Dormir como un bebé es un lujo que no todo el mundo puede proporcionarse. Significa tener un sueño profundo y reparador todos los días. Viene aumentando el número de personas que no logran disfrutar de ese descanso continuo. El insomnio es un mal de nuestra época.
Todo esto es un verdadero problema porque muchas actividades del día a día dependen de un buen descanso. Cuando alguien puede dormir como un bebé, hay más lucidez y energía para enfrentarse a la jornada. También logra una mayor consolidación del aprendizaje y protege la memoria de largo plazo. Por eso la importancia de contar con un buen descanso.
Por otro lado, el sueño reparador también contribuye a hacer una "limpieza" dentro del organismo. El sistema nervioso elimina toxinas gracias al hecho de que optimiza los procesos metabólicos. Por todo ello, vale la pena trabajar para tener un descanso mejor. Aquí hay cinco consejos que pueden ayudar a todos los que quieran empezar a dormir como un bebé. "¡Qué agradable es dormir tranquilamente mientras a lo lejos los árboles se balancean y las aguas siguen su camino!"
-José Zorrilla-
1. Transformar el descanso en un ritual
La ritualización del descanso significa / implica crear rutinas estables antes de acostarse .
Estas rutinas deben estar enfocadas en disminuir la tensión acumulada durante el día. Probablemente cuando el día termina todavía estamos con muchas cosas en la mente. Recuerdos o restos de lo que sucedió. Entonces, la idea es conseguir vaciar la mente incorporando una serie de rutinas. El ritual del descanso comienza antes de ir a la cama. Puede incluir, por ejemplo, una lectura ligera, un baño de agua tibia o simplemente una sesión de respiración profunda.
Lo importante es que esos rituales se van internalizando y comiencen a operar como un mecanismo automático que nos deja listos para el momento del sueño. Esta es una de las mejores estrategias para conseguir dormir como un bebé. 2. Cuidar el ambiente del sueño El ambiente influye, y mucho, en la calidad del sueño.
Hay tres aspectos que desempeñan un papel relevante: el ruido, la iluminación y la temperatura.
Cualquier desequilibrio en alguno de estos tres aspectos acaba siendo un obstáculo para dormir como un bebé. Por otro lado, es importante utilizar la cama sólo para dormir, para desconectarse. No es una buena idea leer, ver la televisión o quedarse vagando por internet bajo las sábanas.
Puede ser muy cómodo hacer esto, pero lo más probable es que después sea más difícil tomar el sueño. Condicionamos ese lugar de descanso a un lugar en el que estamos activos y estimulados, y no relajados y tranquilos. 3. Ajuste de tiempos y ritmos Para dormir como un bebé es necesario reducir el nivel de actividad unas horas antes de ir a la cama.
Es decir, ir haciendo que las actividades enérgicas sean gradualmente sustituidas por otras más pasivas. Esto se relaciona con el primer punto: proyectar rituales destinados a disminuir nuestro nivel de activación.
En este aspecto, también incluimos la actividad digestiva. Lo ideal es no comer nada dos horas antes de acostarse para dormir. También no debemos beber nada que sea difícil de digerir. En particular, no consumir alcohol. Que causa un efecto relajante a corto plazo, pero también afecta el sistema nervioso y acaba saboteando el sueño reparador.
4. El ejercicio nos ayuda a dormir como un bebé Si hay algo que ayuda a dormir como un bebé, es un poco de ejercicio antes de ir a la cama. Como la idea es disminuir el ritmo de actividad, lo que se debe hacer es un ejercicio moderado.
Un pequeño paseo puede servir. Nada intenso.
La función de este ejercicio antes de dormir es proporcionar relajación muscular y ayudar a eliminar los posibles rastros de tensión que aún están presentes. Unos diez minutos de ejercicio son suficientes para que, al terminar, nuestro tono muscular puede disminuir más que al inicio de la actividad. 5. Relajación
Las diferentes técnicas de relajación pueden ser una ayuda muy útil para alcanzar nuestra meta de descansar mejor. No necesita ser algo complejo ni va a existir una única práctica mejor para todo el mundo. Por ejemplo, podemos experimentar hacer ejercicios muy leves con los que intercalamos períodos breves de aumento de la tensión muscular (inspirando) con otros de gran relajación (expirando). Es una forma simple de tranquilizar la mente y el cuerpo para que estén predispuestos al descanso.
A veces basta con separar cinco minutos y elegir un lugar solitario para respirar profundamente.
Es positivo aprovechar ese corto instante para intentar dejar la mente en blanco, agradeciendo por lo que fue vivido durante el día y dejando que se vaya. Todas estas técnicas forman parte de lo que se conoce como "higiene del sueño".Son un método eficaz para conseguir dormir como un bebé. Requieren un poco de dedicación, además de constancia. No es algo que se logra de la noche a la mañana, pero si las técnicas se aplican hasta convertirse en rutina, verás cómo poco a poco el tiempo de descanso comienza a rendir más.