e incomprensibles, tan difíciles de aceptar. Usted se fue sin decir adiós, sin darme la oportunidad de cerrar las heridas, de decirte palabras que nunca pude regalar en voz alta. Sin embargo, tu recuerdo es esa llama que no se apaga y que ilumina mi presente, me acompaña, me involucra ...

Compartir Pocas vivencias como perder un ser querido despiertan en nosotros tanto sufrimiento emocional. Nos sentimos tan sobrecargados que el más común es quedarse paralizado.

El mundo se obstina en seguir avanzando, cuando para nosotros, todo está detenido de forma abrupta. Usted tampoco extrañará saber que las pérdidas se conciben como momentos vitales en que se incluyen muchas otras dimensiones más allá de lo emocional.

Existe sufrimiento físico, una desorientación cognitiva e incluso, una crisis de valores , especialmente si usted sigue algún tipo de filosofía o religión.Esto sucedió con nosotros, y como tal,

es necesario asumirlo, y de alguna forma "reconstruir". Este proceso, como usted ya sabe, conduce a un duelo, que generalmente suele durar algunos meses. Vivirlo es algo necesario, nunca olvidar a la persona querida, pero aprenderemos a vivir con esa ausencia. Veamos ahora las fases más comunes del luto:

Fase de la negación:

  • no podemos asumir lo ocurrido. Luchamos contra la realidad y la negamos. Fase de la revuelta, ira y rabia:
  • es muy común estar rebelado con todos y con todo, buscamos un por qué, una razón por la cual la pérdida ocurrió. Es algo normal que puede durar algunos días o semanas.Fase de la negociación:
  • esta etapa es vital para superar la pérdida. Después de la incomprensión viene un pequeño acercamiento a la realidad. Aceptamos hablar con otras personas e incluso con nosotros mismos. Vemos todo con un poco más de calma.Fase del dolor emocional:
  • imprescindible, catártica y esencial. Cada uno la hará de su manera, hay quien encontrará alivio en las lágrimas, otros buscarán la soledad para ir soltando poco a poco ... es algo necesario.Fase de la aceptación:
  • después de la rabia, después de esa primera aproximación a la realidad y posterior descarga emocional, la aceptación va llegando con calma. La necesidad de que cada uno de nosotros viva el duelo es algo tan importante como dejarse ayudar.

Quien no acepta, quien no libera y aprende a dejar a los que ya no se vayan, queda encallado en un dolor que le impedirá seguir avanzando. Aceptar la no permanencia, aprender a "dejar ir" a los que ya no están

Podríamos hablar de la necesidad de estar preparados para la adversidad, pero en realidad, se trata de algo mucho más simple:

asumir que no somos eternos, que la vida se hace de momentos para ser vividos con intensidad, porque no hay una cuota permanente en este mundo.Aceptar la pérdida no es olvidar, y las risas futuras o felicidad tampoco significan querer menos a quien ya no está presente. Se trata de integrarlos en nuestros corazones, en armonía, en paz ... forman parte de lo que eres, de lo que piensas y lo hace. Compartir

También sabemos que para muchos, algunas de estas palabras no servir de mucha ayuda. Hay pérdidas no naturales, ningún padre debería perder un hijo

, y ninguna persona debería perder a su compañero, esa parte de su corazón que le da vida, fuerza y ​​coraje.No es fácil, nadie nos ha advertido que la vida nos traerá esos momentos de dolor. Y, sin embargo, estamos obligados a vivir,porque este mundo es implacable, fluye rápidamente y casi sin pausa nos obliga a seguir respirando.

Y no dude, usted debe hacerlo. Por ellos, los que ya no están, y por ti mismo, porque vivir es honrar a quien amaste, llevándolos cada día contigo, sonriendo por ellos, caminando por ellos. Abra su corazón y permita seguir adelante, para brillar por ellos.