El estrés y la ansiedad son a menudo vistos como respuestas muy similares y que a menudo se confunden, ya que tienen una cierta similitud en la activación psicofisiológica. Sin embargo, son respuestas diferentes y sus implicaciones para la salud también son distintas, aunque la activación de ambas se presenta para dar una respuesta a una determinada situación.
Los diversos trastornos de ansiedad y los problemas de estrés normalmente tienen impactos negativos en la salud.La intensidad y la duración son factores que hacen la diferencia entre estas dos respuestas, que al principio aparecen como un mecanismo de defensa.
La respuesta al estrés
La respuesta al estrés nos da más recursos para enfrentar situaciones que no son habitualesy se presentan como algo excepcional. Ella nos moviliza como una señal de alarma para que prestemos atención a lo que es importante para nosotros.
Lo que nos perjudica es su duración, cuando el estrés se mantiene por un largo período de tiempo.Esto ocurre cuando percibimos el ambiente como una amenaza, y hacemos una evaluación negativa de las competencias o de los recursos que tenemos para lidiar con ese tipo de situación. Es cuando nuestro sistema inmunológico sufre y debilita conduciendo a problemas de salud y varias enfermedades.
Nuestra respuesta al estrés aparece en la percepción que tenemos de la situación, de las demandas objetivas del medio, y de los recursos que creemos tener que atienden a esas demandas.
Si tenemos una mala percepción de nuestras habilidades, confiando en nuestros recursos con moderación, será más probable que ocurra el estrés en diferentes situaciones.
La respuesta a la ansiedad
Esta activación de nuestro organismo a una situación de riesgo puede provocar al principio una reacción de miedo o ansiedad; cuando esta activación se mantiene por un largo período de tiempo sin recuperar los niveles de antes del inicio de la situación, entonces estamos hablando de estrés.
Por ejemplo, un estudiante antes de una prueba muy importante experimenta un aumento en su activación, producido por la ansiedad, para poner toda su energía en lo que él considera importante.Si en el momento en que la prueba se completa esta activación se mantiene, pasando de una situación a otra, se convierte en un estrés inadaptado, y, por lo tanto, trae consecuencias negativas para la salud, con repercusiones también en todas las otras áreas de la salud su vida.
La ansiedad también se manifiesta como una respuesta adaptativa al principio, para dar una respuesta inmediata a una situación de riesgo. Se trata de una reacción situacional limitada en el tiempo, de modo que la ansiedad se manifiesta como una señal de alerta, con gran intensidad,al contrario de la respuesta alarmante que caracteriza el estrés.
La ansiedad se considera una respuesta emocional que tiene diferentes niveles de activación; filogenética surge en los seres humanos como un mecanismo de defensa, para prepararnos antes de un evento importante, ya sea peligroso o deseable. Es una respuesta esencial para la supervivencia como especie.
La diferencia entre la ansiedad y el miedo
La diferencia que existe entre esta respuesta emocional y el miedo reside esencialmente en el hecho de quela ansiedad ocurre con la anticipación de algo que puede suceder, preparándose para un cambio o amenaza futura.
Por otro ladoel miedo es algo que está sucediendo en el momento, un peligro presente, donde la rama simpática del sistema nervioso autónomo es activada.
Los trastornos de ansiedad ocurren después de la activación de ciertos estímulos que no constituyen un peligro real, exactamente como ocurre con muchas de las fobias; entonces,hay una activación excesiva e inadaptada en relación al medio, ya que no hay posibilidad real de daño físico.
La importancia de la relajación para el estrés y la ansiedad
Aprender técnicas de relajación y respiración puede ayudarnos a reducir la activación excesiva, lo que nos provoca el surgimiento del estrés y la ansiedad. El actual ritmo de la sociedad en que vivimos proporciona muchas respuestas de este tipo, que acaban de ser crónicas. Por eso, es imprescindible la utilización de estrategias para calmar nuestras mentes y nuestra activación fisiológica.
Existen técnicas como el entrenamiento autógeno, relajación progresiva, respiración abdominal, biofeedback, etc., que
pueden ser utilizadas como un recurso personal para compensar los efectos negativos del estrés y de la ansiedad . Además, también pueden servir como una medida preventiva, que reduce los niveles de activación en situaciones que ya han dejado de ser amenazadoras.