Ya no tengo edad para quedar en la voluntad

Al final de cuentas, casi sin saber cómo, ese día finalmente llega. Algo en nosotros despierta para decirnos que ya no tenemos edad para quedarnos en la voluntad, que los medios-abrazos ya no valen, ni los intentos por la mitad o las noches sin Luna. Al final, siempre llega esa etapa en que los miedos caen y los límites dejan de tener abismos para alcanzar las oportunidades.Dice Jorge Luis Borges en el epílogo de sus "Obras Completas" que somos nuestros pasados, nuestra sangre, todos los libros que leemos y todas las personas que conocemos. Sin embargo, tendríamos que añadir algo más a esa lista:

también somos lo que no pudimos hacer a la hora correcta. Somos esos vacíos, esos intentos fracasados ​​en que quedó la voluntad ... aquella que pesa mucho más que los errores cometidos. "El fracaso es la oportunidad para empezar de nuevo con más inteligencia."

-Henry Ford- Convencernos a nosotros mismos de que los trenes siempre pasan a aquellos que saben esperar es poco más que un triste espejismo, una frase demasiado banal en los manuales de autoayuda.

Los acontecimientos tuvieron su momento, su oportunidad mágica, que desapareció como humo escapando a través de una ventana abierta . Ellos nunca volverá a suceder. Sin embargo, en cada nuevo amanecer se abren nuevas puertas por donde entran vientos más frescos y espacios más nítidos donde nos acercamos con actitudes renovadas.Antes de decirnos a nosotros mismos que

"mi edad ya no me permite"o"esas cosas no son para mí",tenemos que ser capaces de desapegar de esa triste melancolía para recuperar el hambre, el deseo y el placer de vivir con las manos llenas y el corazón encendido.La voluntad nos impulsa a salir de nuestra zona de confort

Ya no tenemos más paciencia para quedarse sólo con la voluntad o para mostrar el hermoso mar dentro de nosotros para personas que no saben nadar, que no entienden el lenguaje de nuestras olas. Llega un momento en que detestamos el bullicio de la rutina, porque lejos de darnos seguridad, ella parece un triste invierno donde nunca llega la primavera, y mucho menos las sugestivas noches de verano.

No importa la edad que aparece en nuestra carnet de identidad, pues es el propio corazón que lleva la verdadera juventud, aquella que aún anhela por nuevas experiencias, nuevos sabores. Tenemos ganas de algo, pero ... cómo dar forma a esa necesidad vital? ¿Cómo cruzar las fronteras de nuestra rutina? Puede parecer un poco contradictorio, pero a veces podemos transformar nuestro sufrimiento o nuestras preocupaciones en nuestros verdaderos aliados para ir más allá de nuestras áreas de seguridad. Muchos de nosotros pensamos todavía en el término "zona de confort" como una reliquia de la psicología motivacional de los años 80 que tanta bibliografía creó. Sin embargo, aquella teoría que comenzó en un principio para descubrir cuál era el rango de temperatura ambiental en que una persona se siente cómoda demostró algo aún más interesante: el ser humano está programado para buscar espacios neutros donde se siente seguro. Sin embargo, esta seguridad no siempre hará que seas más feliz. En algunas ocasiones, surgen nuevas necesidades de vida.

Compartir Perciberse que nuestras zonas de confort se quedaron pequeñas sin duda nos hace querer superar los límites de nuestros miedos en busca de nuevas oportunidades. Porque a veces abrazar nuestras preocupaciones y sufrimientos es el único medio de garantizar las bases del progreso. Los círculos de su vida y las nuevas oportunidades

Vamos a ver por un momento el curso de nuestra vida. Lo más probable es que usted lo haya hecho imaginando una línea recta. Su pasado queda en sus espaldas, con todo lo que usted dejó escapar, con todos sus intentos fracasados ​​y sus caminos nunca explotados. Por otro lado, suspendido en la punta de su nariz y bien delante de usted, se abre sin duda el futuro, donde surgen todas las oportunidades de progreso arriba mencionadas.

Bueno, en realidad no deberíamos pensar en nuestra vida de este modo: lo ideal es verla en círculos. Peter Stange es un famoso científico e ingeniero de sistemas que define nuestro mundo y nuestra existencia como un bellísimo sistema de círculos conectados entre sí. Casi en forma de mandala.Son círculos que empiezan y terminan y que, a su vez, se entrelazan de una forma maravillosa unos con otros.

Pensar en nuestra vida de esa manera nos invita sin duda a reflexionar sobre varias cuestiones. La primera idea que debemos deducir de esta propuesta es que

las oportunidades perdidas de ayer, los errores o los intentos fracasados ​​del pasado forman parte de un ciclo que ya ha terminado

. Ver que existe un inicio y un final en este ciclo nos invita, sin duda, a iniciar un ciclo nuevo con mayor solidez, sabiduría y esperanza.En este paso en que usted se encuentra ahora, cualquier cosa es posible

: es un círculo abierto donde usted vuelve a ser receptivo / a a todo a su alrededor. Las oportunidades son múltiples y evidentemente sabes de una cosa: no vas a estar en la voluntad. Todo lo que se ha vivido en su pasado no se queda en sus espaldas, pero te envuelve para servir de referencia, para recordar qué puertas no merecen ser cruzadas y por qué umbrales debes pasar con total seguridad. Vivir es, al fin de cuentas, construir una preciosa mandala en que todo está en movimiento. Usted elige los colores ahora, no quede sólo en la voluntad de construir la felicidad que usted desea y sueña.