¿La competencia social influye en la forma en que nos sentimos? Responda usted mismo: ¿cómo se sintió cuando logró comunicarse efectivamente con otra persona o cuando trató una discusión de forma que la relación no se deteriorara? Y ahora ... ¿qué emociones surgieron cuando todo esto salió mal?
De hecho, esta habilidad para establecer y mantener buenas relaciones con otras personas influye en nuestro estado emocional y nuestro bienestar. ¿Cuál es el lado bueno de eso? No se trata de algo rígido, sino que puede ser mejorado. Continúe leyendo para saber más sobre cómo relacionarse de manera más inteligente con los demás.
"El ingrediente más importante en la fórmula de éxito es saber si dar bien con las personas."
-Theodore Roosevelt-
La importancia de la competencia social
En nuestro día a día nos comunicamos con otras personas de forma constante. Sea para pedir un café, para hablar con un colega sobre un proyecto de trabajo común o para decirle a nuestro compañero cuánto lo amamos. Las situaciones de interacción social son muchas y muy variadas en nuestra vida cotidiana. Por otro lado, su grado de éxito dependerá de cuán inteligentes o astutos sea a la hora de desarrollar nuestras habilidades sociales. Así, marcaremos la diferencia entre obtener y mantener relaciones de pareja, familiares y de amistad satisfactorias o no. Pero no sólo eso, tener una buena competencia social nos permitirá interactuar eficazmente con diferentes profesionales y trabajar de forma más coordinada con nuestros colegas. Además, podemos resolver conflictos mejor o hablar en público de forma amena y relajada.
"La amistad sólo podría ocurrir a través del desarrollo del respeto mutuo y dentro de un espíritu de sinceridad."
-Dalai Lama-
También conseguiremos que nuestros hijos se desarrollen de forma más sana. En suma, alcanzaremos un desarrollo integral a nivel personal.
¿Por qué? Porque una competencia social adecuada implicará un mayor bienestar emocional y un mejor ajuste psicológico; así como una mayor competencia a nivel profesional y mejores redes de apoyo social. La comunicación: clave en la competencia social Las capacidades comunicativas -y su nivel de desarrollo- son lo que determinan en gran medida nuestra competencia social.
Un concepto clave en este sentido será la asertividad. Esta es una forma de comunicación en la cual la persona es capaz de expresar sus pensamientos y opiniones, pero teniendo en cuenta las de los demás, en contextos que tal vez no sean más favorables para ellos. Es decir, es un ingrediente en la comunicación que, bien gestionado, respeta tanto al usuario como a los demás.
Es el equilibrio entre una comunicación agresiva (con la que sólo intentaríamos proteger nuestros derechos) y una pasiva (en la que sólo intentaríamos proteger al de los demás). Una parte esencial de ello es asumir la posibilidad, tanto por nuestra parte, así como la de los demás, de decir "no" ante una petición. Además, es muy importante poner en práctica las diferentes habilidades sociales. Esas son las diferentes conductas que nos permiten responder eficazmente a las interacciones con otras personas. Para eso, es esencial escuchar y atender lo que la otra persona nos dice, sin asumir que sus actos atiendan a los motivos que imaginamos ser más probables.
En ese sentido,
también será necesario expresar lo que sentimos y pensamos. Así como nosotros, nuestros interlocutores no son adivinos, por eso, explicar nuestra posición facilitará la relación. Ser capaces de iniciar, mantener y finalizar las conversaciones cuando es necesario es uno de los fundamentos de nuestra competencia social. "Cuando la gente habla, escuche completamente. La mayoría de la gente nunca escucha. "
-Entring Hemingway- Otros factores que influencian la competencia social Conseguir comunicarse con eficacia es el objetivo final cuando nos disponemos a mejorar nuestra competencia social. Además, para alcanzar ese objetivo, también necesitamos ser habilidos en otras áreas que ayudarán a hacer que nuestras relaciones con los demás sean de calidad y satisfactorias.
Un ejemplo de esto es
tener un comportamiento pro-social y voluntad de cooperar.
Es decir, ser capaces de realizar acciones a favor de los demás, aunque no nos hayan pedido. Esto no quiere decir que dejemos de preocuparse por los problemas que nos afectan y que lo hagamos de forma radical, sino que encontremos un equilibrio entre los dos intereses, de modo que, al final, todos queden satisfechos.
Por otro lado,
es importante ser capaz de prevenir y resolver problemas. Identificar, anticipar y enfrentar conflictos efectivamente nos ayudará a encontrar la solución que mejor satisfaga a todas las partes de la manera más pacífica y justa posible. ¡Trabaje todas estas habilidades y mejore su competencia social!