Canse de tratar de entender quién está a mi lado, quién está contra mí o quién está sobre el muro por miedo a posicionarse.
Decidí librarme de todo y todos que quitaban mi paz. Me convertí indiferente a opiniones ajenas, y poco me importa con críticas destructivas, principalmente venidas de personas hipócritas, demagogas, que viven de mentiras.
No necesito probar nada a nadie, no necesito ser aceptado o complacer a todos. Mi conciencia está tranquila, porque soy exactamente lo que quiero ser.
Lealtad para mí no es simplemente una palabra, es un estilo de vida, una regla
Mi vida cambió cuando simplemente dejé de importarme con todo lo que no es de hecho importante. Yo no cambié a causa de un amor, o una desilusión, no yo no mudo por ti ni por influencia de nadie.
Yo cambié porque percibí que la vida era demasiado corta para condicionar mi felicidad a personas y acontecimientos externos. Yo finalmente entendí que la única persona capaz de transformar la soledad en compañía, la tristeza en la alegría, el dolor en el amor, era, y siempre fue, yo misma.
Aprendí a vivir un día a la vez, a veces con mucha sensatez, a veces haciendo todo mal, porque tengo muchos defectos para ser perfecta, pero soy muy bendecida para ser ingrata. Y fue errando que aprendí lecciones maravillosas sobre la vida, sobre la gente, sobre el amor, sobre el dolor, y lo más importante, sobre mí, sobre quién soy de verdad.
No tengo mucho, pero tengo paz. No soy mejor que nadie, pero soy mucho mejor que ayer.