Sólo quien le gusta comprender los motivos detrás de sus silencios

No basta el amor, lo que buscamos es el amor que tiene "una fragancia de verdad". De permanencia, pero también de imprevisibilidad. Buscamos el amor en las personas a las que entregamos el nuestro, también lo buscamos en nosotros porque necesitamos soportar toda la vida. ¿Qué mejor manera de hacerlo con amor?

El hecho es que el amor tiene que ver con todas nuestras emociones: con la alegría de encontrarlo, con la tristeza por la distancia, con la rabia por la traición, con el temor de la pérdida, con el disgusto de la ausencia y con la sorpresa (porque por más experiencias que acumular, siempre habrá algo que aprender). Quien nos gusta comprender el dolor que existe detrás de nuestra sonrisaLas personas que nos gustan nos acompañaron para bajar en las profundidades

, cogiendo nuestra propia mano en aquellos momentos en que todo parecía perdido: lo que invertimos y lo que antes aspirábamos. Incluso en el presente, que se deshace en nuestras propias manos.

Porque superaron todas estas pruebas y soportaron el peso de la esperanza con nosotros, podemos decir que son personas que nos entregaron su verdadero amor.Sin condiciones, con una confianza llena de fe: porque no sólo mueve montañas, pero también mueve corazones en sístoles y diástoles. En la risa y en el (por) venir de la vida.

Es el hecho de conocer la historia lo que las hace sonreír con nosotros. Nos vieron llorar de rabia, dar golpes en el vacío, cubrirnos con la manta hasta la cabeza rechazando todo lo que hubiese afuera, incluso ellas mismas. Compartir Por otro lado,

las personas que nos gustan de nosotros desconsideran nuestras máscaras.Tal vez un desconocido no sepa diferenciar cuál de nuestras sonrisas esconde alegría y que trae tristeza o nostalgia. Es el hecho de haber pasado tiempo con nosotros y de habernos dado atención lo que les confiere este poder.

Quien nos gusta comprender el amor detrás de la rabia Las personas que nos gustan saben la rabia que podemos acumular al sentirnos invadidos por la decepción o al sentirnos traicionados. Son los amigos y la familia los que se juntan a nuestro alrededor cuando nuestro compañero falla, la misma cosa hace nuestro propio compañero cuando los amigos o la familia lo hacen. Quien nos gusta de nosotros comprende nuestras rabias y nuestras aflicciones. Entiende las razones que se esconden detrás de las noches en claro y de las visitas al vacío en medio de la penumbra. Además, nuestra propia rabia suele ser la suya, porque cuando confiamos, ellos también confían. Nuestro amor no deja de ser una brújula para el amor de los demás.

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Justamente por entender nuestra propia rabia,

saben donde tocarnos, que muelles existen en nuestra propia mente y nuestras costumbres que nos puedan devolver la paz. Una paz que se llevó "lo que se fue" o "lo que está saliendo" sin que tenga vuelta. Además, cuando estamos llenos de rabia no suele ser una compañía agradable, y ellos, en estos casos, prefieren seguir disfrutando, de verdad, que seguir su propio impulso de dejarnos.

Quien nos gusta comprender las razones que existen detrás de los silencios El hecho de que alguien sabe interpretar nuestros silencios tal vez sea la prueba de amor más limpia, más pura, porque penetra en el conocimiento más profundo. El de comunicarse a través de una mirada, una caricia o un gesto con las manos. Sólo quien nos entregó su propio amor sabrá leer ese todo lo que decimos sin pronunciar palabra alguna.Porque a veces rasgar el aire con la voz implica un esfuerzo descomunal.

Tal vez exista alguien delante de quien no queremos desnudarnos, tal vez simplemente no tengamos las palabras. Pensamos que el que nos ama sabe cómo somos y que con esta información y la de la situación en la que no son necesarias palabras.

Como hemos visto en este artículo, sólo aquellos que nos aman de verdad entienden el dolor que a veces escondemos detrás de una sonrisa, el amor que existe detrás de la rabia que manifestamos, y las razones que enmascaran nuestros silencios. Por eso, el amor es un bien tan apreciado.